Diciembre 23
La mezcla de sentimientos que tengo es tan fuerte, que ni siquiera sabría decir cómo me siento. Por una parte, estoy feliz, todos los negocios que tenia que hacer han salido bien, los viajes transcurrieron con calma, aunque obviamente, con la tristeza de no estar junto a ella. Por otra parte, me he perdido de cosas muy importantes por no poder poner un freno a todos mis compromisos. Me he perdido de estar dos meses junto a ella y de la segunda y tercera ecografía de nuestros hijos o hijas, se supone que ya podríamos saber el sexo de los bebes, pero ella ha decidido esperar a que estuviésemos juntos. También me he perdido de la llegada de Allegra a casa y sin poder evitarlo, me siento mal por estas cosas.
Ella tampoco la ha tenido fácil, las negociaciones se han complicado más de lo debido y le ha llevado m&a
No hay cansancio que me gane en este instante. Estoy recibiendo un curso acelerado de como ser padre de una niña de cinco años, y debo de admitir que me encanta. No es lo mismo que cuando estoy con mis sobrinos, esto va mas haya. No solo estoy aprendiendo de manera acelerada a como ser padre, sino que también debo conocerla a ella con todo lo que es y con la educación que ha recibido hasta ahora. Jamás me había imaginado adoptando una niña, pero la mujer con la que me he casado ha cambiado muchas cosas en mí, y esta faceta de querer darle una vida mejor a una criatura, es una de ellas. —Esta es mi muñeca favorita. — Me cuenta con entusiasmo mientras que camina rápidamente hacia mi luego de haberla sacado de la maleta. —¿Y como se llama?— Pregunto tomando a la barbie entre mis manos. —Samantha.— Explica mientras se sienta
24 de diciembreEstoy ansioso por descubrir la reacción de mi familia cuando conozcan a Allegra. Observo a mi guapísima esposa, quien lleva puesto un vestido largo color negro que hace resaltar su ya más notoria barriga de 18 semanas bajar la escalera de la mano de nuestra pequeña princesa. Ella también lleva un vestido color negro y es muy parecido al de su madre. Son tan parecidas que de verdad muchas veces creo que también es la sangre la que las une.—Se ven preciosas.— Halago y les ayudo a bajar el último escalón.—Gracias papi.— Dice la pequeña haciendo que ambos riamos.Mi esposa me mira sonriente —Gracias papi.— Comenta ella también y no puedo más
La palabra "feliz", no es suficiente para describir como me siento. No solo estoy feliz por la bienvenida que mi familia le ha dado a Allegra. Estoy feliz porque ella ha sido feliz en esta Navidad y ha recibido regalos que ni se esperaba. El saber que tendremos dos niñas más, también es una noticia increíble. Era evidente que Ignazio saldría a relucir su broma de haber sido el único en tener un hijo varón, y honestamente, eso no me afecta en nada.Ya puedo imaginarme a nuestras tres niñas jugando juntas y yo mirándolas como un bobo por ser el padre más orgulloso del mundo. Estos sentimientos son tan profundos, tan complejos, y tan nuevos que por una parte me da pánico. La única certeza que tengo en estos instantes es que quiero que se parezcan a su madre.—Guapo, ¿te encuentras bie
Después de ducharme, bajo a la cocina, y al entrar me encuentro a mi embarazadísima esposa y nuestra pequeña cocinando juntas. Es una imagen tan pero tan bonita que solo puedo quedarme parado bajo el arco que divide el salón y la cocina observándolas.—Ahora ponlo allí.— Le indica a Allegra refiriéndose a un bol con ensalada.—¿Cocinando?— Pregunto y ambas se sorprenden ya que ni siquiera se habían percatado de mi presencia.—¡Has tardado muchísimo! ¿Te estabas duchando o dando un baño de inmersión?— Me pregunta mi guapísima esposa entre risas.Rio ante sus palabras y camino hacia ella con la clara intensión de hacerle cosquillas, pero ella se da c
—¿De verdad crees que a tu madre le haya gustado el almuerzo que he preparado?— Me pregunta una vez más cuando cierro la puerta de nuestro cuarto.—Cariño, a toda mi familia les ha encantado el almuerzo y han pasado un día increíble disfrutando de ver como Allegra jugaba con sus primos.— Le digo e intento convencerla de que no debe preocuparse tanto.—Es que tu madre es perfecta... yo no conseguiré ni acercármele a los tobillos nunca.— Comenta preocupada mientras enciende la luz de los veladores.Cierro la puerta con llave y ella me mira preocupada haciéndome reír —Cariño, la niña ya está dormida en su cuarto, y si nos necesita golpeara la puerta.— Le explico.&m
Días despuésNuestro primer fin de años juntos. Es increíble la manera en la que mi vida ha cambiado este año. Observo el esmero con el que decora el salón y la mesa donde cenaremos en familia, y no puedo parar de sonreír ¿Quién me iba a decir que todo esto existiría? Murmurmo, pero al parecer ella me ha escuchado por qué voltea a mirarme.—¿Qué has dicho?— Me pregunta confundida y rio.—Solo una frase cariño.— Le explico y al parecer no me cree porque entrecierra sus ojos.—Te veía decorar la mesa y no podía dejar de pensar en lo mucho que han cambiado nuestras vidas este año. Este es nuestro primer fin de año juntos y el v
10 de eneroEsta última semana y media, nos hemos encargado de disfrutar en familia de unas mini vacaciones. Hemos aprovechado mi descanso antes de mis viajes y el suyo de la empresa para ir a la playa, luego regresar a Roma y recorrerla para hacer que Allegra conociese los rincones de la tierra donde ahora crecerá. Eso si, mi esposa no ha dado tregua en la educación de la niña y la ha inscripto en el mismo jardín infantil donde va Lisa para que comience con su educación infantil.Según mi esposa ella quiere que la niña, aunque sea curse la mitad del año del último año del segundo ciclo para que poco a poco ella se vaya adaptando a los niños de aquí y al idioma y todo eso. Algo de razón lleva, Allegra está acostumbrada a que sus clases de jardín eran e
Observo como disfruta de cada bocado de fruta que ha pedido para su desayuno y luego miro a mi plato con un poco más de culpa. Tortitas, sirope, café... el embarazado parezco yo definitivamente. —¿Qué pasa?— Pregunta regresándome a este momento junto a ella en la terraza de este café frente al mar.—Que tú estarás embarazada, pero el que engordara seré yo.— Digo entre risas.—¿Con todo el ejercicio que haces? Imposible.— Sentencia.—Por eso mismo lo hago, imagínate si solo comiese.— Explico y por alguna razón ella comienza a reírse con muchas ganas.—Gordito Marin te llamarían.— Bromea y ya me