¿Qué haces? –centelleó ella furiosa intentando bajarse, él la sujetó con facilidad. No lo que quiero. Primero me gustaría ponerte de rodillas y darte de nalgadas. Y luego… -tomó su barbilla impidiendo que se alejara y le dio un suave beso rematándolo con un mordisco en su labio inferior. – tienes los labios más sensuales que he visto en mi vida. Me lo dicen con frecuencia. - dijo solo por molestar. ¿Quién? ¿Quiénes? –y allí estaban esos ojos relampagueando en dorado. ¿Importa? –respondió desafiante. Te encanta llevarme al borde ¿no? –preguntó burlón. Así que puedo lograr eso, no lo sabía. Déjame volver a mi asiento, estamos por llegar. –dijo viendo por la ventanilla y observando el antiguo palacio desafiando el tiempo, a las afueras de la ciudad. Quizás llegues a saber hasta donde me puedes hacer llegar. –respondió devolviéndola a su lugar. –te aconsejo que no lo intentes, sería mejor que no pasara. ¿Es una amenaza? Es una realidad. Aun está pendiente el como escapaste, esa
¿Decía señora?Nada, nada ¿eres rápida? No tenemos mucho tiempo. Quiero algo formal y elegante para todo. Empecemos con el peinado. –ocho minutos después Salma daba los últimos toques al peinado. –No entiendo porque León no dijo nada acerca de una cena de estado. Al parecer el rey lo decidió así de último momento mi señora. Vi correr a las doncellas encargadas del comedor. Escuché que decían que era cosa de último minuto. -suspiró. - ve por mi vestido, el que consideres apropiado. –consideraba que Salma sabía más sobre las normas y la etiqueta del Palacio que ella. Con manos temblorosas empezó a maquillarse, gracias a la práctica lo hizo en poco tiempo.Aquí está señora. –anunció Salma.Creo que eso no.¿Por qué? ¡Lleva los hombros al descubierto!Sí, pero…Voy a ofender al rey con eso, además…Lo envió el Príncipe León, expresamente para esta noche.Está loco de remate. – con manos aun temblorosas buscó su móvil y le marcó a su ahora flamante esposo metiéndose en el baño pues pens
No fue así. Preferiste que creyera eso para que tuviera claro que lo nuestro no pasaría de ser una aventura. –le dijo en voz baja, controlando su genio que amenazaba con estallar. ¿Te recuerdo que me casé contigo? Solo soy un triste juguete para tu m*****a diversión. Gabriela… esto, lo hablaremos. Vete al diablo… Escucharon como eran anunciados. Su Alteza Real el Príncipe Asad Khan Al Rached Zani Al Ahmad y la Princesa Gabriela Khan... Ella no terminó de oír todos los títulos y apellidos que ahora tenía por matrimonio. Se sentía la marioneta de León. Un títere en un extraño y absurdo juego. Quería irse de allí, de inmediato, pero las puertas fueron abiertas y vio decenas de personas que les dieron una gran reverencia. No podía correr ahora, el coraje la sacó de la desesperación por huir. Tuvo que poner su mano sobre la de él, deseó poder enterrar sus uñas en esa palma. Sin embargo, levantó el rostro y esbozó una sutil sonrisa. Fue presentada a mucha gente, quienes deseosos de
¿Si no qué? ¡Si no qué, dime! –él la soltó de inmediato y se pasó las manos por el pelo.Pero no lo digas. No soporto la idea de pensar que pudiste estar con alguien más. Soy así Gabriela, entiéndelo de una vez.¿Qué entienda qué? ¿Qué no eres lo suficientemente moderno para estar con una mujer que ha estado con otros? –le dijo aun destilando rabia.He estado con mujeres que han tenido mas amantes. No te confundas, es contigo con quien no podría soportarlo. –respondió serio pero aun agitado.Ósea que fui la escogida porque nadie más me había tenido. gracias por aclararlo, es bueno saberlo.Fue un honor y un privilegio haber sido el primero. Pero no fue eso lo que hizo querer que nunca te apartaras de mi lado. Si se tratara de escoger a alguien solo por ser virgen, me las han ofrecido desde que tengo memoria. Es porque eres tú y todo lo que representas, todo lo que eres.Y si estuve con alguien en este tiempo separados ¿me dejarías ir? –no podía dejar ir el tema. Estaba dolida, herida
