Al día siguiente Alexander se dirigió al restaurante de Tony Rizzo, necesitaba saber de Eliza, al llegar se dirigió a las oficinas del restaurante. — ¡Hola Tony! ¿Cómo estás? — saludó Alex. — ¡Mi querido amigo! ¡Cuanto me alegro de verte!— respondió Tony, dándole palmadas en la espalda—¿Dónde te habías metido? — Mi gran amigo, no tienes idea de lo que he vivido en éstos días— respondió Alex. — Tú lo has dicho, hemos estado en ascuas contigo y no tenemos idea de lo que ha sucedido para que hayas desaparecido todo éste tiempo— dijo Tony. Alexander empezó por el relato de cómo esa noche después de salir de la celebración de ellos cuatro, se había ido con Eliza y después de llevarla a casa se enteró de la gravedad de la salud de su padre. — ¿Y por qué no avisaste?— preguntó Tony. La cara de Alexander denotaba preocupación. — Increíblemente esa noche extravíe mi celular en el taxi, perdí los contactos— explicó Alexander. Tony Rizzo se quedó mirando a Alex y dijo:— ¿Entonces tu
Alexander seguía ocupándose de las empresas de su padre, todo después de tres meses funcionaba perfectamente, él siempre tuvo cabeza para la organización, y esos meses en el restaurante le habían ayudado a tener agallas a la hora de tomar decisiones trascendentales. Le había entristecido dejar a Tony sólo, de vez en cuando le llamaba y le contaba cómo había adquirido un nuevo gerente que le ayudaba bastante, pero era mujer y Marleny vivía pendiente de ella. Se sentía feliz con ella, también estaba ayudándolo mucho en los negocios, Alexander se sintió bien por ellos, pero nada que lograba localizar a Eliza, al parecer se la había tragado la tierra. Él seguía suspirando por el amor de ella, pero con todo lo que necesitaba hacer le quedaba muy poco tiempo para esparcimiento, pronto su padre empezó a ir a las empresas, pero había quedado cómo un ejecutivo emérito, su salud no le permitía tener tanta presión. Alexander pensaba que si su padre hubiera empezado por decirle que tenía prob
Esa tarde cuando nació el hijo de Samantha a quien bautizó como Samuel Martin, Alexander estaba pensando en Eliza y su misteriosa salida de la vida de él, cada día la pensaba y rogaba por encontrarla, la amaba, no había manera de olvidarla a pesar de que no la había vuelto a ver. Había reproducido una foto que logró tomar con su celular y la tenía con él en su billetera, la miró por varios segundos, suspiro y luego la guardó pensando:« En algún momento he de encontrarte mi amor».Con ésta frase se consoló y dijo a su asistente que hiciera pasar a la persona que lo esperaba, entró en la oficina de Alex y éste levantó el rostro. Era de mediana estatura, de hermosa figura, cabello rojo fuego, ojos verdes con tonos grises de forma hermosa, se quedó mirando a la chica que lo había solicitado con los ojos llenos de intriga. — Hola, ¿ cómo está usted Alexander O'Sullivan? Soy Olivia Walsh, mi padre me envió a hablar con usted. — Mucho gusto señorita Walsh, ¿quien es su padre? —Estamo
Arnold Martin salió con Simone de la reunión, quien no se enteró de la conversación de su esposo con Alexander O'Sullivan, su cabeza estaba llena de preguntas que no podía hacer porque no sabía por dónde empezar. Allí estaba su hija con su bebé de apenas dos semanas de nacido con todas las ganas de salir adelante y sin Harry o Alexander en su vida. Samantha ese día anterior en la tarde, había recibido la visita de Reginald Lambert, él había compartido con ella, definitivamente estaba interesado en que ella iniciaran una vida en pareja y ser el padre del niño. Ella no estaba preparada para iniciar una vida en pareja con nadie, haberse enamorado de Harry le había dejado un sabor amargo en la boca, al punto de no querer nada con nadie. Hasta conocer a Harry había soñado con una familia, amar a alguien, tener hijos y vivir felices, pero la realidad había sido cruda para ella, no existía eso de amar y ser amado; le había entregado todo a un hombre, que solo se burló de ella si no que a
