34. DESPIERTA Y A SU LADO

 Coral no se aleja de Maximiliano que la sostiene fuertemente por sus caderas haciendo que se pegue más a él y la mira a los ojos en lo que le explica porque lo hace.

—Mamá sufre de los dolores, y papá siempre se le pega así y dice que se le alivia. ¿Es verdad?—pregunta en un susurro.

—Sí, es verdad, me alivia. Gracias Gatito—responde Coral relajándose en sus brazos.

Y por primera vez Maximiliano la ve desvalida, vulnerable y lejos de querer aprovecharse de ella. Siente una gran necesidad de protegerla. No sabe por qué siente que ella como él, tiene una vida solitaria, triste y escondida. Carol se duerme en sus brazos así, de pie encima de su hombro en medio de la sala. La toma y la lleva hasta su habitación, la acuesta y se queda a su lado con la mano puesta en la pelvis de la chica, que se gira y se le mete en sus brazos. No supo cuándo se durmi&oa
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