Katty bloqueó su teléfono y se levantó despacio de la cama, sus pies estaban frágiles y tomó un largo respiro para levantarse, se vistió y salió de la habitación rumbo a la de Gonzalo que dormía profundamente, el doctor llegó en ese momento. “Buenos días señora Montecinos”. Katty se sintió extraña al escuchar como la llamaba. “¿Cómo está mi... papá?”. Ahora no sabía cómo llamarlo. El doctor le explicó. “Ayer tuvo una recaída fuerte de nuevo, necesita descansar mucho y cuidados especiales”. Katty preguntó. “Es posible... ¿Hay algún tratamiento experimental que lo ayude?”. El doctor recordó. “He escuchado sobre un tratamiento nuevo, pero es en el extranjero y es muy costoso”. Katty entendió y volvió su mirada al hombre en la cama, Gonzalo la había amado todos estos años, pero… seguiría queriéndola si supiera que no es su hija. Salió de la habitación, bajó al primer piso y abandonó el hospital tomando un taxi. Cristina estaba sentada frente a Mario, su semblante era terrible y te
Katty tomó la primera carpeta, en ella mostraba una gran cantidad de dinero y cuentas a su nombre, frunció el ceño. “¿Esto? ¿Qué es?”. Aníbal le explicó muy animado. “Mario ha hecho miles de tratos y negocios con diferentes personas debajo del agua, ha robado, engañado y lastimado a mucha gente, todo lo que gana lo puso a nombre tuyo”. Katty apretó los papeles con dolor y enojo, no le importaba todo ese dinero. Firmó inmediatamente, el dinero sería repartido a las familias de los inocentes. Aníbal tomó la carpeta guardándola en un cajón. Katty tomó la otra carpeta, la abrió encontrándose con el título -Acuerdo de divorcio. Al leerlo ya no tuvo sentimientos encontrados, ya no dolía, no había nada… Aníbal le dio a conocer la situación de ellos. “Como ves, es un acuerdo de divorcio, te daré una pensión, pero es lo que la ley estima que debo darte, no habrá más. Tendrás que trabajar para seguir teniendo todos los lujos a los que estás acostumbrada, aunque… Sé que no sabes hacer nada,
Cristina estaba furiosa. “¡Es mi problema si lo acepto o no!”. Mariano no aguantó más su altanería y como parecía una fiera alebrestada, la besó de nuevo con deseo, obligándola a seguir el beso, esa sensación que ella le transmitía ninguna otra mujer lo hacía, sus labios eran dulces y su cuerpo atrayente, a pesar de su edad era una mujer muy bella y tenía una figura envidiable, su cabello largo le encantaba mas si lo llevaba suelto, le gustaba espiarla por las noches después de la ducha y como caminaba por su habitación cepillando su largo cabello mientras tarareaba una canción. Ninguna otra mujer se parecía a ella, al estar con otra pensaba en Cristina. Todas esas mujeres eran gentiles y complacientes, Cristina era todo lo contrario, convirtiéndose en un torbellino en su vida y le gustaba tenerla cerca, pelear con ella, verla disfrutar una tarde en el jardín, la comida que ella preparaba era su favorita. Cristina quedó inmovilizada, los besos de Mariano fueron calentando poco a poc
Cristina acariciaba el cabello de Katty mientras lo decía. Maggie frunció el ceño mirando a la mujer. “¿Usted quién es?”. Maggie preguntaba con la mirada a Andrés. Él fue quien le avisó parte de lo que había pasado. Cristina entendió la preocupación de Maggie, Nadres ya le había hablado sobre ella. “Soy la madre de Katty”. Maggie no podía creerlo. “Pero… ¿Ofelia?”. Cristina le explicó toda la situación, Maggie estaba tan absorta en la plática que no se dieron cuenta del paso del tiempo, Andrés revisó la hora y Eduardo llegó a la habitación. “Tenemos que irnos”. Maggie asustada se puso de pie abrazando a Katty que seguía sin reaccionar. “¿Se van tan pronto?”. Cristina afirmó. “Si, nuestro vuelo sale en unas horas”. Maggie no quería apartarse de su amiga, le pidió a Cristina con mucho fervor. “Avíseme por favor donde se estarán quedando para poder visitar a Katty”. Cristina y Andrés aceptaron estar mensajeado con Maggie para saber sobre su mejora. Eduardo y Andrés llevaban la m
