Capitulo 4

Cassandra Morgan

Puedo decir con certeza que los treinta segundos que transcurrieron en la llamada fueron los más tensos de toda mi vida, nunca he sido una persona indecisa, mucho menos insegura, pero en este momento no sé que hacer, aún así decido lanzarme al vacío, esta vez sin paracaídas porque no tengo un plan concreto con el cual protegerme.

Tengo que pensar en algo rápido, es primera vez que alguien va delante de mi, no puedo permitir que eso pase porque si no terminaré perdiendo en este juego que ni siquiera ha iniciado.

Al colgar el teléfono Mylie parece saber que algo pasa, porque me he tardado más de la cuenta, ella aparece con una expresión confusa al verme parada en las escaleras, no obstante, me quedo unos segundos procesando todo y sin decir palabra alguna termino de bajar para salir de la casa.

Me subo en el auto y antes de encenderlo mi móvil suena alertandome de un mensaje, al revisarlo no es nada más que la  dirección del lugar donde nos reuniremos, siento que el tema a tratar no es algo que se diga por teléfono.

Respiro profundo armandome de valor y por fin emprendo camino hacia el lugar que no está a más de siete minutos de aquí.

Al entrar al local grande es mi sorpresa al ver que no es un lugar tan sofisticado, tampoco es tan barato pero tiene su estilo, sin duda no es un lugar en el que pensé ver a Dominic, es decir, parece ser del tipo arrogante que no quiere relacionarse con nadie y buscaría un restaurante vacío y más caro que mi casa.

Sin embargo, el acogedor café me da la bienvenida de la mejor manera, una camarera me ofrece guiarme hacia una mesa pero la rechazo al ubicar con la mirada a Dominic, camino a pasos seguros hasta estar frente a el, sus ojos grises me dejan fascinada por unos segundos.

Observo como curva una sonrisa y se levanta.

La confusión se abre paso hasta que veo como abre la silla para que yo me siente, acepto algo cohibida y finalmente me le quedo mirando expectante.

—Luces hermosa—dice en tono seductor causando mi fastidio.

Desde aquí puedo percibir su cautivador aroma que sé que tiene encantadas a las meseras alrededor, porque aunque no tenga pruebas tampoco tengo dudas de que varias ya le han ofrecido el menú.

—Vamos al punto.

—Primero elige que quieres tomar—ofrece divertido por mi actitud.

Diosito, dame paciencia.

Tomo la carta con fastidio y le señalo lo que quiero, minutos después de que pedimos la mesera regresa con nuestras órdenes no sin antes ofrecérse a Dominic en bandeja de plata, el finge que no se ha dado cuenta y la chica se va ofendida.

Suelto un risa por primera vez en el día y le doy un trago a mi café antes de cruzar las manos sobre la mesa.

Mala costumbre mía cuando voy a hablar.

—¿Cual es el contrato? ¿Que necesitas que haga específicamente?—divago y el no tarda mucho en poner frente a mi una carpeta.

—Solo necesito que te cases conmigo, legalmente y también debemos hacer un evento, aunque creo que eso estaba más que claro—explica refiriéndose a la boda que ya estaba planeada, porque no solo el necesita casarse—Nadie puede saber que esto es un contrato, mucho menos debemos levantar sospechas en nuestras familias.

—Mi abuela sabe que esto será un contrato, Mylie también.

—¿Hablas de tu secretaria?—asiento sin más—Eso no es problema, mientras ambas mantengan la boca cerrada.

—Bien, tengo condiciones—declaro con cautela.

Es obvio que no dejaré todo a elección suya, aquí debemos ganar ambos.

—Yo también, pero primero lee el contrato.

Suspiro dejando a un lado mi bebida y empiezo a leer los documentos, hay también un contrato prenupcial que sinceramente me esperé, alguien con tanto dinero no dejaría todo en manos de una mujer que ni conoce, los contratos matrimoniales pueden ser engañosos.

—Ni de chiste.

Suelto enojada al leer una de las cláusulas.

—¿Que pasa ahora?

—La pareja a convivir deberá permanecer en una misma vivienda y lecho para garantizar un matrimonio duradero—leo en voz alta.

Una risa se escapa de sus labios y yo gruño.

—No podemos eliminar esa cláusula, los empleados no pueden saber que esto será una farsa, debemos mantener las apariencias aun dentro de la casa.

Niego con la cabeza mientras continúo leyendo y al terminar le entrego los documentos.

—Mis condiciones—hago una pausa para beber de mi café—No quiero a ninguna amante ni en la casa ni en ninguna portada de alguna revista. No estoy haciendo este circo para que me llamen cornuda.

—Tú tampoco puedes ser infiel entonces—señala y yo me encojo de hombros.

—Bien, pero no me vengas después con el hombre tiene "necesidades"—hago comillas con mis dedos antes de proseguir—Yo pagaré los gastos de la boda pero no habrá luna de miel.

