TOMO 3. CAPÍTULO 137. Deja que entreLilianaDejo a Logan en el baño, todavía tambaleándose como si cada paso le costara la vida. No sé cómo terminó aquí, pero lo que sea que haya hecho para llegar a este punto no es mi problema.Me sacudo esos pensamientos y me dirijo al cuarto de los niños. Brennan está llorando, uno de esos llantos que empiezan suaves y se van intensificando hasta que no hay forma de ignorarlo, porque no tiene sueño a pesar de que jugó todo el día.Entro rápido para que no despierte a su hermana. Lo cargo con cuidado, sintiendo cómo se calma apenas lo tengo en brazos. Sus pequeños dedos se aferran a mi blusa, y me quedo balanceándolo suavemente, mientras tarareo una melodía que ni siquiera sé de dónde salió.Es un truco que siempre funciona.Las noches son mías porque Beri, después de todo el día lidiando con los gemelos, queda exhausta. No es que no podamos contratar una niñera, pero Beri no quiere que nadie más se acerque a ellos. Es tan celosa como yo en eso, y
TOMO 3. CAPÍTULO 138. Una cara diferenteLoganCuando escucho a Liliana llamarme "Señor Greñitas" de nuevo, no puedo negar que algo dentro de mí se detiene. Es como si me transportara al pasado, a un tiempo en que todo era más sencillo, cuando todavía no se había destruido todo lo que teníamos. Me remueve por completo, me recuerda cuánto la estuve extrañando estos meses, y lo único que quiero en este momento es abrazarla, besarla, recuperar lo que éramos.Pero apenas la tengo un poco cerca, solo un poco, a dos centímetros de su boca… la puerta del cuarto se abre de golpe y la magia del momento se rompe.Carolina entra hecha una furia. Tiene el rostro desencajado y los ojos llenos de rabia; y juro que nunca la había visto así. Hay algo aterrador en cómo avanza hacia nosotros, y mi primer instinto, sin siquiera pensarlo, es ponerme frente a Liliana. La empujo ligeramente detrás de mí, como si eso pudiera protegerla de lo que está por venir aunque no sé qué sea.—¡Qué demonios haces aquí
TOMO 3. CAPÍTULO 139. Hasta los límitesLiliana.Arthur me mira con la misma expresión seria de siempre, aunque con un toque de sarcasmo que ni siquiera intenta disimular.—¿De verdad tenías que decirme que dejara entrar a Carolina? —pregunta, cruzándose de brazos después de acostar a Brianna en su cunita.—¿Por qué no? —Me encojo de hombros y le sonrío de lado.—¿Qué querías exactamente que viera?—Todo. Me gusta la idea de llevarla al límite —respondo, acostando a Brennan para mirarlo de frente—. Las personas como ella no pueden ser acusadas, pero si les tocas los puntos sensibles acaban vomitándolo todo y eso es lo que quiero.Arthur suspira y sacude la cabeza, pero no insiste. Sabe que cuando tomo una decisión no hay marcha atrás.—La estás preparando para la fiesta del gobernador. ¿No es cierto?—Exactamente —confirmo—. Ahora debemos preparar la hacienda para esa celebración en particular. Quiero que todo esté perfecto. Y también quiero un lugar seguro al que podamos llevar a los
TOMO 3. CAPÍTULO 140. Jugando sucioLoganPaso una semana sintiéndome como si un tren me hubiera pasado por encima y luego retrocedido para asegurarse de haber hecho suficiente daño. Las mordidas de los perros me arden, mi cabeza late como un tambor desafinado y la vacuna contra la rabia no es precisamente una caminata en el parque. Apenas puedo mantenerme en pie, pero al séptimo día Vincent irrumpe en mi habitación, con la cara más tensa de lo normal.—Levántate, Logan. Tengo un mal presentimiento.—¿Uno solo? —gruño, tratando de girarme para darle la espalda, pero Vincent me arranca las sábanas de un tirón—. ¡Maldición, yo soy un mal presentimiento con patas, déjame morir en paz!—¡Es la fiesta en casa de Liliana! Lo del gobernador. ¿Recuerdas?Eso me pone alerta, aunque me cueste admitirlo. Me siento en la cama y le lanzo una mirada incrédula.—Y todo lo que pueda salir mal, saldrá mal —suspiro con impotencia antes de levantarme.Me ducho como puedo, me visto como puedo y ni me pei
