POV AYSEL—Nana —dije, recordando la triste melodía que había escuchado días anteriores.—Dime —terminó por meter el pollo al horno y se volteó a verme—. ¿Estas mareada? Solo ha pasado una semana desde tu incidente, mejor deja esas verduras, yo las terminaré.—No es nada de eso, estoy bien —aclaré rápidamente, siguiendo con mi labor—. Tengo dudas y preguntas, sé que no debo de ser curiosa, pero me causa muchísima curiosidad.—Suéltalo todo.—Esta casa —miré a mi alrededor—. La decoración e incluso lo que comen, aparte de Denali no hay nadie que sea del oriente… ¿Por qué vivirían en esta casa Liam y su hermana?Nana sonrió levemente y asintió. No se veía enojada o incomoda, así que tal vez podría preguntar un poco más. —La señora de esta casa es Hindu, esa es la razón. Mi niño quería que se sintiera en casa, que de sus ojos no salieran lagrimas al extrañar a su país.Ahora todo tenía sentido para mí.—Pero…En el tiempo que llevó aquí jamás la he visto. Ni siquiera sé, si se disgustó
—Vine en cuanto pude —levanté mi rostro al reconocer esa voz—. Tuve que instalarlos, además también contraté personas de confianza para vigilar la casa las veinticuatro horas, las niñeras saben que no…—Es lo último que quiero saber Cipriano —lo detuve en cuanto supe el camino de la conversación—. No me importa si el hijo del hombre que tanto odio come, llora o muere, en el mejor de los casos. —Liam no es el hijo —expresó abatido—. Son los hijos. Intenté decírtelo muchas veces, pero nunca me dejaste. Por eso había dicho eso. —Mata a la persona que nos dio aquella información errónea. Esto pudo costarte la vida, después me contaras a detalle todo y veré que haremos, pero ahora lo más importante es Aysel…solo ella. — ¿Qué sucedió con ella? —preguntó confundido. Esperé a que se sentara para hablar. —Fiorella entró a mi casa sin mi permiso, necesito que te encargues —asintió rápidamente—. Me dijo que Aysel es hermana de Abdul. —Imposible. —También lo pensé, pero en ese mismo momen
—A Leah le acaba de pasar eso… —silenció en la línea—. ¡Ya es mujer! No sé qué hacer, no sé si ella sabe qué hacer. ¡No tengo toallas! ¿Cuáles debo comprar? ¿Nana tendrá? — ¿Eres idiota? Claro que no, en ese caso tendrá pañales —bramó refunfuñando—. Te diré algo de todo corazón y es que la dejes vivir. Tu no solo te encerraste en ti cuando cambió nuestras vidas, tu obligaste a Leah a vivir una vida que no pidió. Deja que vaya a un colegio, detente con las clases en casa, detente con prohibirle salir e irse de viaje con Leandra, que por cierto me preocupa esa niña. A la única persona que escuchara es a ti, por favor habla con ella antes de que sea demasiado tarde…en lo que estaba. ¡Deja vivir a Leah! —Muy conmovedor todo, lo pensaré, pero… ¿Vendrás? —Imagino que debe de estar encerrada en el baño, llévale ropa limpia y compra un paquete de toallas…normales, para vaginas normales. ¿esta bien? — ¿Quiere decir que no vendrás? —quise saber. —No —colgó sin darme tiempo a quejas. ¿Para
Abrí poco a poco mis ojos, adaptándolos a la luz tan fastidiosa de aquella lampara, por el olor supuse que estaba en una maldita cama de hospital. —Despertó —escuché a Luciana decir. En segundos tenia a toda mi familia viéndome con ojos preocupados. Fruncí mi ceño y empecé a incorporarme para observarlos mejor. Mi cabeza dolía y sentía una leve punzada en mi pecho. —Cipriano, traigan a Cipriano —exigí, viendo la cantidad de aparatos pegados a mi pecho—. Quítenme esto, necesito ir a…uffLa punzada en mi pecho empezaba aumentar y un sonido de una de las maquinas se disparó en cuanto pensé en ella. —Cálmate Liam —ordenó mamá—. Casi tuviste un infarto, casi morías ahogado, casi te perdíamos. ¡Cálmate! Si no fuera por ella… no quiero ni pensarlo. — ¿Quién? —pregunté. —Aysel —respondió Luciana sonriendo—. Ella fue quien te salvó, al parecer están a mano. Aysel, ¿a que juegas? —Papá, necesito ir al Cairo…Luciano explícales y muestra la imagen por favor. —Lo siento por enviarte esa
