El restaurante estaba no solo resguardado por su propio esquema de seguridad, sino reforzado por el de Javier Cifuentes, el joven multimillonario dueño de una de las principales criptomonedas del mundo. La orden para tanta protección era sencilla: nada de fotografías a la pareja de la mesa 1, conformada por el multimillonario y su invitada, la también joven y bella influencer conocida en las redes sociales como EmiCrusher.
—¿No te parece que es demasiado? —preguntó Emily a Javier después de haber ocupado la mesa en el reservado VIP, dentro de un pequeño y muy elegante salón, reservado para cenas privadas— Pensé que nos veríamos en cualquier restaurante y sentados en cualquier mesa.
Javier negó con la cabeza.
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Metidas entre las cobijas de la cama de Emily, Marge y Estefanía veían una película mientras esperaban el regreso de la joven influencer. Cuando la escucharon regresar, se levantaron, ansiosas por escuchar lo que tenía que contarles sobre la cita con Javier. Quedaron decepcionadas al oír que entraba a la habitación de Marge y cerraba la puerta.—Chiquita, hola, ¿estás bien? —dijo Estefanía luego de golpear la puerta.Emily no dijo nada y, por toda respuesta, la escucharon sollozar.—Emi, ¿podemos entrar? —dijo Marge.—Sí —contestó Emily con la voz golpeada por el llanto.Abrieron la puerta
Después de la noticia que Emily había recibido, no había ánimos para organizar una despedida de soltera, buscar un vestido de novia, reservar un salón o elaborar una lista de invitados. Al encender su celular, Emily se encontró con más de treinta llamadas de Javier y casi el mismo número de mensajes por whatsapp. Fastidiada solo de pensar en su rostro, y en que lo estuvo besando, bloqueó y eliminó el chat, sin tomarse siquiera la molestia de leer uno solo de sus mensajes.En un acto de consideración, Estefanía regresó, al menos por esa noche, su habitación a Emily y compartió la cama con Marge.—¿Qué crees que debamos hacer ahora? —preguntó Marge a su amiga cuando entró a visitarla a la habitación, el d&ia
Envuelta solo en una toalla, con el cabello húmedo y en caída libre hasta sus hombros, Emily esperaba por la explicación que estaba por darle Javier y de la que dependía no solo su contrato de matrimonio, sino también, quizá, su futuro como influencer, habida cuenta de la manera en que habían reaccionado sus seguidores cuando les anunció, semanas antes, que ya no iba a casarse con el joven multimillonario de las criptomonedas.En una situación semejante se encontraba Javier, vestido solo con una sudadera y con rasgos de no haber dormido muy bien, o de no haberlo hecho por completo, algo despeinado y con la barba sin arreglar, ojeroso y con aspecto de haber estado expuesto a una intensa luz por varias horas, o llorado, según se quisiera especular.Javier se arrodilló y, con
Cuando Emily terminó de vestirse, le pidió a Marge que fueran adelantando el trabajo que tenían pendiente. No quería ni prestarle atención a lo que estaba sucediendo en su habitación.—Tampoco mencionaremos nada sobre la boda —dijo Emily—, quiero un video muy común para el nuevo sponsor.Marge estuvo de acuerdo y, antes de que la prueba que Estefanía estaba realizando la distrajera, preparó el equipo de grabación, mientras Emily revisaba el libreto. Se trataba de un nuevo juego de anime, al que ella debía hacer alusión en tanto jugaba algunas partidas con la última versión del Candy Crush, la misma actualización que tantos problemas le había traído a causa de su nuevo sistema de calificación de las partidas.
Como si estuvieran en la sala de un tribunal, Estefanía dispuso el lugar en donde cada uno debía sentarse. Ella presidiría, como juez, sentada en el sofá del centro, con Javier, el acusado, sentado en el sillón de su costado izquierdo y su hija, como la demandante, estaría en el sillón de la derecha. Marge, en su papel de testigo, se sentó al frente.—Después de la aplicación del examen de virginidad masculina —dijo Estefanía, con voz solemne—, realizado sobre el señor Javier Cifuentes, con su consentimiento y participación directa, he llegado al resultado, incontrovertible, que expondré a continuación, pero, antes de compartir el resultado del examen, quisiera escuchar las palabras de la demandante.Sin darse por aludida, Emily
Cuando Estefanía se fue a bañar, luego de que pudiera compartir el resultado del examen, Marge salió con Rubén, con la disculpa de acompañarlo a estacionar bien el carro.—¿Ahora me crees? —preguntó Javier cuando la puerta del apartamento se cerró.—¿Qué hicieron durante esa media hora en mi habitación? —respondió Emily, recostada sobre el espaldar y con los brazos cruzados.Javier suspiró y juntó las manos.—Solo hablar —dijo—. Me preguntó quiénes eran mis padres, sobre mi hermano, cómo había sido de niño, si me había enamorado, cómo conseguí mi fortuna, solo eso, c
Al llegar al penthouse de Javier, disfrutaron de un almuerzo servido por su chef particular y hablaron sobre la posibilidad de que Dafne iniciara una guerra en las redes sociales, animada a desprestigiar no solo a su exnovio, sino a la nueva pareja, como ya lo había intentado hacer con la prueba de embarazo.—A mí Dafne incluso me da pena —dijo Rubén—. En el tiempo en que fuimos novios, descubrí que le hacen falta varios tornillos y, pese a que una chica muy inteligente, con el coeficiente intelectual de una genio, también es bastante temperamental, mitómana y hasta creería que tiene algo de sociópata.—Eso es muy grave, amor —dijo Marge, llevándose las manos a la boca—. Si combina inteligencia con locura, puede ser bastante destructiva.
El concurso lanzado por EmiCrusher, que premiaba el comentario más original de las fotografías que publicó sobre el sitio de su boda, sacudió las redes sociales y desbordó la capacidad de lectura de Marge y Emily, que no lograban atender la frecuencia con la que los seguidores y nuevos suscriptores subían sus impresiones sobre el lugar, una salón de baile con paredes doradas, de estilo versallesco, con capacidad para algo más de mil invitados. Debieron pedirle ayuda a Estefanía, y aún así estaban agobiadas.Desde luego, no todos los comentarios eran positivos y los había también bastante críticos y hasta malintencionados, que acusaban a EmiCrusher de ser una snob, reivindicante de las monarquías y despilfarradora, entre otros por el estilo. Algunos más lo que hacían era pedir aclarac