Daniel
No me había dado cuenta de que Isabel se retiró, la busqué con la mirada, pero no la encontré, solo estábamos Arturo y yo, y era, realmente extraño esta situación, estar aquí sentados manteniendo una conversación sobre música, arte y filosofía, se sentía normal, como si nos conociéramos de toda la vida. Como si fuéramos amigos desde siempre.–Mi padre me influencio muchísimo– dijo después de uno segundos. –sobre casi todo, con los libros, la música, la filosofía, él nunca lo admitió, pero sé que defendía bastante a Marx, le gustaba mucho sus ideologías, pero que al mismo tiempo lo hacían dudar de todo. –Yo creo que ese es el papel principal de la filosofía. –Lo mismo pienso y lo que les enseño a mis alumnos, a dudar de todo.Después de las vacaciones, que se fueron en un abrir y cerrar de ojos, Arturo y yo asistimos el primer día de regreso a clases de nuestra hija, al llegar con su maestra le contamos lo sucedido y ella nos organizó una reunión con la directora y la psicóloga.–Hasta ahora no he notado ningún comportamiento agresivo por ninguno de los estudiantes del salón, todo lo contrario, todos se llevan bastante bien– confeso la profesora.–Puede que sea alguien de otro salón– Arturo parecía bastante molesto– por eso no se ha dado cuenta– ella asintió.–Si ese es el caso– todos miramos a la directora– estaremos vigilando los niños fuera del aula.–Perfecto.–Le asignare unas consultas a Leia esta semana para llegar al fondo de esto– todos estuvimos de acuerdo, la psicóloga llego a un acuerd
Es verdad que quería irme a casa, pero en vez de eso, le di la mano y dejé que me guiara hasta su dormitorio. Estaba tan fuera de mí, como si todo aquello estuviera pasando solo en mi cabeza, no quería sentirme así, tan apartada de la realidad. Estaba hecha un lío, Daniel rozo sus labios con los míos y ahuyento todos aquellos pensamientos, cerré los ojos para dejarme llevar, sus manos se deslizaron por mis brazos.–¿Estas bien? –susurro sobre mis labios, asentí, no podía pronunciar ni una sola palabra– si quieres lo dejamos aquí– negué y envolví mis brazos en su cuello y lo besé yo esta vez. Me dejo puesto el corse de la lencería, las bragas, ellas fueron a aparar a algún lugar de la habitación. En el momento que se deslizo dentro de mí, experimente toda la clase de emociones que me nublaron la mente y me dejé
Hacía unos días que Daniel no se quedaba a dormir, solo nos estábamos viendo en la oficina o yo iba a su casa cuando Leia estaba en casa de Arturo, me sorprendió bastante cuando lo vi aparado en mi puerta, con aquella sonrisa suya de lado.–Hola– dijo, se inclino y me beso en la mejilla derecha– ¿Cómo estás? – lo mire perpleja. –¿Quieres ir a cenar? O nos podemos quedar– algo dentro de mí se calentó en aquel momento, no, no quería ir a ninguna parte porque quería que estuviera solo para mí, porque, aunque no lo diría lo había extrado muchísimo. Me hice a un lado y lo dejé pasar. –¿Te comieron la lengua los ratones? – se paro justo frente de mí, mirándome fijamente a los ojos, me mordí el labio– bueno… nos quedamos entonces.–Sí– dij
–Hola– levante la mirada de la pantalla, Daniel estaba parado en la puerta, sosteniéndola con una enorme sonrisa en sus labios.–Hola– lo mire intrigada, fue tan solo unos días atrás que me conto lo que su hermano pequeño y desde entonces no volvimos a tocar el tema, aunque quisiera saber más, cómo estaba ahora que me lo había contado, si algo cambio el que me hablara de aquello.–¿Estas muy ocupada?–No, solo estoy revisando los estados financieros que me han enviado de finanzas.–Ya– chasqueo con la lengua– ¿Puedes venir conmigo un momento? Quiero mostrarte algo.–Sí– cerré la pantalla de mi ordenador y me puse en pie, bajándome la falta. –¿Qué quieres enseñarme? – le pregunte cuando llegue hasta donde estaba.–No te diré hasta que estemos all&iac
