Capítulo 31.

Zaria tiene la mente en blanco, ella no quiere pensar en nada y más en que ahora no solo tiene un destinado sino que cuatro.

Así que ella, tratando de escapar de su destino, lo único que pudo hacer fue correr sin mirar atrás. Ella no quiere volver a sufrir lo mismo una vez más.

Y si antes el dolor que le provocó aquel alfa no la mato, esta vez sí lo hará.

Zaria no sabía sí que la casa del alfa estuviera cerca del bosque fuera una suerte o no.

Así que al momento de salir de este corrió dentro del bosque, ya que ella siente que es el único lugar donde estará segura de todo aquel que la quiera dañar.

Ella con lágrimas en los ojos no ve hacia donde se dirige y tampoco ve que de un momento a otro el paisaje cambia drásticamente al pasar por un claro.

Ella sigue corriendo sin detenerse solo hasta que sin percatarse cae por un agujero, se detiene.

Era un milagro que este no fuera profundo y lo único que provocó fue que se torciera el pie por la caída y unos cuantos raspones en l