Madelaine
El tiempo pasa lo suficientemente lento como para volverme loca. La doctora Pierce me ha dicho que la infusión ha sido completada pero de todas formas mi madre debe aguardar en la sala de tratamientos aunque sea una hora más para evitar alguna infección o algo por el estilo.
Saber que tengo que esperar más me pone los vellos de punta. No sé si mi madre está bien o mal, si funcionó o no. Me desespera todo esto, la preocupación, el miedo, los nervios. El estómago se me retuerce cada dos minutos y es que además de que no he probado bocado desde anoche, la inquietud provoca estragos en mí.
Intento tranquilizarme jugando con Noah, pero es inútil, no paro de pensar en las pocas probabilidades de vida de mamá
NathanNo suelo entregar trabajos en persona, nunca lo hice ni siquiera en los tiempos que fui yo mismo. Los enviaba por correo postal o con Montgomery con la confianza absoluta de que mis clientes quedarían satisfechos con mis planos. Y siempre fue igual, ellos quedaban encantados y no había que modificar nada, pero ahora ha sido distinto.Y aunque no lo quiera admitir en voz alta, la única razón por la que estoy de vuelta en el hospital es con la esperanza de verla. Ha avivado mi parte masoquista y tengo ganas de que me mire y sentirme un ser desprotegido. Sin embargo mi plan está a punto de fracasar, ya he entregado la propuesta al director y no tengo nada más que hacer aquí, por lo que recorro los pasillos hacia la salida con una decepción que no quiero explicar. Nathan—Me sorprende verte aquí, Nathan —dice el hombre frente a mí con una sonrisa que pretende ser cálida y tranquilizadora, pero me resulta todo lo contrario.—Créeme yo soy el sorprendido —murmuro, y es cierto, pero necesito avanzar con mi vida tal como antes pero todo está descontrolado dentro de mí, antes podía sostenerme del alcohol, ahora no me causa ni el más mínimo consuelo. —Me estoy volviendo loco Capítulo 25
MadelaineNo puedo parar de llorar, pero ¿quién lo haría? Siento como si me fuera arrebatada lenta y dolorosamente alguna parte de mí. De solo pensar en lo horrible que es todo esto, el corazón se contrae en mi pecho.¿Esperar a que pase lo inevitable? ¿Y entonces qué? Vivir con el constante temor de que mamá podría no despertar una mañana cualquiera, verla deteriorarse día a día hasta el momento en que suceda. Es cruel, despiadado e injusto. Nadie merece pasar por eso.Se suponía que ella sanaría, que estaría junto a nosotros muchísimos años más. No quiero aceptar esta realidad, no pueden obligarme.—
Madelaine«La eutanasia es la acción u omisión que acelera la muerte de un paciente desahuciado con la intención de evitar sufrimientos. El concepto está asociado a la muerte sin sufrimiento físico».Esa fue la puta descripción que encontré en mi teléfono cuando mi madre me dijo eso. En pocas palabras quiere suicidarse, para evitar más sufrimiento. ¿Y el mío? Sé que suena egoísta pero ella también lo está siendo. No está pensando ni por un momento en lo duro que es todo esto para mí y para Noah.¿Y Aaron la apoya? ¿Qué clase de hombre deja que su esposa se suicide el mismo día de su boda? Porque sí, todo este acto retorcido sería luego
NathanIba en el auto con Eleanor, volvíamos a casa y era tarde en la noche. Ella estaba mofándose de mí como siempre lo hacía y yo sonreía encantado de verla feliz. Me volteé a verla un segundo y de repente no era Eleanor, sino Madelaine.Volví a verla de nuevo para saber que efectivamente era ella, iba sonriente a mi lado mientras entrelazaba nuestros dedos y me decía que no podía esperar a llegar y meternos a la cama.Me distraje de la carretera, pues sus ojos me habían atrapado como siempre lo hacían. Su mirada azul y encantadora me volvía loco, no había nada más que quisiera en el mundo que ella continuara viéndome. MadelaineMe bajo del todo terreno de Aaron, impactada por la belleza del lugar al que nos ha traído. Es realmente hermoso, el aire que se respira es puro y agradable, pero definitivamente lo mejor es el olor a abeto y agua fresca.— ¿Dónde estamos? —pregunta Noah y me vuelvo para ir a sacarlo de su silla—.—En un bosque.— ¿Y hay osos? —PreguntCapítulo 29
Madelaine— ¿Estás bien, amor? —Tomo a mi hermano por las mejillas y él asiente. Vuelvo a mirar a Nathan algo confundida, no entiendo cómo es que estamos en el mismo lugar al mismo tiempo. ¿Es un juego del destino? — ¿Qué hacías con mi hermano?Él parpadea, como si saliera de un trance. Su semblante cambia de impactado a enojado en un milisegundo. Me mira como si fuera la peste más peligrosa pero el anhelo en sus ojos lo contradice.—Acabo de encontrarlo vagando sólo y llorando, l
NathanVolver a la cabaña ha sido toda una odisea, pero he conseguido arrastrar esta estúpida silla por la tierra. Cuando llego a la plataforma de la terraza, miro involuntariamente hasta la cabaña al otro lado del lago, la de los Mayer. Ella está ahí, tan cerca y tan lejos.En otras circunstancias, en un mundo paralelo tal vez, la invitaría a conocer el lago en lancha, mas ese lado de mí no existe, ahora soy un jodido inválido y mis aventuras se limitan a cero. Y odio saber que otro podría hacerle la misma oferta.Decido dejar de torturarme a mí mismo más de lo que lo hago con normalidad y entro a la casa. Con suerte podré alojarme en una de las habitaciones del primer piso