Abrí poco a poco mis ojos, adaptándolos a la luz tan fastidiosa de aquella lampara, por el olor supuse que estaba en una maldita cama de hospital. —Despertó —escuché a Luciana decir. En segundos tenia a toda mi familia viéndome con ojos preocupados. Fruncí mi ceño y empecé a incorporarme para observarlos mejor. Mi cabeza dolía y sentía una leve punzada en mi pecho. —Cipriano, traigan a Cipriano —exigí, viendo la cantidad de aparatos pegados a mi pecho—. Quítenme esto, necesito ir a…uffLa punzada en mi pecho empezaba aumentar y un sonido de una de las maquinas se disparó en cuanto pensé en ella. —Cálmate Liam —ordenó mamá—. Casi tuviste un infarto, casi morías ahogado, casi te perdíamos. ¡Cálmate! Si no fuera por ella… no quiero ni pensarlo. — ¿Quién? —pregunté. —Aysel —respondió Luciana sonriendo—. Ella fue quien te salvó, al parecer están a mano. Aysel, ¿a que juegas? —Papá, necesito ir al Cairo…Luciano explícales y muestra la imagen por favor. —Lo siento por enviarte esa
— ¿Qué hace ella aquí? —fue lo primero que pregunté al entrar. Tenia que ser un maldito chiste. —Nuestro apellido y honor está en juego y preguntas que hago aquí —chasqueó su lengua y gruñó—. Soy tu abuela, aunque no lo quieras acéptalo. —No hablaré de mis problemas con ella aquí —dije, viendo fijamente a papá—. Que se largue. —Tres contratos fueron rechazados, tres importantes contratos con Turquía, India y China por rumores de que el nuevo presidente de empresas Licciardi, haya deshonrada a la hija del maldito polito de Kaur y no la haya despojado como mandan sus costumbres, además, también se dice que la echaste de tu casa y llevaste a una mujer a ocupar su lugar —pasó sus manos por su cabello repetitivas veces, lo que me hizo saber que estaba muy enojado y estaba conteniéndose. —Arreglaré todo, aclararé todo… si es necesario mataré, pero no dejaré que mi apellido se vea envuelto en ese tipo de escándalo. —Claro que arreglaras todo Liam, porque esos tres contratos se tienen q
Dos días después. — ¿Por qué Liam? ¿Por qué? —susurró entrecortado.No era capaz de verla, así que continúe observando el paisaje nocturno que teníamos al frente. —Es difícil —confesé—. Esa es la verdad.—Pero no imposible, tú puedes hacerlo.Cerré mis ojos e inhalé profundo.— ¿Cómo le dices a tu alma que permita que otra persona sea su complemento cuando ya la tenía?, ¿Cómo le dices a tu corazón que abra un espacio en él y que empiece a latir por otra mujer?, ¿Cómo lo haces cuando prometiste que ella sería la única?Mi vista se tornó borrosa y mi corazón empezó a latir rápidamente. Como siempre sucedía cuando la recordaba.—Sé que es difícil.—No, no lo sabes —volteé a mirarla negando—. Nadie en realidad.— ¿Entonces te quedaras solo? ¿Desaprovecharas una oportunidad de volver amar? —cuestionó Leandra, desesperada.—Lo siento, pero no puedo intentarlo —las lágrimas empezaron a salir y el nudo en mi garganta a crecer—. Y-Yo…Yo aún pienso que ella volverá, que llegará y…Un sollozo
— ¿P-Por qué tie…tienes mi camisa? —pregunté, con voz temblorosa.— ¿Qué paso? —cuestionó asustada—. Por qué estoy en esta cama y con tu… ¿Dónde esta mi ropa interior?Salí corriendo de aquel cuarto, no queriendo saber nada más, quería huir y enterrarme vivo. El dolor de cabeza había pasado en segundo plano y ahora el dolor en mi alma se llevaba todo el protagónico.Mi corazón latía tan rápidamente que pensé moriría. Estaba asustado y atónito. No creía y ni siquiera podía pensar en yo…Cuando llegué a mi cuarto fui directamente a la ducha. Abrí el grifo e intenté que el agua se llevara la suciedad, pero no podía…no podía llevarse una traición de corazón. No podía y nunca lo haría.Llevé mis manos a mi rostro mientras negaba una y otra vez desesperado al no poder recordar. Intentaba hacerlo, pero nada. No recordaba absolutamente nada.Restregué con rabia y mucho dolor la esponja por todo mi cuerpo, mi piel estaba completamente roja y ardía, intentaba algo inútil…no podía limpiar ni mi
