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El primer encuentro...

Capítulo 3

Nicolás

Llevar las riendas del rancho y de mi familia era un trabajo completamente duro. Un trabajo que obviamente llevaba esfuerzo más dedicación y yo estaba dispuesto a darlo todo con tal de dejar el apellido del Olmo en lo más alto. Sin embargo, el hecho de ser el hermano mayor de cuatro que somos estaba siendo un verdadero problema, ya que hay ocasiones en las que debes de perder la compostura para imponer respeto y que entiendan cuando es uno no definitivo a cualquier decisión.

– ¿Pero por qué haces esto? ¿Por qué no puedo montar a ese caballo como cualquier persona normal? Tú siempre me prohíbes hacerlo y estoy harto de eso.

– Pues podrás estar muy harto y todo lo que quieras, pero ya te dije que no vas a montar a ese caballo y punto. Puedes montar a cualquiera de los caballos que tenemos en la cuadra, pero a Diablo no.

– ¡Pero no es justo! A Elías lo dejas montarlo y a mí simplemente no me lo permites. Así los trabajadores de este rancho no me van a tomar en serio jamás y seguirán diciendo que soy un bebé por tener que pedirte permiso para hacer algo.

– Pues te aguantas sus comentarios y ya. Además, si Elías monto ese maldito caballo fue porque él es mucho mayor que tú. Sin embargo, y para que dejes de pregunta lo mismo otra vez, si te sirve de consuelo ni siquiera él va a volver a subirse en ese caballo del demonio. Suficiente tuvimos con el susto de los rasponazos de la otra vez que se dio y tú más bien deberías de ser como Paloma y ponerte a estudiar que es tu deber.

– Eres insufrible. Ya verás que se lo voy a ir a decir a papá, le diré que no me dejas montar a Diablo y él te ordenará que me dejes. Sabes que soy el preferido de los tres después de paloma y así no podrás decirme que no.

– Pues ándale, corre y dile a papá lo que quieras. Aun así, no montarás a Diablo y tampoco creo que papá se haya vuelto loco como para dejarte ¿Te ha quedado claro? Entiende que ese caballo no es para ti y fin de la discusión.

– No sabes cuánto te odio Nicolás. Solamente por ser el mayor de los cuatro te crees el dueño de todo y piensas que puedes mandarme como se te dé la gana. Ya verás como a tu vida llegará la persona que te dará una patada en el trasero y ahí estaré yo para burlarme en primera fila.

Veo a mi hermano Raúl salir como una fiera endemoniada de las caballerizas y es que este no entiende que ese maldito caballo lleva su nombre por algo. Desde que lo trajeron a las cuadras nadie ha podido montarlo y cada vez que alguien se sube sale muy lastimado o volando por los aires. Ese maldito caballo por muchos intentos que hemos hecho no se ha dejado domar ni siquiera por mí que soy un jinete experto y me preocupa su situación. Si sigue haciéndole daño a mis empleados tendré que venderlo o sacrificarlo de no tener otra opción, cosa tal que cualquiera de las dos opciones me parece una completa locura porque es un caballo pura sangre de los mejores. Uno que desde luego no se encuentra todos los días y está perfecto para sacarle hasta crías. Su gran tamaño y su pelaje completamente negro lo hacen parecer una sombra en la noche, pero, así como esta de hermoso es muy mañoso el condenado.

De un momento a otro siento un escándalo y un jaleo fuera de las caballerizas, justo donde está el corral de ese maldito caballo. Lo que me hace preguntarme que está pasando, pero en cuánto salgo para ver de qué se trata, de inmediato me encuentro a mi hermano tratando de montar al caballo aun cuando le dije que no lo hiciera.

De más está decir que el caballo está más que enfurecido por su acción y patea el aire con sus patas traseras como si quisiera hacerle daño a todo el mundo. Es ahí cuando Raúl quien intenta mantenerse encima de Diablo de un momento a otro sale volando por el aire y siento como la sangre abandona mi cuerpo en el instante para segundos después ver como el caballo empieza a patear otra vez contra el suelo. Haciendo que muchos de los golpes los reciba Raúl, solamente espero que no le haya hecho algún tipo de daño grave porque eso sería la gota que derrame el vaso y el impulso que necesito para terminar con su m*****a vida de una buena vez.

Corro de inmediato junto con los otros vaqueros para llegar hasta donde está mi hermano y en cuanto lo hago noto que este está sin conocimiento alguno. Conocimiento que no recupera por más que lo mueva y trate de hablarle, así que al no obtener alguna respuesta de sus signos vitales de inmediato y sin medir las consecuencias lo monto el carro y comienzo a manejar lo más rápido posible hacia el hospital. Necesito que alguien atienda con urgencia a mi hermano y si me quedaba en la casa esperando a que la ambulancia llegara, tal vez se me hubiese muerto en los brazos sin recibir ayuda.

En el instante en el que mi madre supo lo que estaba pasando, dejó todo lo de la casa de lado y salió corriendo con papá hacia el hospital. Allí en cuanto llegaron que notaron mi presencia, lo primero que hicimos fue comenzar a hacerme preguntas de lo sucedido. A los cuales luego de decirles exactamente la verdad de todo lo que paso con Raúl, mi madre se puso a llorar desconsoladamente al comenzar a imaginarse lo peor.

Ya han pasado como dos horas desde que mi hermano fue arrastrado en una camilla hacia la zona de emergencia y en cuanto salió un doctor no pudimos evitar lanzarnos todos casi sobre él para saber en qué estado se encontraba Raúl.

– ¿Doctor cómo se encuentra mi hermano? – le pregunto de inmediato y este solamente deja escapar un suspiro pesado.

