Alexander seguía esperando que el detective que había buscado quien le estaba ayudando a encontrar a Samantha, no se la podía haber tragado la tierra, el hombre era muy astuto y estaba husmeando por todos los lugares. Se decía que alguien tuvo que verla salir a alguna hora, una persona no se había esfumado en el aire, así que hablaba con cada persona del servicio doméstico para obtener cualquier indicio que lo pudiera llevar a encontrar a Samantha Martin; No era tan fácil, pero el hombre hacía su esfuerzo. Un mes más había pasado y el detective se reunió con Alexander esa tarde, tenía noticias pero nada concreto aún. — Señor O' Sullivan, su novia salió de la casa de sus padres a media noche por alguien que vino por ella, — dijo el hombre— pero hasta ahora no se quien la ayudó a salir, obviamente viajó en ese auto por eso no hay registros ni en los aeropuertos ni en las estaciones terrestres. — Otra vez estoy a oscuras con Samantha, — dijo Alex— pero no voy a darme por vencido así m
El padre de Samantha miró a Alexander con tristeza y dijo:— No Alex, no sé donde está. No quiso informar que ella lo había llamado, porque realmente no sabía de dónde había llamado su hija. Alexander hizo una mueca con sus labios y salió de la Oficina, ya mañana estaría casándose con Olivia, no la había visto desde el día que la visitó en su casa, pero sabía qué todo ya estaba listo para el día siguiente por el padre de ella. Ese día Samantha decidió aparecer nuevamente, había recordado que Olivia le había pedido ser la madrina de su boda, así que cuando su padre llamó arregló sus cosas y muy de mañana estaba en casa de sus padres. Simone al verla casi le da un infarto de pura alegría. — ¡Samantha hija que alegría verte! ¡Te he extrañado tanto! — Hola mamá también me alegra volver a estar en casa— respondió ella.Simone de inmediato tomó a su nieto en brazos que ya estaba próximo a cumplir los ocho meses. — ¡Ven acá Samuel con tu abuela que te adora mi niño hermoso!— exclamó S
Unos minutos después Olivia Walsh y Alexander O'Sullivan estaban legalmente casados. Los ojos de Alexander no se quitaban de la figura de Samantha, ésta vestía un vestido rojo fuego, tan adherido a su figura que no dejaba nada a la imaginación. Era de finos tirantes la parte superior caía de manera drapeada, dejando ver el nacimiento de sus redondeados pechos, la falda llegaba a la mitad de sus muslos perfectamente torneados; todo ésto para hacer rabiar de celos a su ex amiga Olivia. — Te vas a quedar ciego mirando a Samantha— dijo ella enojada. — ¡Déjame en paz!— dijo Alexander con fastidio— ya tienes lo que querías, soy tu esposo, pero mi mujer es Samantha Martin, con tu permiso. Olivia apretó los dientes con rabia, estaba segura de que Samantha estaba haciendo todo a propósito. Alexander se dirigió a donde se encontraba su objetivo al lado de sus padres y le dijo:— ¿Podemos hablar un momento?Ella la miró de arriba abajo y dijo con coquetería. —¡Claro cariño, vamos! Se colgó
Samantha se quedó quieta unos instantes y dijo:— Yo creo que es importante señalar el objetivo de ese perdón— dijo ella cínicamente— ¿Qué piensas hacer como Olivia? Alexander entrecerró sus ojos y respondió:— Ella no es importante, solo es como una espina en mi costado, que en cualquier momento te juro que sacaré de mi vida. — ¿Qué me propones entonces?— dijo ella. — ¿Quieres vivir conmigo mi amor?— dijo Alexander lleno de ilusión. Samantha apretó los labios ese no era el destino que ella había soñado para ella, Alexander que vió su momento de duda le dijo:— Éste matrimonio es temporal, yo sé que Olivia no está embarazada y sí lo está no es mío, estaba depresiva haciéndose daño y consentí en casarme con ella, pero no pienso consumar ese matrimonio— dijo Alexander. — No debiste ceder, Olivia es peligrosa, cuando niña fuimos muy buenas amigas y dejamos de vernos cuándo teníamos trece años, pensamos en retomar la amistad, pero ella te quiere a ti y yo también, ha estado usando ar
