Concejal Alberto, no me quejo

Con el concejal Alberto fue más fácil, simplemente tuvimos que cenar… supuestamente. Pusimos la mesa juntos y luego nos sentamos a cenar. Como siempre nos sentamos uno enfrente del otro y yo no podía dejar de mirarle.

⸻¿Por qué me miras siempre así? – me preguntó repentinamente rompiendo el silencio que inundaba el comedor.

⸻Siempre miro así… entonces ¿acepta? ⸻Dije sonriéndole.

⸻Claro que sí, todo por usted mi reina.

Entonces nos miramos profundamente y nuestros labios se unieron en un apasionado beso. No sé cómo, pero nuestras manos empezaron a recorrer nuestros cuerpos, yo traté de desabrocharle la camisa, pero Alberto me dijo:

⸻Espera.

Me cogió en brazos y me llevó hasta la habitación, allí me depositó sobre la cama y se recostó a mi lado. Seguimos besándonos, mientras él me desabrochaba la falda y me la quitaba con cuidado. Luego me desabrochó la blusa que llevaba dejándome en bragas y sostén a continuación empezó a besarme el cuello haciendo que todo mi cuerpo se erizara. Despac
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