Reginald trató de reponerse al escuchar la observación de Samantha y dijo:— Con Olivia no me pasa nada Sam, después de estar en su casa compartimos números y de vez en cuando me llama, pero como veras a veces no le contesto y en cuánto ais nervios se deben que he tenido mucha presión por mi trabajo y necesito entregar unos informes urgentes. Con ésta explicación intentó calmar la curiosidad de Samantha, aunque ésta tuvo que aceptar aquellas palabras de parte de él, no quedó muy convencida. — Si tienes tanto trabajo vamos a empezar entonces— dijo ella— pongámonos manos a la obra. Así quedó atrás el nerviosismo de él, quién a la primera oportunidad aprovechó para responder la llamada de Olivia. — Hola, ¿que es lo que quieres?— preguntó hostil. —Regi, necesito embarazarme, ¿puedes venir y vernos en casa? — pidió Olivia. — Lo siento, yo no sigo en ese negocio o plan que tienes, es mejor que le digas aO'Sullivan que todo es invención tuya — dijo él. Reginald cerró la llamada, deja
Samantha sonrió y dijo:— Eres tan persuasivo Alex, pero ésta noche no va a ser, me da vergüenza con tu madre y mis padres que vean que me convenciste de que estuviéramos juntos. Alex no podía creer que aquello que escuchaba fuera cierto, lo había escuchado muy bien y había dicho “me convenciste”.— Mi amor, no importa cuando sea, lo importante es que has dicho, “que te convencí de que estemos juntos” y eso me hace el hombre más feliz de la tierra, ¡No sabes cuánto te amo Samantha Williams! — exclamó él. Samantha sonrió, también se sentía feliz, pero tenía todavía algo de temor con lo que pudiera ser, Olivia Walsh, siempre fue una chica peligrosa, recordó cómo había humillado a una compañera de colegio, solo por no haberla invitado a la fiesta de su cumpleaños. Había olvidado aquella situación, recordó que fue éste él motivo por el que se había alejado de ella, no había sido a los trece años de ambas, si no un año antes, Olivia era un muchacha muy vengativa. Al año siguiente los pa
Las manos de Alexander, hicieron un recorrido hacia su bajo vientre deteniéndose en su pelvis, allí había una flor que se abría para él, llena de jugos exquisitos, dispuesta a recibirlo con todo el placer que el momento requería. Se colocó encima de ella y de acuerdo a la urgencia que demandaban sus cuerpos, sus caderas empezaron a moverse rítmicamente, mientras él se introducía dentro de ella con pasión y deseo. Fueron momentos apasionados y llenos de fuego los que vivieron, mientras se daban satisfacción a través de caricias y besos ardientes, después de un buen rato alcanzaron el clímax deseado, quedando satisfechos del momento vivido. ¡Gracias por este momento mi amor! me has hecho tan feliz, así te recordaba como aquella primera noche que estuvimos juntos y que lamentablemente no pudimos repetir, por la enfermedad de mi padre— dijo él aún con voz enronquecida por el placer. — Lamento tanto haber sido tan necia e incomprensible, —dijo ella— pero también te deseaba tanto y te
Olivia empezaba ver el crecimiento de su pancita y también sus esperanzas, el ginecólogo le corroboró que estaba de cuidados y debía esperar a que la gestación estuviera más avanzada para empezar una vida de embarazada normal, por los momentos en cama hasta nuevo aviso. Tuvo un sangrado vaginal y ésto alertó al médico, por eso fue bastante estricto con las recomendaciones si ella quería llegar a feliz término con el embarazo. En casa se quejaba con su madre diciendo:— Yo no sabía que esto de una embarazo era tan complicado, aparte estos mareos y estas náuseas me tienen como loca, ya no sé qué hacer. —¿Por qué crees que te tuve solamente a ti? ¡Porque no me gusta estar embarazada, es demasiado asqueroso! — dijo la madre de Olivia. —¿Y por qué no me dijiste esto? ¡Hubiese buscado otra manera de conquistar Alexander, que estar así, vomitando, me siento terrible mamá! — exclamó Olivia. — Porque ya tú tenías esto planeado, sin siquiera haberme consultado; tú me hubieras llamado ante
