Sin saber qué hacer para sacar a Emily de la tarima, Javier siguió el consejo de su hermano.
—Sentémonos y pidamos algo, mientras pensamos qué hacer.
Todavía con las gafas oscuras puestas, Emily tenía cara de no estarla pasando bien y soportar lo que el streaper, de enormes pectorales y el abdomen semejante a un lavadero, hacía frente a ella.
—No veo ni a Marge ni a tu suegra —dijo Rubén cuando ya estaban sentados, en una de las pocas mesas libres que quedaban en el lugar, algo alejada del ajetreo a los costados de la pasarela— No creo que se haya ido, dejando a Emily sola.
—¿Estarán en el baño?
A
La publicación de la aparición de Emily, Marge y Javier en un club nocturno para el entretenimiento adulto, generó controversia en las redes de la influencer, lo mismo que no pocos comentarios en las del joven multimillonario. Las opiniones desde quienes se sentían defraudados por el hecho de que EmiCrusher estuviera asistiendo a esos sitios, a quienes la apoyaban y hasta deseaban una invitación para la despedida oficial.—Están muy parejos los defensores y los detractores —dijo Marge luego de un análisis de los comentarios—. Creo que, por querer anticiparnos a tu mamá, lo que hicimos fue “meter” a sus seguidores en nuestras cuentas y de ahí el desastre.—Pero, ¿eso significa que otra vez estoy perdiendo seguidores? —preguntó Emily, angus
Como hubiera prometido, Javier envió a Emily una lista de los palacios en Europa que podían alquilarse para la realización de la boda. El único percance era que tendría que realizarse en un día entre semana, porque los viernes y fines de semana estaban ya todos reservados por los próximos dos años.—Eso no importa —dijo Marge cuando Emily le mostró la lista y le pidió que la ayudara a escoger—. Igual, a una boda de un multimillonario la gente va así sea un lunes en la mañana.—¿Tú crees?Marge asintió.—Para muchos, asistir a la boda de un multimillonario es como ir a una convención de negocios, en especial para l
El restaurante estaba no solo resguardado por su propio esquema de seguridad, sino reforzado por el de Javier Cifuentes, el joven multimillonario dueño de una de las principales criptomonedas del mundo. La orden para tanta protección era sencilla: nada de fotografías a la pareja de la mesa 1, conformada por el multimillonario y su invitada, la también joven y bella influencer conocida en las redes sociales como EmiCrusher.—¿No te parece que es demasiado? —preguntó Emily a Javier después de haber ocupado la mesa en el reservado VIP, dentro de un pequeño y muy elegante salón, reservado para cenas privadas— Pensé que nos veríamos en cualquier restaurante y sentados en cualquier mesa.Javier negó con la cabeza.&
Metidas entre las cobijas de la cama de Emily, Marge y Estefanía veían una película mientras esperaban el regreso de la joven influencer. Cuando la escucharon regresar, se levantaron, ansiosas por escuchar lo que tenía que contarles sobre la cita con Javier. Quedaron decepcionadas al oír que entraba a la habitación de Marge y cerraba la puerta.—Chiquita, hola, ¿estás bien? —dijo Estefanía luego de golpear la puerta.Emily no dijo nada y, por toda respuesta, la escucharon sollozar.—Emi, ¿podemos entrar? —dijo Marge.—Sí —contestó Emily con la voz golpeada por el llanto.Abrieron la puerta
Después de la noticia que Emily había recibido, no había ánimos para organizar una despedida de soltera, buscar un vestido de novia, reservar un salón o elaborar una lista de invitados. Al encender su celular, Emily se encontró con más de treinta llamadas de Javier y casi el mismo número de mensajes por whatsapp. Fastidiada solo de pensar en su rostro, y en que lo estuvo besando, bloqueó y eliminó el chat, sin tomarse siquiera la molestia de leer uno solo de sus mensajes.En un acto de consideración, Estefanía regresó, al menos por esa noche, su habitación a Emily y compartió la cama con Marge.—¿Qué crees que debamos hacer ahora? —preguntó Marge a su amiga cuando entró a visitarla a la habitación, el d&ia
Envuelta solo en una toalla, con el cabello húmedo y en caída libre hasta sus hombros, Emily esperaba por la explicación que estaba por darle Javier y de la que dependía no solo su contrato de matrimonio, sino también, quizá, su futuro como influencer, habida cuenta de la manera en que habían reaccionado sus seguidores cuando les anunció, semanas antes, que ya no iba a casarse con el joven multimillonario de las criptomonedas.En una situación semejante se encontraba Javier, vestido solo con una sudadera y con rasgos de no haber dormido muy bien, o de no haberlo hecho por completo, algo despeinado y con la barba sin arreglar, ojeroso y con aspecto de haber estado expuesto a una intensa luz por varias horas, o llorado, según se quisiera especular.Javier se arrodilló y, con
Cuando Emily terminó de vestirse, le pidió a Marge que fueran adelantando el trabajo que tenían pendiente. No quería ni prestarle atención a lo que estaba sucediendo en su habitación.—Tampoco mencionaremos nada sobre la boda —dijo Emily—, quiero un video muy común para el nuevo sponsor.Marge estuvo de acuerdo y, antes de que la prueba que Estefanía estaba realizando la distrajera, preparó el equipo de grabación, mientras Emily revisaba el libreto. Se trataba de un nuevo juego de anime, al que ella debía hacer alusión en tanto jugaba algunas partidas con la última versión del Candy Crush, la misma actualización que tantos problemas le había traído a causa de su nuevo sistema de calificación de las partidas.
Como si estuvieran en la sala de un tribunal, Estefanía dispuso el lugar en donde cada uno debía sentarse. Ella presidiría, como juez, sentada en el sofá del centro, con Javier, el acusado, sentado en el sillón de su costado izquierdo y su hija, como la demandante, estaría en el sillón de la derecha. Marge, en su papel de testigo, se sentó al frente.—Después de la aplicación del examen de virginidad masculina —dijo Estefanía, con voz solemne—, realizado sobre el señor Javier Cifuentes, con su consentimiento y participación directa, he llegado al resultado, incontrovertible, que expondré a continuación, pero, antes de compartir el resultado del examen, quisiera escuchar las palabras de la demandante.Sin darse por aludida, Emily