Emme... Llevé la llave hasta el ojo de la cerradura, y giré hasta abrirla y empujé. Tomé las bolsas de compras, y las llevé hasta el balcón de la cocina. Donde las deposité y sentí un ligero dolor en la espalda, por coger ese peso. Fui hasta la puerta para coger el llavero, que tintineó una en la otra. Y la golpeé al cerrarla. suspiré al pararme en medio del pasillo, entre la cocina y la sala. Y mi atención se volvió hacia ese retrato en la chimenea, y lo desvié dando una media sonrisa tonta. Te echaba de menos cada día, pero decidí no llamarte más y alargar nuestro sufrimiento mutuo. Sentí el aire ponerse pesado por un momento, y giré mis vistas hacia la puerta de cristal al fondo de la cocina. Y me espanté. –¿Carlisle? –Pronuncié todavía sin creer, que estaba allí afuera en el jardín. Con las manos en los bolsillos, y mirándome con una sonrisa en los labios. Mi corazón latió más fuerte y caminé en pasos con mi cara espantada. Llevé mis dedos hasta la puerta, abriénd
–¿Qué hiciste con él? –Pregunté preocupada.–¡Deberías preocuparte por ti misma, él está muy bien a diferencia de ti mi querida! –Aquello me hizo sentir un miedo, que me estremeció de la cabeza a los pies. Y la boca del estómago se heló por completo. Estaba sin salida con aquel... Sus ojos se volvieron negros y concluye que era más un íncubo. –Usted es tan deliciosa... ¡Como mujer humana, además de la energía tiene un cuerpo y belleza facial perfectos! –Llevó sus dedos desde mis labios hasta el comienzo de mis pechos. Y golpeé automáticamente su mano, retirándolas de cerca al acordarme de Albert. Y estremecí bajando mis ojos. Ui, ui la gatita araña... ¡Me gusta! –Habló animado con aquello, que me dio asco.–¿Qué quiere de mí? –Lo he cuestionado.–Sólo quiero jugar, ya que tu perrito demonio anda muy valiente. ¡Crees que no puedo hacerle daño a su muñequita! –Gesticuló en un tono de libertinaje. –A Mavis saqué de línea, ahora falta él...–... –Sentí un apretón en mi pecho y temblé los
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos.Carlisle... Miré por minutos silenciosos allá abajo, el tráfico que fluía. Mi cuerpo solamente vestido por una ropa interior y tapando, mis partes íntimas. Aún no podía creer todo lo que había pasado, casi ahora. Cada momento tenso que pasó conmigo y Rex, mis recuerdos se remitieron cuando vivíamos todos juntos. En un flujo corporal y sensual, en el infierno. Unidos. Aunque somos demonios despreciables y traidores, algunos tenían sus "honores" por así decirlo. Observé bien con una mirada vaga hacia adelante, cuando noté una humana mirándome. Parecía curiosa de su ventana o incluso aprensiva. ¿De verdad creías que iba a saltar?! Humana... Me extrañó. Pues no sentía una energía viniendo de la misma, ahora que había notado más explícitamente. ¿Una vampira? Era eso. Su cuerpo no exhala la energía de la vida. Y fue cuando oí:–Carlisle? –Una voz masculina y gutural. que me era familiar. –¿Cuánto tiempo...–... –Me giré a
–Digo lo mismo. Y creo que ahora, vamos a retribuir el favor... –Vlamir pronunció. –Sobre todo en la cuestión de Rex, venimos a cobrar una deuda a aquel...–Hijo de puta. –Completó Venus. Tomé un trago de la bebida aprensivo con aquello.–¿En qué asunto? si puedo ayudar.–Sarah, Heather, vengan aquí.–Vamos querida. –Aquella mujer de cabello oscuro junto con la muchacha se acercaron. La joven no retiraba los ojos sobre mí, pareciendo hipnotizada. Era la misma que me miraba desde el otro edificio hace un momento cuando estaba en la cornisa.–Esas aquí... Fueron dejadas en nuestra puerta, sin recuerdos algunas. Estaban totalmente desnutridas y con malos tratos. –Explicó Vlamir. Las miré de la cabeza a los pies que devolvieron la mirada. –No sabíamos quiénes eran, y las transformamos.–Desafortunadamente. –Dijo Venus. –Son de la familia Breenden...–... –Mis ojos se abrieron sorprendidos por aquello. "Puta mierda." hablé en mi mente con aquello. Sarah me miró con un semblante de interesa