– Pues su hermano debe de dar gracias de que no le pasó absolutamente nada más grave que una simple fractura en su pierna derecha. Lo demás son solo los golpes con los que llegó y por lo que usted contó que suspendió, posiblemente ese caballo lo hubiese podido haber dejar inválido de por vida. Sin embargo, como les dije corrió con suerte y solamente tiene su pierna derecha afectada.

– Doctor, mi hermano es nadador casi olímpico y justamente están por iniciar las selecciones para él ¿Cree que pueda participar? – pregunto mientras escucho todo con atención.

– Lamento ser yo el que les diga, pero su hermano no podrá ir a ninguna competición por muy olímpica que sea. Su pierna necesita meses de recuperación porque entre las terapias que deberás recibir y además los ejercicios se llevará demasiado tiempo todo. Posiblemente para cuando vuelva a recuperar su completa movilidad en la pierna las olimpiadas desgraciadamente ya hayan pasado. De verdad lo siento.

El hecho de que Raúl no vaya a poder participar en las olimpiadas sé mejor que nadie que será un golpe muy duro para él. No obstante, y aunque suene un poco cruel de mi parte, tal vez con esto el aprenderá a no cuestionar una orden cuando se le da. Las acciones que hacemos sin pensar siempre tienen consecuencias y desgraciadamente en su caso, estará sufriendo la peor de todas al arruinar su futuro por un capricho.

– Pobre de mi niño, se quedará destrozado cuando escuche esa noticia. Las olimpiadas son todo para él y ahora no podrá ir – dijo mi madre con sus ojos llenos de lágrimas y mi padre solamente pudo acariciar su espalda.

– ¿Doctor qué tenemos que hacer para que mi hijo se recupere lo antes posible? – pregunta ahora mi padre y este solamente lo ve por unos minutos antes de contestar.

– A ver, no sé si esto sirva para que se recupere de inmediato, pero sí estoy consciente de que necesitarán una ayuda especializada para él. Su hijo por su lesión en la pierna necesitar terapia de rehabilitación y creo que lo mejor sería que contrataran a un enfermero particular que lo pudiera atender y ayudar en sus ejercicios. Además, conozco a un fisioterapeuta que es el indicado para esto y si me dejan recomendarlo estoy seguro que será de mucha ayuda.

– Confiamos en usted doctor, así que díganos quién es la persona a la que debemos contratar para que ayude a nuestro hijo con todo lo que sea necesario. Mientras más rápido se recupere para nosotros será un alivio y estoy segura de que para el también – dijo de inmediato mi madre y todos nos pusimos a escuchar al doctor sin dejar escapar ni un solo dato.

...

Luego de haber pasado casi toda la tarde en el hospital, cuando por fin pudimos ver a mi hermano este obviamente tuvo la reacción que todos esperábamos. A Raúl le había afectado demasiado el hecho de saber que no podría participar en las olimpiadas este año. Sin embargo, nada se comparaba con el hecho de que ahora se estaba echando la culpa así mismo por no haberme hecho caso cuando le dije que no montara a ese maldito caballo. Ese animal al que estoy a nada de volarle la tapa de los sesos y todos mis empleados intentan detenerme para que no lo hagas. Hasta mi hermano Elías pelea conmigo para que baje la pistola, pero yo no cambio de opinión por nada que me digan.

– Nicolás no cometas una tontería, mejor esperemos a que llegue papá para que él decida qué hacer con el caballo – dice Elías tratando de impedir que acabe lo que empecé.

– Elías, no voy a esperar por nadie para eliminar a este maldito caballo porque en este momento dejara de respirar me digan lo que me digan. Por su culpa Raúl no podrá ir a las olimpiadas este año y cada vez que alguien intenta montarlo siempre sale lastimado. No voy a esperar a que mate a nadie y es por eso que yo mismo acabare con él.

– Hermano por favor contrólate y calma a tus demonios. Sabes perfectamente que Raúl es un joven impulsivo, el cual siempre trata de salirse con la suya aun cuando alguien le prohíbe algo. Tal vez si no le hubiésemos prohibido que se subiera al caballo nada de esto estuviera pasando. No obstante, nosotros decidimos tomar la decisión de imponer nuestra voluntad sobre él y luego sucedió todo esto.

– Y una m****a a la justificación que quieras darme. Ese maldito caballo ha tumbado a más de uno de nuestros mejores vaqueros y a ti también te lastimó la última vez que lo intentaste montar por si se te olvida. Además, no se deja domar ni montar por nadie y no podemos tener a un caballo así en nuestra cuadra.

Sin que nadie se pueda meter en el medio en esta ocasión entre el caballo y yo, de inmediato le quito el seguro del arma y estoy justo a punto de apretar el gatillo. Cuando de pronto siento como le quitan el seguro a lo que parece ser una escopeta justo detrás de mí y luego la cargan para ponerla muy cerca de mi cabeza.

– Tú que le tocas un solo pelo a ese caballo y yo que te juro que te disparo en la cabeza de la misma manera en la que se lo hagas a él.

Impresionado por esa voz que jamás había escuchado, bajo poco a poco el arma en mi mano y después siento unos pasos comienzan a acercase a mí, para que después la imagen de la dueña de esa voz se detenga justo enfrente de mí. Es por eso que ahora frente a mis ojos estoy observando a una mujer completamente desconocida, pero que es hermosa como el mismo cielo. Una que parecía una completa fiera con aquel rifle en la mano, pero que ni así me iba a intimidar por mas que me estuviese apuntando.

¿Quién demonios era esta mujer y de dónde salió?

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