Salgo a la calle, me detengo a unos pocos metros de la entrada para dar una ojeada a mi alrededor y decidir qué hacer. Hay un grupo de mujeres reunidas esperando para ingresar al cine, varias me resultan familiares y observándolas con detenimiento distingo a un par de las acosadoras de Seth. No puedo evitar compararlas conmigo y me doy cuenta de que por más que quisiera jamás podría ser como una de ellas, lo cual es genial porque soy única, pero al mismo tiempo eso me confirma que es demasiado extraño que Seth tenga interés en mí.
—Es mejor olvidarme de todo y hacer como sí nunca nos hubiéramos conocido —murmuro.
Las zorras comienzan a chillar como cerdos y mi olfato me dice que cierto azabache se encuentra muy cerca. Me precipito a andar entre el gentío para que no pueda encontrarme, pero antes de que pudiera darme cuenta, Seth, me sujeta el brazo con firmeza y me jala para
Doy un pequeño sorbo al recipiente de sopa instantánea que hoy es mi almuerzo, en cuanto terminamos las clases Melody me arrastro fuera del salón para que pudiera ponerla al tanto de todo lo sucedido en la cita de ayer y ahora estamos comiendo sentadas en el césped debajo de uno de los tantos árboles del patio del instituto.—No puedo creerlo —Mel revuelve su sopa con tristeza, seguramente se debe a que nuestra comida le parece poco. La observo divertida—. Quiero decir, sé que él siempre es sincero con las chicas con las que se divierte, pero confesar su amor de esa manera me parece… Roger me aplasta con su cuerpo, su pierna izquierda se mete entre las mías para separarlas y su mano se apodera de mi seno derecho. Ya no puedo resistir la repulsión que me produce su cercanía así que, lo empujo con fuerza suficiente para que caiga al suelo y me siento a horcajadas sobre sus piernas, evitando tener contacto con el inmundo bulto que sobresale en su entrepierna. —¿Ya ves? —sus manos van y vienen por mis muslos— Sabía que ese idiota de Seth no puede darte lo que necesitas —sube hasta alcanzar mis cintura y la presiona tirando hacia adelante para que nuestras zonas íntimas se toquen, pero ni siquiera logra moverme. —¿Y tú sí? —Por supuesto —levanta el mentón con una sonrisa de orgullo—, he probado a cada una de “sus” mujeres y todas me prefieren. —¿No me digas? —me aferro a sus muñecas con vigor para evitar que toque mi trasero. Así que toda esta m****a se trata de una estúpida competencia masculina en la cual éste infeliz quiere Capítulo 13
—Oye, no te duermas —escucho como una dulce voz masculina me llama, pero por más que lo intento no puedo abrir los ojos. Percibo el cálido tacto de una caricia sobre mi mejilla derecha— ¡SETH, VEN AQUÍ! “No, que no se acerque”. No puedo permitir que vea así, ni siquiera tuve tiempo de cambiar a mi forma humana. Estoy segura de que la manada no apreciará para nada saber que soy un puto monstruo, sobre todo mi preciado ojiazules; sí, ya estoy resignada a aceptar que me gusta, aunque no pienso decírselo. Intento hablar para detener al extraño, pero lo único que abandona mis labios es un lastimero gemido. —¡NICOLE! —Seth grita al llegar a mi encuentro, siento como sujeta mis brazos y los jala para levantarme sacándome, otro gemido debido al dolor que me provoca el repentino sacudón. —Espera, no puedes moverla de esa manera; está muy herida. —¿Y qué esperas que haga, Aaron? ¿Quieres que la deje aquí para que… muera? P
Seth se aseguró de que mis heridas queden protegidas, por lo que tengo el tórax completamente vendado; además me vistió con una de sus enormes camisetas y unos boxers. Reviso mi teléfono en un fallido intento por evitar su penetrante mirada, parece estar analizando mi comportamiento en un silencioso escrutinio. Creo que espera que enloquezca en cualquier momento, es decir, una adolescente normal tendría un ataque de histeria después de todo lo ocurrido, más no voy a dar tal espectáculo y mucho menos mientras mantenga esa estúpida actitud de indiferencia. Frustrada dejo la respuesta para Ethan a medias y arrojo el móvil sobre la cama, escribir un mensaje detallándolo todo ha logrado que mi malhumor se acrecenté. —Maldición —murmuro entre dientes, al tiempo que acaricio mi frente para mitigar el dolor de cabeza. Las preguntas se agolpan en mi mente, ¿Cómo demonios me encontraron? ¿Cómo pudieron atacarme a pleno día? ¿Quién diablos los envía y por qué me
