Agustín respiró con tranquilidad una vez qué salió del despacho de Guillermo, había estado aguantado la respiración sin darse cuenta.Después de eso fue a ver a sus padres, a los cuales no veía hacía días, estuvo con ellos el resto del día, inconscientemente estaba evitando ir a su apartamento, pues no sabía como ver a la cara a Abigaíl.…Agustín.Sí, soy un cobarde, el miedo había llenado mi cuerpo, Abigaíl se había sincerado conmigo y sabía que también debía hacer lo mismo, pero no tenía el coraje para hacerlo.Mi más grande miedo, no solo era el que me odiara, sino el no poder volver a verla, la amaba, de verdad que lo hacía, ella se había convertido en mi vida entera y no quería perderla.Que debía hacer, era la pregunta que rondaba en mi cabeza. Después de hablar con su majestad Guillermo, decidí pasar el día con mis padres, sí, no solo lo hacía por querer estar con ellos, a también lo hacía para evitar enfrentar a Abigaíl.Durante el día ella me estuvo escribiendo, sé que tiene
Agustín dejó de lado el nerviosismo, él debía mostrar seguridad, si de verdad quería conseguir tener el puesto de médico cirujano.— Buenas tardes, mi nombre es Agustín Jones— se presentó.— Buenas tardes, Agustín y bienvenido— le dijo la mujer— Nosotros seremos las personas encargadas de tu entrevista, Según leímos en tu curriculum eres médico cirujano, además hiciste tus prácticas en uno de los mejores hospitales de la ciudad.— Sí, gracias a mis capacidades, me gradué con honores—contestó él con seguridad.Las preguntas no fueron difícil de contestar, esa era la parte fácil de la entrevista, lo difícil era hacer la prueba práctica. Después de media hora, fue llevado a una sala de cirugía en donde debía mostrar sus capacidades.Mientras esto ocurría, en la casa real, una visita inesperada llegaba a alterar la tranquilidad, Guillermo estaba en su despacho, cuando pedro toco la puerta.— Pase— dijo Guillermo.— Disculpe su majestad— le dijo pedro.— No te preocupes pedro, dime en que
La felicidad de Agustín, no era más que el producto de haber conseguido trabaja, había sido difícil, ya que durante la prueba le habían puesto muchas trabas, para asegurarse que él tuviera la capacidad, pero por suerte había logrado superar todo.Ese día le cocino a su amada novia, quien lo observaba con amor, mientras él preparaba la cena, una vez estuvo lista sirvió dos platos.Eran unas ricas pasta en salsa boloñesa, el aroma que desprendía la comida era delicioso, Abigaíl, probo, mientras que Agustín la miraba expectante.— Esto está delicioso— dijo ella con una sonrisa.Agustín sonrió igual, pues era la primera vez que cocinaba para ella.…Agustín.Estaba realmente feliz, lo había conseguido, ahora ya tenía trabajo, así que una mentira había dejado de existir.Lo único malo era que ahora ya no podría recoger a Abigaíl todos los días, pues mis horarios serían cambiantes, pero no importa, ya veré la manera de poder pasar más tiempo con ella.— Si quieres más me dice— le dije mient
Abigaíl, Agustín y Benjamín, habían pasado una buena noche, ellos estuvieron hasta las dos de la mañana hablando y comiendo.Cerca de las tres se despidieron y se fueron a descansar, Abigaíl, esa noche, se quedaría en casa de Agustín, esa sería la tercera vez que lo hacía desde que habían iniciado su relación, pues normalmente se quedaban en el apartamento de Abigaíl por aquello de la privacidad.Una vez que estuvieron en la habitación, Abigaíl fue al baño y tomo una ducha, después salió y se vistió con una camisa de Agustín, luego se metió en la cama y lo espero a que saliera del baño, la noche era fría, perfecta para estar entre los brazos de su amado.…Abigaíl.Había sido una excelente noche, pero yo me sentía incompleta, era la primera navidad que pasaba lejos de mi familia, los extrañaba.Agustín estuvo al pendiente de mí, él sabía como me sentía, así que no me dejo sola en ningún momento, cosa que le agradezco mucho.— Como te sientes— me pregunto mientras me abrazaba.— Los ex
