Capítulo 8EvannaDesperté sintiéndome como nunca antes me había sentido. No tenía idea de cómo había logrado dormir la noche anterior, pero de alguna manera, lo había hecho.Resulta que mi madre ya había entrado en un coma etílico cuando llegué a su habitación para hablar con ella. Con mi bata de baño envuelta a mí alrededor y mi cara aun brillando con el recuerdo de lo que acababa de hacer, me fui otra vez a mi habitación.El deseo volvió a encenderse en el momento que leí su mensaje. No sabía cómo había obtenido mi número, pero sabía que era él. No respondí yo, lo hicieron mis ganas de tenerlo cerca. Me sorprendí mucho cuando me llamo, pero le conteste.Sentía unas ganas de conocerlo, estaba intrigada por ese hombre oscuro que había despertado tantas cosas en mí.La llamada termino rápido, pero no por que estuviera cansada, como se lo hice ver. No, solo quería poder descargar mis ganas.Sentía su semen pegajoso y caliente entre mis piernas, y no pude evitar frotar mis dedos bañando
—Cuando estés conmigo, no cubras esto —murmuro Zeke en mi oído mientras, con ambas manos rompía mis bragas.—Alguien podría... —gemí cuando él se deslizó entre mis piernas, haciendo que extendiera mis muslos para él—. Alguien podría vernos.—Todo un escándalo —se burló—. Imagínate si alguien pasara por aquí y viera a la inocente princesa de Diera con las piernas abiertas para mí, con su dulce e inocente coño expuesto. Gemí cuando él llevó mis arruinadas bragas a su cara, inhalando profundamente y gruñendo cuando sus ojos se clavaron en los míos. Sus ojos ardían ferozmente mientras los empujaba en su bolsillo.—Mío —gruño.Sus manos se deslizaron por mis muslos otra vez, y esta vez, no había nada que lo detuviera. Sin bragas que le bloqueen el paso. Gemí cuando sus dedos se deslizaron a través de mi humedad, separando mis labios y frotando mi clítoris. Sus labios encontraron mi cuello, y cuando comenzó a chupar, morder y lamer su camino hasta mi clavícula, gemí fuerte. Sus manos enco
Capítulo 9 EvannaEstoy mirando atentamente mi anillo de compromiso. Siento como si tuviera corazones en mis ojos, como si flotara, como si...—Su alteza —la perra de la modista real, me saca de mis pensamientos—. ¿Por qué no eligió un color menos llamativo? —Señala mi vestido—. Esto es muy atrevido para alguien que se va a casar.—¿Pedí tu opinión? —La muchacha me mira mal—. Recuerda que estás aquí porque a mi madre le gustan tus mierdas, pero si fuera por mí, te habría votado hace años.—Lo que usted diga, su alteza —hace una reverencia tensa y se va.Mejor así.No es que yo sea del tipo engreída por mi posición económica, ni nada de eso, es solo que ella se lo merece.Se metió a nuestra casa antes que mi padre muriera y lo sedujo, intento terminar con nuestra familia, y aunque mi madre ni sabe, yo sí, y por eso no la soporto.Observó el vestido que hizo para mí, y realmente no está mal.Mi vestido era rojo. Era estilo corazón con una aventura desde el muslo hasta donde terminaba e
—Buena chica —gruñó él, haciéndome jadear en voz alta.Sentí su mano deslizarse por mi culo desnudo. Una punzada violenta golpeo mi centro subiendo y esparciéndose por todo mi ser. Froto su palma en círculos lentos sobre uno de los cachetes de mis nalgas, haciendo que mi piel picara por más. Mi cuerpo se enfrió cuando alejo su mano de mí, pero rápidamente volvió a encenderse, esta vez más fuerte, cuando de repente la volvió a bajar con un golpe seco. Grite ruidosamente, todo mi cuerpo explotó en fuego cuando el calor de ese azote hacía estragos en mi de manera violenta.—¡¿Me acabas de azotar?! —Le grite, histérica.Encontró mi mirada y sentí como mi mundo se borraba. Esta versión de Zeke Starlit, me encendio, me hizo sentir más sucia, y me gustaba. Pura lujuria y fuego era lo que sus ojos me ofrecían, pude sentir el calor vertiéndose en mí.—Princesas traviesas con una boca sucia son azotadas, nena —gruñó, su mano frotando mi trasero de nuevo, calmándome—. Y has sido una princesa mu
