Lucciano
Sonrío al sentir la pequeña caja en el bolsillo de mi pantalón. Llevo semanas pensando sobre la oportunidad perfecta para hacerlo, y la verdad es que no existe un momento justo para preguntarle, por eso decidí hacerlo esta noche y no darle más vueltas. La amo y sé que es lo correcto.
Nos detenemos frente al edificio y salgo del coche con mi escolta detrás. En la entrada, observo mi reflejo en los ventanales y arreglo mi pelo que se ha revuelto de tanto tocarlo. Estoy nervioso, pero ¿quién no lo estaría en mi situación?
Las manos me sudan y mi estómago se cierra por la incertidumbre. Ella estará esperándome con su hermosa sonrisa y brazos abiertos listos para rodearme. Amo sus abrazos, con ella siento que estoy en casa.
-Esta noche no te necesito –le digo a mi escolta. Planeo pasar la noche con mi chica –Vuelve ma&nt
Me costó abrir los ojos. Sentía un fuerte latido en mi cráneo y mi cabeza iba a explotar de dolor. Llevé mi mano hacia ella para aliviar un poco el malestar pero algo tenía inmovilizado mis brazos. Gemí dolorida mientras intentaba soltarme pero solo logré lastimarme aún más.Me habían atado con cuerda, y con cada movimiento la fricción estaba quemando mi piel.¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba atada?Entonces noté que la habitación donde me encontraba no era familiar, de hecho se trataba de cuatro paredes grises y desnudas, con un viejo colchón donde estaba recostada.Con las rodillas me impulsé hasta quedar sentada y como pude logré pararme. Había una puerta de metal con un
Capitulo 21LuccianoRevisé toda la ciudad, a todos los informantes y ninguno tenía noticias de Gianna. Lo que me estaba desesperando. Es como si a esos tipos los hubiera tragado la tierra. La única pista que tenía era el video, pero ninguna información que nos ayudara a localizarla.Mi madre fue encontrada en la carretera inconsciente dentro del auto, con sus guardias muertos en los asientos delanteros y sin ningún recuerdo del secuestro de Gianna. Solo el golpe y despertar en el hospital, pero algo que me inquietaba era el por qué no se llevó a mi madre también.La tenía al alcance, pero eligió a Gianna. Si me había investigado, sabría que no llevábamos mucho tiempo casados, por lo que los lazos emocionales estaban fuera de la
GiannaSiempre escuché que cuando mueres ves pasar toda tu vida frente a tus ojos, como una película a mucha velocidad, donde en la escena final, una luz cegadora te llevaría al lo que sigue, sea cielo, infierno o la nada misma. Bueno, no es lo que yo experimenté. De hecho lo único que sentí fue un sonido fuerte y mi respiración. No había dolor, ni flashes de mi vida ni nada, por lo que abrí despacio los ojos y entendí que es lo que acababa de suceder.Lucciano y Loretto miraban el suelo conmocionados mientras el resto de sus hombres nos apuntaban. Tenía miedo de mirar lo que ellos veían, pero tuve que hacerlo y ahogué un jadeo al ver al padre de mi esposo en el suelo, sobre un charco de sangre y un agujero en su cabeza.El ruso h
Capítulo 23En un club al otro de la ciudad...La reunión se había pasado a altas horas de la madrugada. Gianna había vuelto, Tonelli estaba muerto y nuestro plan se volvía más posible con cada día que pasaba. Solo faltaba un aspecto fundamental para cumplir con éxito el objetivo.Entré al asqueroso lugar, lleno de strippers y hombres borrachos lanzando insultos y dinero. Odiaba que siempre me citara en estos lugares, pero entendía que era para no levantar sospechas. La capucha de mi saco ocultaba mi rostro de todos y desapercibida caminé hacia la habitación del fondo donde esperaba.Como siempre, estaba recostado sobre su silla y fumando un cigarro muy calmado.-Te tomaste tu tiempo, llevo rato esperando -se quej&
Miré el reloj sobre la mesita de noche y suspiré. Faltaba poco para amanecer y temía lo que la luz del sol traería. El cuerpo de Lucciano estaba pegado a mi espalda, con su mano rodeando mi cintura, apretándome a él, como si temiera perderme.Me reconfortaba sentir su cuerpo junto al mío, calentándome y protegiéndome, pero en mi interior persistía la confusión.Las imágenes del ruso se repetían en mi mente una y otra vez, besando, acariciando y acelerando mi pulso, llegando al punto de hervir mi sangre, pero no había nada real allí. Todo era producto de mi imaginación y quién realmente estaba haciendo todo eso era Lucciano, quien me había rechazado muchas veces antes. ¿Por qué ahora mi esposo
El desayuno que le siguió a la pelea no fue muy agradable. Por primera vez, desde que volví a la casa, comería con la familia y me sentía nerviosa. Temía que verían a través de mí y descubrirán la confusión que siento.En el comedor se encontraban Lucciano, sentado en la cabecera con el rostro arrugado y mirada asesina, Loretto a su izquierda, con mi hermana a su lado y un espacio vacío a la derecha para mí, creo. No veía a mi suegra por ningún lado así que no quedaba duda.-Buenos días -saludé bajito.-Bue
GiannaLo alejé empujando su pecho con mis manos. No podía caer otra vez en lo mismo, estaba cansada de su actitud y, si pensaba usar sexo para distraerme, estaba muy equivocado. Podría tentarme con ese cuerpo pero esta vez no caería.-No -susurré con la respiración agitada -No dejare que desvíes mis pensamientos de lo que realmente importa.Estaba molesta, pero esa boca era capaz de nublarme el juicio y hacerme olvidar el mundo, por eso debía alejarme. Además, ahora sabía lo que era tenerlo y el mínimo roce encendía una llama imposible de apagar.-No terminaremos este matrimonio Gianna, nunca -dejó muy claro y con tono enojado.Cada vez que tocaba ese tema se ponía furioso, como si le doliera, lo que era sorpr
Jamás había sentido tanta felicidad en mi vida. Había pasado un mes desde que Lucciano me confesó su amor y cada día que ha pasado desde entonces ha sido perfecto. Su actitud cambió por completo, era otra persona totalmente nueva. Cálido y cariñoso conmigo, demostrándome afecto en cada momento que podía y amándome cada noche. Estábamos aprovechando cada día perdido desde que nos casamos por seguro. También se acercaba la boda de Giannella con Loretto, una ceremonia íntima que todos deseábamos celebrar. Mi hermana había caído completamente a los encantos de mi cuñado y poco a poco comenzó a salir de su cascarón. Tenía confianza en si misma, estaba más linda y atrevida además. Un par de veces los caché a los dos mimoseándose en áreas comunes de la casa, como si no pudieran resistir las ganas de tocarse. -¡Gianna! -gritó mi hermana sacándome de mis pensamientos. -Perdón, ¿qué me decías? Frunció el ceño levantando la lista del catering. -Cada día