Los días seguían avanzando y las decisiones tomadas tenían sus consecuencias, Olivia decidió interrumpir su embarazo a las 8 semanas y estuvo dos días en la clínica, obviamente que solo su madre estaba enterada de la verdadera razón del porqué había sido hospitalizada. Olivia que se sentía morir le mando un audio de voz a Alexander notificando que había tenido una contrariedad con su embarazo y ya la habían estabilizado y el bebé estaba fuera de peligro. Esto hacía que la historia de no poder viajar, fuera más creíble, la madre envió fotos primeramente de la cara demacrada de su hija cuando estaba en la clínica y más tarde cuando estaba en casa le envió otras mostrando la panza hinchada por el embarazo. Alexander comentaba con Samantha, esa tarde al llegar de la oficina, todo lo que le estaba aconteciendo a Olivia. —Le ha tocado rudo ese embarazo a Olivia— dijo Samantha— hasta el momento todo va según lo que ella ha dicho. — ¿Qué quieres decir con eso Sam?— preguntó Alex intriga
— ¡Bueno bueno, bueno, ya dejen de discutir! Y como te lo dije antes Alexander, pasa, esta es tu casa, vamos a tomarnos un trago, aquí lo único que tienes que hacer es considerar el estado de mi hija que está embarazada y necesita mucha tranquilidad, porque si no va a tener consecuencias, que después tú vas a lamentar, porque cualquier cosa que le sucede a mi hija, tú vas a ser el culpable —dijo la madre de Olivia. — Gracias, pero no voy a pasar, solo quise que se enteraran, que estoy acá, mañana paso por ustedes, para ir hasta el hospital y hacerte la prueba. —fueron las palabras de Alexander. Olivia y su madre se quedaron mirando la espalda de Alexander, mientras se alejaba de la casa, la madre dijo:— Ese hombre que escogiste hija, es un hueso duro de roer, pero no se puede negar que está guapísimo, tienes buen gusto, en eso saliste a tu madre. Las dos rieron de satisfacción, pero entonces Olivia dijo:—Mañana va a venir a buscarme para hacerme esa maldita prueba; ¿qué vo
Samantha no entendía porque le estaba sucediendo ésto a Alexander, él estaba seguro de lo que afirmaba y ella le creía, esto tenía que ser una trampa armada por Olivia, de seguro había sobornado a alguien del laboratorio, era la única posibilidad que se le venía y tenía lógica. Trató de usar palabras dulces para tranquilizarlo, lo veía tan vulnerable en esos momentos, jamás lo había visto tan derrotado, en estos momentos él la necesitaba. — Amor, quiero que te calmes, juntos vamos a buscar una solución— dijo ella consolándolo— Olivia es una mujer con mucha maña para lograr sus objetivos.— Quiere destruirme Sam— dijo Alexander— ella sólo desea un marido millonario y se encaprichó conmigo, además yo de idiota le puse la cabeza para que me la cortara. — Ya deja de culparte, las personas cuando son malas siempre buscarán la manera de hacer daño— dijo Samantha— no estás derrotado mi amor yo creo en tí. —Eres lo mejor que me ha pasado Samantha— le dijo Alexander— he sido tan idiota d
— Bueno, bueno, te prometo que estaré pendiente— dijo Úrsula— ahora lo que importa es que el médico diga cuando estas lista para tener a mi nieto. — Si hoy sabremos la fecha exacta — dijo la chica. Llegaron al hospital donde ya el médico ginecólogo estaba esperando para iniciar la consulta, después del saludo el doctor dijo:— Bueno señorita, hagamos una revisión para determinar la fecha de la cesárea. Después, de hacer la ecografía el médico dijo:— Ya son 37 semanas, cuando lo decidan podemos preparar el quirófano y realizar la cesárea. — Entonces preparemos todo para la próxima semana doctor— dijo Úrsula— ya quiero tener a mi nieto conmigo. —¡Perfecto, digamos el jueves entonces estaremos trayendo a ese bebé a éste mundo— dijo el médico. Salieron de allí y Úrsula le dijo a la chica:— Esta semana te quedaras en casa y así tener todo listo. Cuando llegaron a la casa de Úrsula, acomodaron a la chica en una de las habitaciones de servicio y Olivia arrugó el entrecejo al ve