—No estoy de acuerdo—lo miro mal observando como se divierte con la situación, su sonrisa seductora no deja de aparecer al verme irritada sin embargo no cierra el pico—¿Que va a pensar la prensa al ver que mi querida esposa se niega a irse de luna de miel?

Amenaza y es todo lo que necesito para lanzarle la carpeta.

—No firmare nada.

—¡Vamos! ¡Estoy bromeando!—se excusa y yo tomo lo que faltaba de mi café para luego levantarme.

—No arruinaras mi reputación Laurent—le señalo—O estas conmigo, o en contra, y no quieres saber como se siente ser mi enemigo.

Hago amago de marcharme y el me toma del brazo, me pide sentarme de nuevo pero esta vez a su lado, dudo un poco antes de sentarme y lo miro mal manteniendo una distancia prudencial.

—Aceptare tus condiciones, tu acepta las mías. Me ayudarás y te ayudaré.

Señala otra vez los documentos desparramados en la mesa.

Lo pienso durante unos segundos hasta llegar a la conclusión que nadie más aceptará actuar en este circo, nadie es tan loco para meterse en un lío de esa magnitud, porque cuando estas en la clase alta estas en la boca del lobo, si no te cuidas te comerán, y si no tengo a alguien lo suficientemente inteligente y astuto a mi lado la prensa se enterará de todo en un abrir de cerrar de ojos.

No puedo poner en riesgo mi reputación, mi negocio, tengo que seguir adelante con mi boutique, sin importar cuánto me duela unirme a un hombre que no amo, mis principios siempre han sido incorruptibles, yo creo en el amor y si no fuera por la gravedad de la situación no podría permitirme hacerlo.

No cuando he creído durante toda mi vida que el amor verdadero lo puede todo.

Aunque dicen que el amor verdadero es el que llega sin previo aviso, sin esperarse y sobre todo, sin que alguno de los dos sepa que están destinados.

Así que con los ojos llorosos asiento.

—Esta semana firmaremos los papeles.

Dominic nota mi malestar sin embargo no dice nada, ya sea por pena o por respeto, cualquier sea la razón lo agradezco.

Pido otro café frío, esta vez sintiéndome ahogada, como si nada pudiera ayudarme en este momento, porque si, firmare mi propia ida al psicólogo, porque esta claro que este año que estaré casada no será algo normal, mucho menos agradable.

No con este idiota, en la primera cita ya me amenazó con decirle a la prensa que no quiero ir de luna de miel.

No se que me esperara luego.

Cuando ya tengo mi café veo entrar a alguien al local, el cual antes estaba bastante silencio por la poca gente que se encontraba dentro.

Sin embargo lo que me llama la atención es el sonido de los tacones que resuenan en el lugar, al ver a la castaña que ha entrado puedo notar que esta se fija en nosotros, y como no si la mesa es una de las más visibles para todos. Pero la mujer al ver a Dominic sonríe como el gato de Alicia en el país de las maravillas y se acerca acomodando su ropa.

Provocativa además.

La ignoro cuando llega a la mesa y continúo haciendo caso omiso a mis pensamientos que solo me indican que debo irme antes de partir en llanto por todo lo que está pasando, sin embargo al escucharla hablar toda la tristeza se esfuma para dar paso al enojo.

—Domi querido—su seductora voz me recuerda al mismo dominic sin embargo la de ella me da náuseas y muchas ganas de agarrarle los pelos.

—Claudia ¿Como has estado cariño?

Alzo las cejas al ver como le responde y me mira divertido al notar que ha llamado mi atención, de malas maneras claro está.

—Muy bien, tiempo sin verte, ¿Esta noche estás libre? Me gustaría ir a tu...

Carraspeo para llamar su atención dado que aunque estén hablando en un tono discreto me da la sensación que la gente nos observa muy fijamente.

—Oh, lo siento. No te había visto, ¿Eres su hermana? Me han hablado mucho de ti.

Casi bufo al escucharla. Si no fuera por el hecho de que ambos somos pelinegros creería que esta siendo sarcástica sin embargo se nota que su diminuto cerebro no llegaría a imaginar la forma en la que estamos conectados.

—Claro, un placer—extiendo mi mano y ella la toma con una sonrisa falsa, se nota lo hipócrita que es con la gente que considera que debe tratar bien.

Dominic ve la escena divertido pero entonces yo me levanto y me dirijo al otro lado de la mesa para sentarme con dominic golpeando el hombro de Claudia en el proceso, la mujer se hace la ofendida pero no dice nada, al sentarme le paso un brazo por el abdomen a el pelinegro haciendo que se remueva y finalmente le doy un casto beso en la comisura de su labio.

—¿¡Qué es esto!?

Chilla la loca y yo sonrío con burla.

—No creas en todo lo que te digan, niña.

La mujer sale echa una furia del café y yo me levanto en seguida que sale, Dominic me observa confuso sin embargo me limito a mirarle con seriedad hasta salir del café.

Este nuevo inicio parece que será más loco de la usual.

Ede_05

¡Hola lectoras! ¿Que tal les va pareciendo la historia? déjenme sus comentarios. A partir de ahora actualizare a diario.

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