—Tenías razón, el avión en el que supuestamente viajábamos fue atacado. ¿Cómo supiste que eso sucedería? —preguntó Cipriano. Di un suspiro largo mientras veía los edificios por la ventada del automóvil. Ya habíamos llegado a El Cairo y era mi primera vez aquí. Era muy bonito todo. —Fiorella —respondí simple—. Supo que pensaba venir aquí y esto solo confirma lo que ya sabía. Trabaja con Abdul desde hace mucho tiempo —empuñé mis manos, tratando de controlar la ira que tenía—. Ten las fotos listas para enviarlas a Abdul, sabrá que con Liam Licciardi no se juega. — ¿Y si quiere matarte aun? —inquirió.—No lo hará, no volverá a cometer el mismo error dos veces. Las vidas de sus hijos están en mis manos. Si algo me llegara a pasar aquí, ellos morirían... son lo único que les queda. Nadie dijo nada más en el resto del viaje. Quería permanecer en silencio y disfrutar de las vistas. No nos quedaríamos ni siquiera un día en este lugar, iríamos directamente al lugar de la fotografía y pregun
—¡Estamos aquí Denali! —grité—. Saca los documentos. Estaba tenso, estaba cargando con tanto últimamente, que temía explotar mi ira con un inocente. — ¿Dónde estabas? —quiso saber. Tenia una sonrisa de oreja a oreja. La victoria iluminaba su rostro—. ¿Quién es este señor? —Es el juez que nos casará —expliqué, agarrando el documento y firmándolo—. Ahora firma Denali. — ¿Q-Qué? no entiendo —Miró sucesivamente al juez y a mi varias veces. Su pequeño cerebro aun no procesaba la información—. ¿Nos casaremos así?, ¿los preparativos?, ¿la boda?, ¿la celebración?, ¿nuestras familias? —Firma Denali —mascullé, agarrando su mano y poniendo el lapicero en ella—. Tienes treinta segundos para firmar. Asintió rápidamente y así lo hizo. —Celebraremos nuet… —alcé mi mano, no queriendo escucharla más. —El testigo será él mismo —señalé al hombre—. Ahora eres mi esposa Denali, para mañana quiero que mi apellido quede limpio —estreché la mano con el juez, despidiéndome. En cuanto estuve de vuelta
— ¿Q-Que ha pasado, Luciano? —pregunté con miedo. Toda mi familia estaba en la sala de espera. Era obvio que algo malo había pasado. —Primero te tienes que tranquilizar, ¿está bien? —Me mareé al escucharlo, me ayudó a sostenerme de inmediato—. Joder, ven siéntate y cálmate. — ¿Qué mierdas paso? —volví a preguntar, apreté su brazo y hablé—. Estaré bien, ahora dime porque Cipriano me llamó tan alterado. Vi la duda en su mirada, pero al final habló, dejándome helado en mi sitio. —Leah y Leandra tuvieron un accidente, Leandra solo tiene contusiones…estará bien, pero Leah llevó la peor parte…está en la sala de cirugía. Mi garganta se cerró por completo, impidiendo cualquier paso de oxígeno a mis pulmones. Me levanté de inmediato para atravesar esas grandes puertas que separaban la sala de espera con el área de cirugías. —Siéntate Liam, no podrás pasar —dijo, agarrando mi brazo y deteniéndome. —Leandra está bien, lo cual me alegra y da felicidad —aclaré, soltándome de su agarré—. Pe
— ¿Qué hacen aquí los dos? —cuestionó Aryam, parecía totalmente fastidiado por nuestra presencia. Sonreí, agarrando a Denali por la cintura. Apenas llegamos, Aysel fue hasta el hotel donde nos quedaríamos y Denali y yo fuimos hasta su hogar. No podía esperar. —Denali los extrañaba tanto, que me pidió traerla —la miré, aun sonriendo y agregué—. No podría negarle nada a mi esposa.Nos guio hasta la sala de estar, en el camino miré todo cuidadosamente. Mi corazón latía tan fuerte desde que había llegado por primera vez a este país, que ahora sentía que en cualquier momento tendría un infarto, mi pulso estaba disparado. Solo de pensar que mi amada había crecido aquí, que estas paredes la habían visto crecer, reír, llorar y escapar, apretaba mi estómago y unas terribles ganas de llorar me embargaban. Quería ir a su habitación. —Avísale a la señora que tenemos visitas inesperadas de Italia, que baje cuanto antes —ordenó a una de las chicas de servicio—. Siéntense. Negué, pero le hice s