— Cariño, despierta.La voz de mi madre me llama con dulzura, al tiempo que con suavidad empuja mi hombro.— ¿Ya llegamos? —estiro los brazos por sobre mi cabeza. Dormir sentada realmente es incómodo, sobre todo en un espacio tan pequeño.— Ya casi —responde, señalando el cartel que indica la entrada a la ciudad.Welcome to Winston.
Siento un gruñido a mis espaldas. “Con un demonio, no tuve en cuanto el eco”. Al girarme para enfrentarme a mi oponente me paralizo. Frente a mí hay un lobo de casi dos metros observándome fijamente, sus orbes oscuros muestran un destello que hace a mi corazón palpitar como loco y su negro pelaje da la sensación de ser sedoso y suave. Estoy segura de que es un humano cambia forma, en pocas palabras… un licántropo, ningún lobo es tan grande.Doy dos pasos hacia atrás, llevo mi mano a mi pecho y presiono mi hoodie para tranquilizarme y contener al monstruo que rasguña mi interior pidiendo que lo libere. El animal se sienta so
Camino con paso ligero rumbo a las clases matutinas, el instituto es enorme y otra vez se me ha hecho tarde. Hace unos días que estoy viviendo en los dormitorios y me estoy arrepintiendo en verdad, no es como si no pudiera arreglármelas sola para levantarme temprano, pero la idiota que tengo por compañera de cuarto se pasa las noches jugando con su maldito celular, cosa que no me importaría si no fuera porque grita cada vez que pierde. En verdad me dan ganas de arrancarle los ojos así deja de molestar.En los pasillos me cruzo con otros estudiantes, supongo algunos de ellos son mis compañeros de clase, ya que me saludan con una sonrisa. Incluso uno se pone a mi par y comienza a preguntar sobre el trabajo grupal de biología que nos dejaron para
Para cuando estamos terminando con las tareas y repasos del día, Jack se nos une. Esta cabizbajo y desanimado, como si toda su insoportable actitud socarrona se hubiera ido por el retrete.Mel toma mis apuntes con los ejercicios ya resueltos y se los extiende.—¡Oye! —protesto apretando los dientes.—Es por defendernos —explica ella, con una sonrisa inocente. “Solo un día más y podré ir a casa”. Medito, recostada en el césped del jardín, con los brazos detrás de mi cabeza y la música resonando a través de mis auriculares. Cierro los ojos y disfruto de la quietud que la hora del almuerzo me regala. Necesito descansar sin el parloteo incesante a mi alrededor.Las clases matutinas han transcurrido con rapidez y en cuanto acabaron me escabullí para gozar de un momento de soledad mientras todos los estudiantes se atiborran en el comedor. Por suerte también pude escapar de Melody y la nueva conspiración amorosa que ingenió en la Seth y yo somos participes. Algo totalmente irracional. Procuro acelerar el paso a medida que nos acercamos a él, pero Pink Panter me lo impide colgándose de mi brazo derecho y apoyando su cabeza en mi hombro; la observo de soslayo sospechando de sus intenciones.—No voy a tragarme el cuento de que estás cansada y por eso caminas como una anciana —le advierto, adivinando sus intenciones.—Cansada no —arrastra los pies—, sólo muerta.Pongo los ojos en blanco y Capítulo 5
Capítulo 6
Al llegar a la puerta principal nos encontramos con un espectáculo para nada peculiar, justo al final de las escalinatas se encuentran Seth y Jack rodeados por un grupo de mujeres que no hacen más que preguntar estupideces.—Te dije que esto no valía la pena —murmuro al oído de Mel.—¿Qué esperabas? Él es todo un...&n
—Esto es una mierda —murmuro, mientras que con el tenedor hurgo los huevos revueltos que mi madre me sirvió para el desayuno.—Ese lenguaje Nicole —ella está sentada al otro lado de la mesa con su nariz metida en el móvil, leyendo las noticias y ocasionalmente eleva la mirada hacia mí—. No me obligues a castigarte.Apoyo el codo izquierdo sobre la mesa y utilizo mi puño para sostener mi cabeza, mientras balanceo el tenedor en el aire. Hoy es sábado y desde que llegué la noche del jueves estoy prisionera en la casa, mamá me “castigó” por desobedecerla y enfrentarme al lobo; ella no mencionó mi ausencia a clases ni que me saliera de la academia sin avisarle, todo lo que le importa fue que delatara mi presencia.—Ya no puedes hacer nada más —la desafió.—Aún tienes tu teléfono ¿no? —la iron