El bajo del coche y caminó hasta llegar a la puerta, al abrirla se encontró con una casa vacía, avanzó por la sala y todo estaba en completo silencio, se detuvo frente a la chimenea observando la gran foto de su boda, Katherine sonreía feliz, su rostro reflejaba amor y paz, pero Aníbal… Estaba serio solo miraba a la cámara mientras abrazaba a su esposa. Su semblante era completamente distinto. Al pensar por unos momentos se dio cuenta que Katherine le transmitía esa paz que nunca tuvo, creció escuchando sobre venganza, rencor y lo único que lo tranquilizaba era el amor que Cristina le tenía, pero siempre influenciado por Mariano. Después de unos momento mirando la foto, subió las escaleras hasta la habitación que compartía con Katherine, recordó los primeros días de casados, fueron increíbles, sus noches de pasión y amor, cuando jugaban y bailaban por la habitación, cuando se bañaban al mismo tiempo y se amaban con locura, los desayunos horribles que ella le preparaba, el pan estab
Aníbal observó en la mesa algunos papeles de Andrés, pensó que eran parte del trabajo de la empresa, se levantó revisándolos, despejaría su cabeza con algo de trabajo, pero al leer se quedó pasmado. PRUEBA DE ADN.Revisó el papel completamente, en él se decía que la relación de Cristina y Katherine era de un 99%, eran madre e hija.Aníbal al quedar anonadado, se agarró de la mesa respirando agitadamente. Avanzo rápido a la habitación de Andrés entrando sin permiso, él estaba a punto de acostarse cuando Aníbal lo tomó de la playera. “¡Dime que no es cierto!”.Ellos se miraban a los ojos. Aníbal estaba descontrolado. “¡No es su hija! ¡Dime que no es su hija!”. Le mostró el papel mientras su mano temblaba. “Dime que no es cierto ¡Es una mentira!”.Andrés se compadeció de su casi hermano y lo tomó del hombro. “Es verdad. Katherine es hija de Cristina”.Al día siguiente, Aníbal estaba sentado frente a Mario en la cárcel.Mario solo lo miraba en silencio.Aníbal golpeaba sus dedos en la mes
Aníbal estaba de pie frente a la cama de hospital, su padre Gonzalo no tenía posibilidades, a menos que encontraran un corazón para ser operado rápidamente, pero las oportunidades de tenerlo eran escasas ni todo el dinero del mundo ayudaría a encontrarlo ya que por su raro tipo de sangre no era posible. Andrés al entrar se lo encontró cabizbajo. El teléfono de Aníbal sonó, sin embargo, solo observo la pantalla y se negó a contestar. Andrés le advirtió. “Mariano ha estado buscándote”. Aníbal resoplo. “Ya tiene lo que deseaba ahora que quiere?”. Andrés hizo una mueca y le mencionó. “Eres el heredero de los Montecinos, así lo dejó estipulado tu abuelo y ahora eres dueño de todo lo que les pertenecía a los Alcántara”. Aníbal frunció el ceño. “¿Qué intentas decirme?”. “Solo te recuerdo que él no tiene el poder que tienes tú… Él siempre ha deseado más y más…” Aníbal guardó silencio y volvió a ver a su padre, Andrés se acercó mirando al hombre postrado en la cama. “¿Qué decidiste?”. “
Andrés le dio una gran sonrisa. “También… Dejaré la empresa en siete meses… Me iré al extranjero a trabajar”.Aníbal estaba molesto. “¿Vas a buscarla?”.“No lo sé… Lo único que tengo claro es que no quiero quedarme aquí, la empresa, la venganza, todo… quiero dejarlo atrás”.Aníbal regresó a la empresa, era muy grande y tenía gran potencial si él ponía su toque, las demandas cesaron cuando Aníbal entregó el producto reparado y estaban subiendo los números.Se recargó en la silla pensativo, no sabía que hacer, por el momento lo único que de verdad deseaba es escuchar su voz… verla y admirar su cálida sonrisa, había intentado reprimir sus sentimientos durante días, pero ahora era inútil, todos los recuerdos venían a él, cada cosa que vivió con ella, los buenos y los malos ratos que pasaron.Solo deseaba saber de ella, abrazarla, oler su fragancia, besar sus labios…Se puso de pie y tomó un vaso de whisky esperando que esto le aclarara la mente para seguir trabajando.Andrés llegó a la em