—Bien, ahora que la freaky su fue… podemos continuar —Robert se cruza de brazos y me observa con altivez. Me pongo a buscar mi móvil que se ha extraviado entre las sábanas, haciendo caso omiso a la actitud que muestra. ¿Qué rayos sucede con las dos neuronas que rondan en su hueca cabeza? Melody ha confirmado que el tarado de Roger es el culpable de todo y yo sólo soy una de sus víctimas ¿Acaso no lo entiende? No, él lo sabe a la perfección, incluso me atrevo a asegurar que está al tanto de las obscenidades que el maldito cometía; por lo que lo más probable es que no se trague mi actuación y sospeche que estoy ocultando algo. Debo admitir que el idiota es muy suspicaz, pero si continúa por ese camino sólo logrará hacerme enfadar y es una pena, porque tendré que destrozar su agraciado rostro; sí, el tipo es atractivo ¿para qué negarlo? Sin embargo, no hay belleza que valga la pena cuando eres un gamberro. —¿Me estás escuchando? —Robert alza la voz para llamar mi atención. Seth gruñe y
Por enésima vez Melody mordisquea sus uñas, está pie en el extremo opuesto de la cama observando como Aaron revisa la cicatrización de mis heridas, mientras me encuentro sentada con mi brazo izquierdo descansando sobre mi cabeza y el torso completamente desnudo para facilitar su trabajo. —Sí continúas así te quedarás sin dedos —menciono, mirando a mi amiga de soslayo. —Es que no puedo evitarlo —empuña sus manos con furia—, de sólo pensar lo que ese idiota te hizo… ¡Aaahhh! —Grita con frustración— Sólo deja que lo encuentre, retorceré su cuello como si fuera un sucio pañuelo. Rio al imaginarla cumpliendo sus amenazas, es una pena que no pueda hacerlas realidad. —Tu cuerpo se cura con rapidez —Aaron habla sin detener su exhaustivo examen y una inquietud remueve mi interior, alertada por la pasividad de sus palabras—. La piel se ha regenerado casi por completo así que, podré quitarte los puntos mañana —se pone de pie y va en busca del pequeño botiquín de primeros auxilios que carga en
Me despiertan los fuertes golpes de la remodelación y el olor a hot cakes recién hechos.—Maldita sea.Me cubro la cabeza con la manta para volver a dormir, pero el rugir de mi estómago me lo impide. Resignada me arrastro hasta el borde la cama y me quedo inmóvil observando la tenue luz que se cuela del exterior. Recojo mi celular, que anoche dejé abandonado bajo la almohada, para constatar la hora; a pesar de ser las nueve de la mañana el día parece presentarse demasiado oscuro. “¿Todavía estoy soñando?”, con pereza voy hasta la ventana y hago a un lado las coloridas cortinas solo para comprobar que el cielo se encuentra completamente encapotado y tan negro como la misma noche.—Supongo que hoy tampoco podré salir —suspiro con amargura.Voy al baño para higienizarme y hacer mis necesidades y después camino como un zombie rumbo a la cocina.—Buenos días, dormilona —mi madre me saluda al verme aparecer por el pasillo— ¿Café? —sin muchos ánimos cojo la taza que me extiende y ocupo mi lu
Paso la mañana sentada delante del ordenador intentando realizar el trabajo que debo presentar la próxima semana, pero confeccionar tu árbol genealógico es una mierda cuando no puedes utilizar la información sobre tu familia y debes inventar todo desde cero. Y, a pesar de contar con toda la basura que internet me provee, no logro concentrarme, tal vez se deba a que detesto la idea de ocultar mis solemnes, aunque malditas, raíces; pero ¿qué puedo hacer? No me importa que los humanos se den por enterados, en última instancia creerán que estoy demente, más no es sencillo revelar mi existencia a la manada, sobre todo porque se supone que los Shadow Gardians han sido borrados de la faz de la tierra en su totalidad. Me acerco a mi mesa de noche y saco la fotografía que guardo a mi alcance desde esa noche. El único "tesoro" que pude rescatar.—Como me gustaría que estuvieras aquí —susurro, al borde de las lágrimas al tiempo que acaricio la única imagen que tengo de mi padre.Los recuerdos s