— ¿Qué hace ella aquí? —fue lo primero que pregunté al entrar. Tenia que ser un maldito chiste. —Nuestro apellido y honor está en juego y preguntas que hago aquí —chasqueó su lengua y gruñó—. Soy tu abuela, aunque no lo quieras acéptalo. —No hablaré de mis problemas con ella aquí —dije, viendo fijamente a papá—. Que se largue. —Tres contratos fueron rechazados, tres importantes contratos con Turquía, India y China por rumores de que el nuevo presidente de empresas Licciardi, haya deshonrada a la hija del maldito polito de Kaur y no la haya despojado como mandan sus costumbres, además, también se dice que la echaste de tu casa y llevaste a una mujer a ocupar su lugar —pasó sus manos por su cabello repetitivas veces, lo que me hizo saber que estaba muy enojado y estaba conteniéndose. —Arreglaré todo, aclararé todo… si es necesario mataré, pero no dejaré que mi apellido se vea envuelto en ese tipo de escándalo. —Claro que arreglaras todo Liam, porque esos tres contratos se tienen q
Dos días después. — ¿Por qué Liam? ¿Por qué? —susurró entrecortado.No era capaz de verla, así que continúe observando el paisaje nocturno que teníamos al frente. —Es difícil —confesé—. Esa es la verdad.—Pero no imposible, tú puedes hacerlo.Cerré mis ojos e inhalé profundo.— ¿Cómo le dices a tu alma que permita que otra persona sea su complemento cuando ya la tenía?, ¿Cómo le dices a tu corazón que abra un espacio en él y que empiece a latir por otra mujer?, ¿Cómo lo haces cuando prometiste que ella sería la única?Mi vista se tornó borrosa y mi corazón empezó a latir rápidamente. Como siempre sucedía cuando la recordaba.—Sé que es difícil.—No, no lo sabes —volteé a mirarla negando—. Nadie en realidad.— ¿Entonces te quedaras solo? ¿Desaprovecharas una oportunidad de volver amar? —cuestionó Leandra, desesperada.—Lo siento, pero no puedo intentarlo —las lágrimas empezaron a salir y el nudo en mi garganta a crecer—. Y-Yo…Yo aún pienso que ella volverá, que llegará y…Un sollozo
— ¿P-Por qué tie…tienes mi camisa? —pregunté, con voz temblorosa.— ¿Qué paso? —cuestionó asustada—. Por qué estoy en esta cama y con tu… ¿Dónde esta mi ropa interior?Salí corriendo de aquel cuarto, no queriendo saber nada más, quería huir y enterrarme vivo. El dolor de cabeza había pasado en segundo plano y ahora el dolor en mi alma se llevaba todo el protagónico.Mi corazón latía tan rápidamente que pensé moriría. Estaba asustado y atónito. No creía y ni siquiera podía pensar en yo…Cuando llegué a mi cuarto fui directamente a la ducha. Abrí el grifo e intenté que el agua se llevara la suciedad, pero no podía…no podía llevarse una traición de corazón. No podía y nunca lo haría.Llevé mis manos a mi rostro mientras negaba una y otra vez desesperado al no poder recordar. Intentaba hacerlo, pero nada. No recordaba absolutamente nada.Restregué con rabia y mucho dolor la esponja por todo mi cuerpo, mi piel estaba completamente roja y ardía, intentaba algo inútil…no podía limpiar ni mi
—Tenías razón, el avión en el que supuestamente viajábamos fue atacado. ¿Cómo supiste que eso sucedería? —preguntó Cipriano. Di un suspiro largo mientras veía los edificios por la ventada del automóvil. Ya habíamos llegado a El Cairo y era mi primera vez aquí. Era muy bonito todo. —Fiorella —respondí simple—. Supo que pensaba venir aquí y esto solo confirma lo que ya sabía. Trabaja con Abdul desde hace mucho tiempo —empuñé mis manos, tratando de controlar la ira que tenía—. Ten las fotos listas para enviarlas a Abdul, sabrá que con Liam Licciardi no se juega. — ¿Y si quiere matarte aun? —inquirió.—No lo hará, no volverá a cometer el mismo error dos veces. Las vidas de sus hijos están en mis manos. Si algo me llegara a pasar aquí, ellos morirían... son lo único que les queda. Nadie dijo nada más en el resto del viaje. Quería permanecer en silencio y disfrutar de las vistas. No nos quedaríamos ni siquiera un día en este lugar, iríamos directamente al lugar de la fotografía y pregun