TOMO 3. CAPÍTULO 141. La mejor estrategiaLilianaMiro a los hombres y mujeres sentados alrededor de la mesa, y todos están a punto de explotar como bombas de relojería.El gobernador me observa con una sonrisa expectante, confiado en que ya me tiene de su lado, mientras Braxton se pone rojo como una fresa pasada de tiempo. ¡Juro que hasta se le ven las semillitas!La cuestión es que cada parte necesita mi apoyo y cada una espera que me vuelva contra la otra. Sin embargo antes de que los hacendados puedan hacer un escándalo mayúsculo, Arthur pone una carpeta delante del gobernador.—Permítame explicarle: Apoyaré su nueva ley, señor gobernador. De hecho todos aquí la apoyaremos, tal como apoyaremos su candidatura —digo, dejando que el silencio se alargue lo justo para que algunos contengan la respiración—, pero con algunas condiciones, por supuesto.Algunos se tensan. Otros inclinan la cabeza, como si estuvieran a punto de ser aniquilados, y el gobernador abre la carpeta.—¿Estas condi
TOMO 3. CAPÍTULO 142. Una demanda millonariaLoganEstoy aún intentando digerir todo lo que está pasando cuando veo que Liliana toca algo en su teléfono. De repente, el televisor al fondo de la sala de juntas se enciende, y el aire se vuelve pesado. Todos giramos la cabeza hacia la pantalla. Lo que aparece nos deja congelados.Es una grabación de una cámara de seguridad. Reconozco el escenario al instante: Una cárcel, o mejor dicho: la enfermería de una cárcel, esa donde me dijeron que Liliana había estado en los últimos meses allí.Hay dos figuras en el centro del video. Una es Liliana, con su embarazo avanzado acostada en una camilla… y la otra es Carolina.El volumen sube y entiendo que esto es eso que no debía ser borrado.“…Vine aquí porque no podía dejar pasar tu última ocurrencia… ¿Exigirle a Logan una prueba de paternidad? ¡¿En serio, maldit@ arrastrada?! ¡¿A tanto te atreviste?!” Se escucha su risa y es un sonido que honestamente da asco. “¿Qué te pasa, estúpida? ¿No fue sufi
TOMO 3. CAPÍTULO 143. ImperdonableLilianaLa sala de juntas está sumida en un silencio pesado, uno que parece aplastar a todos los presentes. Por mi parte, no tengo interés en prolongar esto más de lo necesario.—Este es un día para celebrar —digo finalmente, rompiendo la tensión como si no pasara nada—. Ya todo el mundo sabe lo que tiene que saber. Pondremos en orden las cosas después, ahora vamos por champaña que el calor lo amerita.Los murmullos comienzan de inmediato. Los invitados salen, ajustándose las chaquetas y tratando de recuperar algo de compostura antes de empezar con los chismes, pero lejos de los protagonistas, claro está.Poco a poco se marchan, pero no puedo evitar notar cómo el rostro del gobernador está tenso, como si estuviera procesando todo lo que acaba de suceder. Su esposa lo toma del brazo y lo guía hacia la salida, dándome una mirada que, aunque breve, denota respeto.Cuando el último de los asistentes cruza la puerta, me permito un respiro. Estoy cansada,
TOMO 3. CAPÍTULO 144. Una súplica y una trampaLoganCada palabra de Liliana me atraviesa y me destroza, pero sé que me lo merezco. Su mirada fría y sus labios apretados me dejan claro que no hay espacio para el perdón. Las lágrimas salen de mis ojos pero no las siento, todo duele demasiado y la vista se me nubla.Sin embargo, no puedo irme sin decir algo, sin intentar dejarle claro que esta vez no pienso fallarle.—No importa cómo —le digo intentando contener el maldito sollozo que se me atraviesa en la garganta—. Pero esta vez… esta vez no va a ser así. Voy a protegerte, Lili, aunque tú no me necesites.Ella no responde, pero tampoco se marcha, y eso me da algo de valor para continuar.—Voy a arreglar esto con Carolina. —gruño y siento que ya ni siquiera puedo mencionar su nombre—. Y juro que haré que Ryker pague por lo que hizo también. —Liliana arquea una ceja, como si no creyera ni una palabra, pero no me detengo—. Solo quiero que, cuando todo esto termine… cuando el peligro pase