Me despiertan los fuertes golpes de la remodelación y el olor a hot cakes recién hechos.—Maldita sea.Me cubro la cabeza con la manta para volver a dormir, pero el rugir de mi estómago me lo impide. Resignada me arrastro hasta el borde la cama y me quedo inmóvil observando la tenue luz que se cuela del exterior. Recojo mi celular, que anoche dejé abandonado bajo la almohada, para constatar la hora; a pesar de ser las nueve de la mañana el día parece presentarse demasiado oscuro. “¿Todavía estoy soñando?”, con pereza voy hasta la ventana y hago a un lado las coloridas cortinas solo para comprobar que el cielo se encuentra completamente encapotado y tan negro como la misma noche.—Supongo que hoy tampoco podré salir —suspiro con amargura.Voy al baño para higienizarme y hacer mis necesidades y después camino como un zombie rumbo a la cocina.—Buenos días, dormilona —mi madre me saluda al verme aparecer por el pasillo— ¿Café? —sin muchos ánimos cojo la taza que me extiende y ocupo mi lu
Paso la mañana sentada delante del ordenador intentando realizar el trabajo que debo presentar la próxima semana, pero confeccionar tu árbol genealógico es una mierda cuando no puedes utilizar la información sobre tu familia y debes inventar todo desde cero. Y, a pesar de contar con toda la basura que internet me provee, no logro concentrarme, tal vez se deba a que detesto la idea de ocultar mis solemnes, aunque malditas, raíces; pero ¿qué puedo hacer? No me importa que los humanos se den por enterados, en última instancia creerán que estoy demente, más no es sencillo revelar mi existencia a la manada, sobre todo porque se supone que los Shadow Gardians han sido borrados de la faz de la tierra en su totalidad. Me acerco a mi mesa de noche y saco la fotografía que guardo a mi alcance desde esa noche. El único "tesoro" que pude rescatar.—Como me gustaría que estuvieras aquí —susurro, al borde de las lágrimas al tiempo que acaricio la única imagen que tengo de mi padre.Los recuerdos s
Desde la ventana de mi cuarto observo como las sombras de la arboleda se alargan debido a que el día se apaga más temprano de lo normal gracias a la intensa tormenta. Las luces se encuentran apagadas y los rayos y relámpagos iluminan el lugar dibujando siluetas que algunos llamarían espeluznantes, pero que a mí me resultan divertidas. La oscuridad no asusta a los monstruos y yo soy una bestia infernal, así que no hay nada a lo que deba temer.—¡Nicky, tienes visitas! —escucho los gritos de mi madre a través de la puerta entreabierta.Observo la hora en mi celular, siete y quince, guiada por un impulso salgo de mi habitación y bajo con premura las escaleras. Al llegar junto a mi madre debo esforzarme por no abrir la boca debido al asombro. Seth está quitándose los zapatos junto a la puerta, está completamente empapado, como si hubiera caminado debajo de la lluvia, aunque por el tintineo en sus manos sé perfectamente que vino en la camioneta de su padre.—Eres un maldito loco de mierda
El tamborileo del celular vibrando sobre la mesa me despierta. Estoy comenzando a odiar ese maldito aparato infernal, hace mucho tiempo que no duermo de forma tan placentera. No es que haya soñado con un puto paraíso donde todo es felicidad o algo parecido; no, simplemente pude cerrar mis malditos ojos sin ser enviada al infierno del fuego y los gritos, o hundirme en un mar de sangre donde la bestia se sacia a voluntad.Intento estirarme para desentumecer los músculos, pero un peso sobre mi pecho me impide moverme. Observo detenidamente el brazo que me aprisiona y mi adormilada mente me trae los recuerdos, haciendo que me sienta completamente avergonzada.“¿Por qué mierda permití que me hiciera eso?”Me giro muy despacio y mi rostro queda justo frente al de Seth, su aspecto no cambia mucho cuando duerme, siempre se ve tan sereno y relajado. Extiendo mis dedos para acariciar sus labios, su sabor me resulta tan dulce que deseo sentirlo una y otra vez. El celular vuelve a temblar logrand
— Cariño, despierta.La voz de mi madre me llama con dulzura, al tiempo que con suavidad empuja mi hombro.— ¿Ya llegamos? —estiro los brazos por sobre mi cabeza. Dormir sentada realmente es incómodo, sobre todo en un espacio tan pequeño.— Ya casi —responde, señalando el cartel que indica la entrada a la ciudad.Welcome to Winston.
Siento un gruñido a mis espaldas. “Con un demonio, no tuve en cuanto el eco”. Al girarme para enfrentarme a mi oponente me paralizo. Frente a mí hay un lobo de casi dos metros observándome fijamente, sus orbes oscuros muestran un destello que hace a mi corazón palpitar como loco y su negro pelaje da la sensación de ser sedoso y suave. Estoy segura de que es un humano cambia forma, en pocas palabras… un licántropo, ningún lobo es tan grande.Doy dos pasos hacia atrás, llevo mi mano a mi pecho y presiono mi hoodie para tranquilizarme y contener al monstruo que rasguña mi interior pidiendo que lo libere. El animal se sienta so
Camino con paso ligero rumbo a las clases matutinas, el instituto es enorme y otra vez se me ha hecho tarde. Hace unos días que estoy viviendo en los dormitorios y me estoy arrepintiendo en verdad, no es como si no pudiera arreglármelas sola para levantarme temprano, pero la idiota que tengo por compañera de cuarto se pasa las noches jugando con su maldito celular, cosa que no me importaría si no fuera porque grita cada vez que pierde. En verdad me dan ganas de arrancarle los ojos así deja de molestar.En los pasillos me cruzo con otros estudiantes, supongo algunos de ellos son mis compañeros de clase, ya que me saludan con una sonrisa. Incluso uno se pone a mi par y comienza a preguntar sobre el trabajo grupal de biología que nos dejaron para
Para cuando estamos terminando con las tareas y repasos del día, Jack se nos une. Esta cabizbajo y desanimado, como si toda su insoportable actitud socarrona se hubiera ido por el retrete.Mel toma mis apuntes con los ejercicios ya resueltos y se los extiende.—¡Oye! —protesto apretando los dientes.—Es por defendernos —explica ella, con una sonrisa inocente.Último capítulo