Iba a hacerlo, iba a pasar todo el fin de semana con Daniel en New York y mientras el viernes en la noche me subía a un avión a su lado el estómago se me removía como si quiera vomitar, me encontraba nerviosa y ansiosa a la vez, queriendo tirarme por la ventanilla, al mismo tiempo deseaba recostarme de su hombro, él llevaba todo el camino inmenso en una revista de autos, de vez en cuando le echaba una miradita a lo que veía. No nos habíamos dicho nada desde que nos sentamos y estábamos a casi 30 minutos de llegar a nuestro destino y ya no sabía qué hacer para matar el tiempo. Tomé una respiración profunda y cerré los ojos. Dejando ir mis pensamientos una y otra vez, dándole mente a las cosas que ocurrieron en los últimos días, qué días, en los últimos meses, como Daniel había puesto todo mi mundo de cabeza, pero a la vez me centro en lo que impo
En las últimas semanas, luego del viaje a New York, Daniel y yo no nos habíamos dado mucha tregua, estábamos más unidos que nunca, y yo me sentía tan bien de tenerlo ahí todo el tiempo. En el único momento que nos separábamos por varias horas era los sábados, porque esas horas eran dedicadas a compartir con Remy, algunos días llevaba a Leia y después de nuestro desayuno nos íbamos de comprar y paseábamos por ahí, hablando de todo y de nada a la vez. Ella se veía realmente bien, traía unas cuantas libras más y parecía muchísimo mejor que cuando empezamos a vernos, nosotras nos realmente estábamos unidas ahora, lo mejor de todo era que no hablábamos de él, a menos que sea necesario, algo realmente importante relacionado con nuestra hija o así. En ese momento, me empecé a dar me cuenta de que hace tiempo no pensaba en Ar
DanielMe volví loco en cuanto mi celular no dejo de sonar, maldije, ¿Quién diablos había hecho esto? Espere unas horas para llamarla, quería estar sereno antes de hablar con ella, no recordaba quien era la chica con la que me estaba besándome en la foto, debí de estar muy borracho esa noche. Le escribí un mensaje que no me respondió, después otro y otro, la llame varias veces. Estaba enfadado, yo quería hablar con ella respecto a esto, leí los comentarios que dejaban, a la mitad de las chicas que dejaban esos mensajes ni las conocía, sus nombres no me resultaban familiares y hablaban de mí como si me conocieran.Cancele la carrera de Motocross que estaba pautada para esa tarde y fui a su casa, esperaba que estuviera allí y que no se creyera esto, pero en cuanto mire sus ojos, supe que estaba jodido, lo que más me dolía era que no quería escucha
DanielOdiaba estar encerrado en casa, lo odiaba sobremanera, no poder moverme con toda la libertad que estaba acostumbrado desde hacía tantos años, los días se me iban del sofá a la cama y viceversa. Y lo peor de todo, era cuanto la extrañaba, estar en la cama me la recordaba a cada segundo, su olor estaba impregnado en las sabanas, en sus cosas en el baño, en la pequeña cantidad de ropa que había en la gaveta que le di, cerraba los ojos y recordaba las noches que pasamos juntos en mi cama, que se volvió nuestra, ya no sé qué hacer, siento que me asfixio dentro de la habitación, en la sala, en la cocina y comienzo a pasar las tardes sentado en el balcón, observando la profundidad del mar Caribe que puedo apreciar desde donde estoy sentado. Me pierdo el azul del mar y en lo profundo de mis pensamientos, en todo lo que debí de decirle, en todos esos sentimientos que tengo por