Gente encargada para observarme, y saber cuántos pasos estoy dando. Puta mierda. Lo que hice con mi vida. Pateé la botella lejos, que voló contra la pared y se rompió con el impacto. Suspiré lleno de dolor por eso, y al mismo tiempo con... Fui hasta mi cama y me senté al borde de la misma, con la cabeza llena. Entre Mavis y Emme, los cazadores y todo lo que había sucedido desde entonces. Pasé horas allí, con un cielo que comenzaba a amanecer en una brisa ligera de mañana y al mismo tiempo caliente, del contrario de la nocturna. Tenía las manos en la cabeza, y los ojos cerrados tratando de asentar mis pensamientos y oí el eco de mi celular. Tocó largamente, hasta que me levanté y fui detrás del mismo que yacía encima del mueble pequeño. Al lado de la cama. Y en aquel momento, abrí los ojos por ver el número de Emme allí con su nombre. Lo llevé de inmediato a mi oído izquierdo, atendiéndolo agilmente:–¿Hola? ¿Emme? ¿Pasó algo?–No, soy Kyle. Su ex-marido, si la misma habl
Mavie... Levanté mi mirada debilitada, la energía que aún quedaba en mi cuerpo se desvanecía poco a poco. Sin hacer nada por completo. Esos símbolos. Algunos de ellos hacían ese trabajo, de sacar cualquier residuo que aún tenía y sin dejarme pensar bien en cómo escapar de aquí. Mi interior sentía un peligro inminente, y sobre todo sobre Carlisle. Aún más que Rex quería el poder de ser el alfa del grupo y más aún, por matar a Denver y Samall de otros estados dominados. Respiré hondo con mis ojos parpadeando lentamente, estaba a punto de desmayarme de nuevo y entrar en modo de retención de energía como siempre lo hice. Oí algunos ruidos, y golpes surgiendo en alguna parte de aquel local. Tal vez Rex debería haber vuelto, y estaba deseando tener otro adendo conmigo. En otras palabras, más torturas, que eran evidentes en las heridas de mi cuerpo que se curaban de manera lenta. Lo que me hacía más débil. Ya que para curarse, requería cierta cantidad de energía. Aunque fuer
Ubicación: Columbia, Carolina del Sur, Estados Unidos. Carlisle... Después de pasar la noche en el hospital, tuve que irme para alimentarme y fortificar mi cuerpo que empezaba a dar señales de que quería desmayarme de debilidad. Por ella hice eso. Por mi rayo de sol. O todo él. Emmeline era eso para mí y ahora entendía bien el porqué de todo eso. Y toda esa conexión que teníamos, entre nosotros dos desde que toqué la misma por primera vez. Respiré hondo al parpadear algunas veces y atenuar mi iris que quedó totalmente negra. Maldito sea el día que me convertí en esa cosa, de demonio. He suspirado un poco. Y decidí retirarme de aquella cama con la brisa matutina que entraba, de aquella terraza abierta con el vidrio que aún yacía roto allí. No tuve ánimo para retirarme o al menos hacer algo sobre poner nuevas puertas. Respiré hondo, sentado en el borde de mi cama y uniendo mis manos una a la otra. Aún procesaba cada recuerdo humano hasta la de íncubo. Realmente en ese m
–... –La misma continuó en ese empasse, lo que me puso un tanto nervioso. –Vine a visitarte.–¿Vlamir sabe que estás aquí? ¿O tu madre? ¿O Venus? –Indagué para la misma que hizo un puchero, y lo que me hizo creer que no. Ellos no sabían que la misma estaba allí. Pero lo que ella quería, sí era el misterio que quería resolver. Porque nadie me visita sin motivo aparente.–No, no lo saben. ¡Pero quería verte, así que sal! –Declaró mientras sentía su mirada sobre mi cuerpo, de manera demorada y como si estuviera babeando.–¿Pero cuál es ese motivo? –Cuestioné calmadamente, sin importarme la misma. –Por el amor de Lucifer, deja de mirar abajo. ¡Ya dije que mi cara está aquí! –Afirmé al gesticular nuevamente. Fui para el fregadero dejándola de lado. –Dime lo que quieres, porque voy a salir en un momento.–¿Adónde va? –Indagó curiosa al acercarse a mí y mantener una distancia considerable. Mientras tanto, yo tomaba una cuchilla de afeitar y una espuma. La misma seguía con esa mirada de vampi