Jung corrió hacia el estresado Jonathan que se cruzaba de brazos y hablaba con Taylor mientras aquel chico de cabello largo y aretes pasaba por su lado con esposas en sus manos; la vista del coreano se posó en él por algunos segundos y suspiró, no podía creer que había discutido con el monseñor en medio de la iglesia para defenderlo y resultaba que el hombre tenía razón… no en el punto que trataba de justificar, pero tenía razón, al fin y al cabo.
—¿Qué haces tú aquí? —El capitán de aquel precinto frunció más
—Ten cuidado de no tirarla, ¿bien? —Patrick indicó a su hija mientras sostenía sus piernas.—¡Sí! —Asintió con alegría.Jung sonrió al ver cómo Patrick levantaba a Sophie sobre sus hombros para que pudiera poner la estrella en la punta del árbol y siguió rebuscando entre los adornos que guardaba en una caja. Luego de leer la carta de la pequeña, el coreano había decidido adornar su árbol de navidad, era la primera vez que lo hacía en mucho tiempo y estaba emocionado; Patrick le había comentado que no tenía un árbol en casa y él podía entender por qué, el coreano tenía menos de dos años en la ciudad y ningún motivo para celebrar la navidad, sólo había llegado al ser transferido después de una horrible tragedia y no tenía a su hija consigo como para sentir
—¡Terminamos! —Jung caminó escaleras abajo y Patrick titubeó antes de seguirlo.—¡¿Cómo iba a saberlo?! —Tomó la mano del más bajo, pero éste sacudió su brazo.—¡¿Cómo qué…?! ¡Patrick Baker, no puedes ser un detective y ser así de estúpido! —Jung bufó, parpadeando con incredulidad, el menor seguía viénd
—... Las agallas —Taylor suspiró bajo y Jonathan se volvió a verlo.—¿Ocurrió algo? —preguntó a su segundo al mando, éste sólo se volvió a verlo con una de sus cejas alzadas.—¿Crees que éste "novio de Jung" es tonto? —preguntó, por el tono de su voz Jonathan no sabía si responder o no, se sentía intimidado. Sólo asintió.—Es decir, es algo realmente tonto, ¿no? —Se encogió de hombros— Sólo deberías asumirlo...—… claro... —Taylor volvió a suspirar— Ni siquiera sé por qué molestarme, es totalmente tu estilo... —El castaño se dio la vuelta y comenzó a alejarse.Su vista se topó con un muy cubierto Patrick, llevaba ropa distinta a la que traía antes, gorra, lentes oscuros y un cubre bocas
—… no creo que eso sea buena idea, papi —Sophie se abrazó a Chewy mientras veía cómo su padre se subía aquel cubre bocas, se colocaba unos lentes de sol y echaba su cabello hacia atrás antes de esconderlo completamente bajo una gorra—. Te vas a matar si saltas desde allí... —Señaló la ventana a la que él se estaba dirigiendo y Patrick rio bajo. Vamos, si no se había caído y matado por cruzar el alféizar de cuatro ventanas alrededor de las oficinas en el décimo sexto piso de un edificio, entonces realmente no iba matarse por
—Uhm… —Jung dio un sorbo a su café y se recostó en su asiento frente a su escritorio, el cual, contra todo pronóstico, se había mantenido en orden por todo el tiempo que había estado de vacaciones. Ni siquiera había un documento fuera de lugar. Patrick había mantenido su promesa de no hacer un desastre.Los dedos del coreano tamborilearon suavemente sobre la fría madera y reprimió una pequeña sonrisa, se sentía como un pequeño niño otra vez, como cuando te enamoras por primera vez en el colegio y cuentas las horas para volver a ver a esa perso
—Tú realmente no estás nada preocupado por esta situación —Jung soltó en una risita, posando su mano sobre el pecho del más alto, quien sólo se encogió de hombros y lo cubrió con la sábana.—¿Por qué debería? —Patrick sonrió— Nos están dando la coartada perfecta para seguir adelante.—Hasta que atrapemos al soplón —refutó el ma
—¿Crees que Mark sospeche algo? —Jung murmuró luego de que el mayor abandonara la cocina y Patrick se encogió de hombros.—No importa si lo hace, Junnie —El pelinegro sonrió y se volvió a ver la cámara de seguridad, estaban en la posición perfecta para que aquel aparato sólo grabara la espalda de Patrick—. Además —dijo en un susurro—, podemos confiar en Mark.—Uhm… bien, pero tenía razón. —Levantó el dedo que ahora llevaba una bandita y lo puso frente al menor— ¿No vas a darle un beso también? —rio al ver cómo el más alto simplemente se inclinaba un poco y depositaba un corto beso en su dedo.—Toma tu café antes de que rompas otra de estas. —Sirvió la bebida en la taza que ya no le pertenecía y se la pasó al mayor con cuidado— No, deja
Aquella tarde había sido extremadamente larga y el peso en los hombros de Patrick se sentía cada vez más incómodo mientras daba un paso tras otro; había terminado su turno en la estación, pero tuvo que pasar por el piso de abajo en las oficinas para discutir algo con las personas del turno nocturno. Jonathan seguía estresado por lo del soplón infiltrado ya que aquella semana habían arruinado otro caso importante; en lugar de una redada, habían llevado a un escuadrón de veinte hombres a un almacén vacío, encontrando sólo una nota de despedida que se burlaba de ellos cínicamente.Último capítulo