Alexander arrugó el entrecejo y la vio unos segundos, luego dijo:— ¿Por qué la pregunta Olivia? — A veces te alejas a pesar de que tu cuerpo está acá conmigo, como ahora— dijo ella. — Lo siento, no me doy cuenta— dijo él— espero centrarme más en ti para los próximos encuentros. — Está bien, me imagino que está fuera de tu alcance, por eso no estás con ella, pero si un día aparece ¿terminarás conmigo?— preguntó Olivia. — Soy un hombre de palabra, te prometí que uniremos nuestras vidas en matrimonio y cumpliré pase lo que pase— dijo Alex. — ¿Aún ella regrese a tu vida, Alexander?— preguntó ella. — Ella no regresará— dijo él enfático— no tienes nada que temer. Se levantó y dijo:— Voy a llevarte a casa, necesito trabajar. Ella lo siguió, definitivamente él amaba a alguien más y aunque dijera que ella nunca volvería, sabía que él día que apareciera nuevamente en la vida de él, ella lo perdería para siempre, así qué su labor era hacer que la olvidará de una vez y solo pensara en el
— ¿Estás loca? No creo poder ayudarte con eso, Olivia— dijo Samantha. — ¿Por qué no? Siempre fuiste y seguirás siendo mi mejor amiga, que te lo va a impedir, ¿tu esposo? ¿El bebé? — dijo Olivia preocupada— con el primero podemos invitarlo también, y por ésta preciosura, le buscamos una niñera. — Para todo tienes una solución Olivia dijo Samantha riendo— está bien seré la madrina de tu boda. — Me haces la mujer más feliz del mundo amiga— dijo Olivia— ¡Qué más puedo pedirle a la vida! ¡Tengo el amor de mi vida y mi mejor amiga! ¡Dios es bueno! Ahora cuéntame de tí. — Yo me gradué en la universidad, me enamoré y tengo a mi bebé que se llama Samuel— dijo con sencillez. — Lo dices tan simple que me provoca tener un hijo ya con Alex— dijo Olivia— yo no terminé mi carrera, me dio fastidio tanto estudio, así que me dedique a las fiestas, sabes que me encantan y a viajar con mamá, hasta que papá me dijo lo que le sucedía. — Sí, siempre fuiste fiestera,—dijo Samantha— ¿Cómo está tu mamá
— ¿En serio? Extraño, ¿cómo? — respondió Arnold muy tranquilo. — Te conozco muy bien papá— dijo Samantha— y has estado comportando de una manera que no es usual en tí. — Hija, te diré que desde que O'Sullivan habló conmigo en esa reunión, he estado fuera de paso— aceptó Arnold. — ¿No entiendo por qué?— dijo Samantha— es una decisión, latinas o la dejas, ¿eso va afectar tu economía? No, no le des tantas vueltas al asunto. — Tienes razón mi niña, creo que me estoy volviendo viejo y sentimental— dijo Arnold.— bueno te dejo, voy a buscar a tu madre. — Aún hay un par de asuntos que no están claros para mí— dijo Samantha— nos vemos en la cena. Arnold salió pronto de la presencia de su hija, si seguía allí iba a terminar enredado y ya no tendría más remedio que hablar y lo mejor era respetar la decisión de Samantha, ella no deseaba hablar del padre de su hijo, pero el destino estaba jugando cruelmente para mostrarle que no se puede huir del destino,sino enfrentarlo. Alexander esa sem
Esa tarde llegó pronto, Samantha no estaba muy animada para asistir a la famosa reunión con Olivia, en cambio Reginald se sentía muy motivado, era la primera vez que el motivo de sus sueños le invitaba por iniciativa propia a una reunión íntima, para él era un paso gigantesco en su deseo de formar parte de la vida de ella. Olivia al igual que Reginald estaba entusiasta, para ella sería su fiesta privada, ya había arreglado todo con una de las empleada doméstica para un bono extra para atender al hijo de Samantha, había buscado unos juegos para animar la estadía de su reducido número de invitados. Alexander, estaba buscando una excusa para cancelar su asistencia a dicha reunión, cada día que pasaba y conocía más a Olivia, se arrepentía de haber caído en el juego de matrimonio por negocio, esa chica parecía sanguijuela, hasta el momento la había mantenido a raya, pero ya no tenía más argumentos para el rechazo, al final era su prometida. Reginald estuvo puntual en casa de Samantha,