Capítulo 10EvannaMe dolía el cuerpo mientras caminaba junto a Zeke de regreso al salón de mi madre. Sabía que mi cara era como de recién follada o de deseando que me follen, pero no me importaba.Quería que Zeke me hiciera suya, y el deseo aumentaba con cada segundo que pasaba.Caminábamos tomados de la mano todo el camino. Él tenía una sonrisa tonta en su cara y yo solo podía observarlo embelesada.Cuándo llegamos a la puerta, él la abrió, dejándome pasar primero. Este lado de él me gustaba, pero sin dudas amaba su lado dominante y posesivo.Mi madre se encontraba de pie frente a la chimenea. Observaba las llamas con mucha atención.Zeke hizo ademán de hablar, pero lo corte tirando de su chaqueta.—Madre —hable en su lugar.Ella se giró y pude notar que tenía el rímel corrido por las mejillas.—Querida —miro nuestras manos entrelazadas—. Necesito hablar contigo en privado. Ahora.Observó a Zeke con cara de tristeza y de disculpa.—No —me negué, aunque Zeke se había preparado para
Capítulo 11ZekeEsto no podía estar pasando.Lo que había estado imaginando que sucedería, había pasado. No quería mi puto dinero. La quería a ella.¿Qué haría con ese dinero, si no tenía a la mujer de la que estaba malditamente enamorado?Sí, estaba enamorado de Evanna Lynne. Y aunque sonaba como a locura, no lo era. Tuve el tiempo para saber quién era ella y cada parte que vi me gustó y la ame.Cuando su madre dijo lo que su estúpido tío había exigido, me sentí mal, pero cuando Evanna paso de mi por un maldito trono que no valía nada, me sentí como la mierda.Me fui sin esperar nada, pero, cuando estuve solo en mi auto, su mirada llorosa, pero llena de lujuria llegó a mi. Y pensé, en todos los momentos que podríamos pasar. Pensé en ella leyendo un libro en nuestro jardín, con un bonito vestido floreado y su cabello suelto.No podía terminar así, y no lo quería.Giré y decidí seguir a mi corazón. Ya basta de estar metido en el hoyo donde siempre estaba.Fui directo a la dichosa fies
Capítulo 12EvannaPodía ver la confusión en el rostro de Zeke. Pero aún peor, podía sentir su dolor.¿Es fácil enterarse que tú madre nunca murió, y que en realidad fuiste huérfano sin sentido?No, no es fácil.—¿Está bromeando no es así? —Zeke me miró, buscando ayuda—. Evanna, ¿verdad que es una broma?Negué con la cabeza.—No, Zeke —lo mire fijamente. Lo que iba a decir a continuación iba a hacer un hoyo en su interior—. Ella es tu madre.Su rostro se descompensó y pude notar como sus barreras se abrían camino entre todos los ocupantes de la habitación. Intente tomar su mano, pero me esquivo. No veía, estaba ciego de ira y eso me dolió.—¡No seas tonta, nena! —Una risa fría y cortante escapó de su boca—. Mi madre murió al darme a luz.Los sollozos de la reina Helga de Kent, resonaron aún más fuerte en la habitación.—¡Si lo soy, soy tu madre! —Dijo, entre sollozos.—No es así —dijo Zeke negando efusivamente con su cabeza—. Mi madre está muerta.—Zeke —Helga se puso de pie, dio unos
Cuando Zeke presionó la cabeza hinchada de su gran polla contra mi pequeño y apretado culo, mi cuerpo tembló por él.—Zeke... —Suplique. Pero como en la mayoría de los casos, no sabía por qué.—¿Confías en mí, princesa? —Pregunto de nuevo.Trague con dificultad el nudo en mi garganta y asentí.—Entonces abre ese pequeño trasero para mí, nena. Déjame mostrarte lo bien que puedo hacerte sentir. Mantendremos intacta tu virginidad esta noche, pero igual te voy a follar como te lo mereces. Todavía voy a dejar que sientas cada centímetro de mi polla deslizarse dentro de ti.Grité cuando lo sentí temblar contra mi culo, y gemí al verlo envolver una mano alrededor de su polla resbaladiza y brillante, y acariciarla lentamente contra mí.Sentí la necesidad de tenerlo dentro de mi y probar todo de este hermoso hombre. Lo quería, y lo iba a tener. —Muéstrame —jadeé, mordiéndome el labio. Su otra mano se deslizó hasta mi cadera, sosteniéndome con fuerza—. Por favor, follame —le susurré. Zeke gimi