La luz del sol se filtraba por las ventanas. Gabriela se sentó de golpe. Era tardísimo, se había quedado dormida. A su padre no le gustaba que llegara tarde. De pronto, la realidad la golpeó, se fijó en la enorme cama, en la habitación y vio su vestido de la noche pasada puesto sobre una silla. Se fijó en su cuerpo y se dio cuenta que estaba en ropa interior. Seguro León le había quitado el vestido. Volteó a ver si él seguía allí y solo la marca en la almohada indicaba que allí había estado. Vio el reloj y eran pasadas las ocho de la mañana. Tarde muy tarde. Seguro las princesas a la fuerza o no, se levantaban temprano. Se acordó que no había llamado a su familia, solo había mandado mensajes a su hermano menos al llegar a Durban el día anterior y nada más. Seguiría mandando mensajes pensó. Si la escucharan al teléfono, se darían cuenta que nada marchaba bien. Rememoró la noche pasada y el pecho lo sintió apretado, debería haber llorado y liberado toda su angustia, pero no había podido
¿Con qué te has ahogaste querida? –le dijo el rey. Ellos no podían empezar a comer hasta que él lo hiciera, así que Gabriela ni siquiera había tocado la copa de agua, se ahogaba de puro nerviosismo. - ¿Estás bien?Perfectamente. –dijo con voz entrecortada.La pones nerviosa padre.Tonterías, claro que no. Un hijo es algo natural en un matrimonio ¿no es así?Claro, sólo que apenas empezamos y bueno, es pronto… -dijo ella.Y ya se están tardando. León espero que te apliques en ello. –Gabriela tosió aun más, la verdad es que se estaba ahogando con quien sabe qué, pero se estaba ahogando.Padre… -dijo León y escuchó reír al rey, quien tomó un poco de agua y le indicó a su nuera que hiciera lo mismo, ella lo agradeció y bebió un buen sorbo para tratar de controlarse.Espero que no nos metas prisa padre. Las cosas se darán de forma natural.Y no espero menos hijo, es solo que siempre he querido un nieto.Tienes muchas nietas.A las que amo, pero ciertamente quiero llegar a conocer un hijo t
¿Él te explicó sobre esa ceremonia?¿Poco o nada?Padre, yo…Háblame con la verdad querida, no hay nada que temer.No sabía mucho sobre ella. -Dijo ella claudicando. Para su sorpresa el rey empezó a reír.Así que en realidad el León acechó, engañó y cazó a su presa ¿eh?Algo así - aceptó ella con una mueca que hizo reír al rey aun más.Te trajo a palacio para ser presentada, sí. Eso también lo supe. Así que, aquí tenías a este pobre viejo esperando por conocer a su nuera y luego supe que no estabas ¿Qué pasó?Creo que León le explicó que tenía que ir a casa y resolver cosas allá…¿Y eso te llevó tanto tiempo?Sí. –dijo ella sin poder sostenerle la mirada.Pero, ya en palacio ¿sabías que estabas casada?La verdad es que no.¡Pero cómo!Se tomó su tiempo en decírmelo.Él temía tu reacción, ¿ves como conozco a mi hijo? Y mejor aun, como es que ya voy conociéndote a ti.Si él me lo hubiera pedido no le hubiera podido decir que no. –admitió. -Pero, simplemente lo hizo y yo sin saber… ¿esa
¿Cuál es tu favorito? –dijo ella a Abdul señalando los autos. Todos negros y con modelos especiales para el desierto. ¿De aquí? Ninguno. A mí me gustan los jeeps. Mira ese, a que es lindo. Es funcional. ¿Podría manejarlo? No, no te espantes. Sé hacerlo y sería aquí solo dar una vuelta. No es mala idea, pero me temo que no. ¿Ni eso tengo permitido? –preguntó enojada. Claro que sí, adentro puede hacer lo que quiera. Pero ese jeep tira gasolina y con estos calores intensos y en marcha, bueno…no es nada seguro. Irá a reparación la otra semana. -siseó Gabriela. ¿Perdón? M*****a sea… es decir, perdón por maldecir, pero en verdad quería hacer algo diferente. Como te dije, me aburro. –por dentro bullía de rabia. Puede elegir cualquier otro. -dijo solicito el guardaespaldas. No, creo que el sol sí que está fuerte. – dio un vistazo a los guardias que paseaban y vigilaban el lugar, parecían solo custodiar el área donde ella se encontraba. Respecto al camino que debía tomar, algo le de