Reginald trató de reponerse al escuchar la observación de Samantha y dijo:— Con Olivia no me pasa nada Sam, después de estar en su casa compartimos números y de vez en cuando me llama, pero como veras a veces no le contesto y en cuánto ais nervios se deben que he tenido mucha presión por mi trabajo y necesito entregar unos informes urgentes. Con ésta explicación intentó calmar la curiosidad de Samantha, aunque ésta tuvo que aceptar aquellas palabras de parte de él, no quedó muy convencida. — Si tienes tanto trabajo vamos a empezar entonces— dijo ella— pongámonos manos a la obra. Así quedó atrás el nerviosismo de él, quién a la primera oportunidad aprovechó para responder la llamada de Olivia. — Hola, ¿que es lo que quieres?— preguntó hostil. —Regi, necesito embarazarme, ¿puedes venir y vernos en casa? — pidió Olivia. — Lo siento, yo no sigo en ese negocio o plan que tienes, es mejor que le digas aO'Sullivan que todo es invención tuya — dijo él. Reginald cerró la llamada, deja
Samantha sonrió y dijo:— Eres tan persuasivo Alex, pero ésta noche no va a ser, me da vergüenza con tu madre y mis padres que vean que me convenciste de que estuviéramos juntos. Alex no podía creer que aquello que escuchaba fuera cierto, lo había escuchado muy bien y había dicho “me convenciste”.— Mi amor, no importa cuando sea, lo importante es que has dicho, “que te convencí de que estemos juntos” y eso me hace el hombre más feliz de la tierra, ¡No sabes cuánto te amo Samantha Williams! — exclamó él. Samantha sonrió, también se sentía feliz, pero tenía todavía algo de temor con lo que pudiera ser, Olivia Walsh, siempre fue una chica peligrosa, recordó cómo había humillado a una compañera de colegio, solo por no haberla invitado a la fiesta de su cumpleaños. Había olvidado aquella situación, recordó que fue éste él motivo por el que se había alejado de ella, no había sido a los trece años de ambas, si no un año antes, Olivia era un muchacha muy vengativa. Al año siguiente los pa
Las manos de Alexander, hicieron un recorrido hacia su bajo vientre deteniéndose en su pelvis, allí había una flor que se abría para él, llena de jugos exquisitos, dispuesta a recibirlo con todo el placer que el momento requería. Se colocó encima de ella y de acuerdo a la urgencia que demandaban sus cuerpos, sus caderas empezaron a moverse rítmicamente, mientras él se introducía dentro de ella con pasión y deseo. Fueron momentos apasionados y llenos de fuego los que vivieron, mientras se daban satisfacción a través de caricias y besos ardientes, después de un buen rato alcanzaron el clímax deseado, quedando satisfechos del momento vivido. ¡Gracias por este momento mi amor! me has hecho tan feliz, así te recordaba como aquella primera noche que estuvimos juntos y que lamentablemente no pudimos repetir, por la enfermedad de mi padre— dijo él aún con voz enronquecida por el placer. — Lamento tanto haber sido tan necia e incomprensible, —dijo ella— pero también te deseaba tanto y te
Olivia empezaba ver el crecimiento de su pancita y también sus esperanzas, el ginecólogo le corroboró que estaba de cuidados y debía esperar a que la gestación estuviera más avanzada para empezar una vida de embarazada normal, por los momentos en cama hasta nuevo aviso. Tuvo un sangrado vaginal y ésto alertó al médico, por eso fue bastante estricto con las recomendaciones si ella quería llegar a feliz término con el embarazo. En casa se quejaba con su madre diciendo:— Yo no sabía que esto de una embarazo era tan complicado, aparte estos mareos y estas náuseas me tienen como loca, ya no sé qué hacer. —¿Por qué crees que te tuve solamente a ti? ¡Porque no me gusta estar embarazada, es demasiado asqueroso! — dijo la madre de Olivia. —¿Y por qué no me dijiste esto? ¡Hubiese buscado otra manera de conquistar Alexander, que estar así, vomitando, me siento terrible mamá! — exclamó Olivia. — Porque ya tú tenías esto planeado, sin siquiera haberme consultado; tú me hubieras llamado ante