Abigaíl abrió aquella hermosa caja mientras sonreí, por su mente pasaron muchas posibilidades, quizás eran unos zapatos o un bolso.Su sonrisa se borró al ver que solo eran algunos papeles, se sintió desilusionada, pero se olvidó de eso al reconocer la letra de su padre en esos papeles.…Abigaíl.El deber de un padre es proteger a sus hijos, pero también enseñarles a enfrentar toda clase de adversidades, el peor error de un padre es vendarle los ojos a su hijo y no dejarles ver que existen toda clase de personas, como aquellas que se pueden aprovechar de ti, de tu inocencia y de tu amor.No sabía como sentirme, mientras leía aquel papel, era obvio que estaba decepcionada de mis padres, pero ¿y Agustín?, que decía sentir ante su engaño, dolor, odio, tristeza, decepción o quizás un poco de todo.Era yo un negocio para él, ese que le daba grandes ganancias, era mi vida, un chiste para él y para mis padres, por qué nunca habían confiado en mí, en mi capacidad de tomar decisiones.Seis me
Eduardo se detuvo enfrente de las grandes rejas de metal, que rodeaba la casa real, Abigaíl estaba ida, por lo que él, le hablo para decirle que ya habían llegado.— Margaret— dijo— Hemos llegado.Abigaíl diario su mirada hacia la gran casa, sus ojos estaban cargados de una profunda tristeza.— Podrías esperarme, prometo no tardar— le pidió ella.— Por supuesto ve tranquila— le contesto él.Abigaíl, bajo del coche, sin ánimo, era la primera vez que caminaba hacia la casa, ya que normalmente entraba y salía en coche. Una vez que estuvo enfrente de la entrada principal, dos guardias se acercaron.— Disculpe, señorita, pero no puede estar aquí— le dijo uno de ellos.— Mi nombre esa Abigaíl Spencer, princesa heredera de la corona británica, solicito hablar de inmediato con el rey Guillermo primero y la reina Genoveva — dijo con voz de mando.Los dos guardias se miraron entre sí, luego volvieron su mirada a Abigaíl, su aspecto no era como el de la princesa, acaso estaba loca, pensaron los
Abigaíl sacó de su interior todo eso que se había guardado por años, ella sabía que si se lo seguía guardando lo más seguro que colapsaría.Mientras seguía metiendo ropa en su maleta, con la firme decisión de irse, su abuelo se acercó a ella.— ¿Qué haces? — pregunto Gilberto.— Me iré y espero y esta vez, no interfieran en mi vida— le respondió ella sin dejar de empacar.Guillermo, al escucharla, se acercó a ella, junto con Genoveva.— Hija, por favor, tú no te puedes ir así, debemos hablar, permítenos explicarte todo— dijo Genoveva entre llanto.— Te puedo asegurar, madre, que con todo lo que leí, fue más que suficiente, así que lo que pueda salir de sus bocas sería irrelevante— dijo.Abigaíl terminó de empacar, ante la mirada llena de tristeza de su familia, una vez termino ingreso al closet nuevamente y cambió su pijama, por una deportiva.Mientras Agustín conduce a toda prisa rumbo a la casa real, no había podido salir de la clínica después de la llamada de Benjamín, ya que en el
Era evidente el dolor y la decepción que Abigaíl sentía, cada una de sus palabras podía expresarlo.— Aún no sé lo que paso en realidad, pero si lo que necesitas es alejarte, así sea por un tiempo, hazlo y no lo pienses más— le dijo Eduardo.— Es lo que quiero— la mirada de Abigaíl estaba llena de tristeza.Eso le dolió a Eduardo, él la consideraba una gran amiga y estaba dispuesto a apoyarla sin importar qué, el cariño que sentía por ella, era sincero.— Margaret, llevo conduciendo casi diez minutos y aún no me has dicho a donde quieres ir— pregunto Eduardo.— Lo siento, podrías llevarme a mi apartamento— dijo ella.Eduardo condujo hacia el apartamento, sin notar que eran seguidos, una camioneta blindaba en donde uno de los hombres de confianza del conde de Derby, había presenciado todo lo ocurrido desde que Abigaíl había llegado a la casa real.Al principio también pensaban que se trataba de una mujer loca, pero al ver como el rey y la reina habían salido a verla, supo de quién se t