NATASHAIntente no parecer demasiado afectada, aunque mi corazón latía furiosamente contra mi caja torácica y quería gritar todo el dolor que llevaba adentro.Pero no hice nada, ni siquiera podía reaccionar. Mis rodillas se doblaron y estuve a nada de caer al suelo; sin embargo, un brazo fuerte me tomó del mío para mantenerme estable.Me sentía un poco mareada, pero pude darme cuenta de que Leo me sostuvo. No me miraba, sus ojos estaban fijos en Alessio, cómo si quisiera perforarlo con su mirada.Ahogué un grito cuando Dante se balanceó hacia Ale, pensé que lo golpearía; sin embargo, lo volvió a agarrar de las solapas de su chaqueta de cuero y quedaron cara a cara, a pocos centímetros.—He llegado al límite contigo, mi puta paciencia se acaba aquí —siseó entre dientes. —Esta vez no moveré ni un jodido dedo para sacarte de tu porquería. ¡Me estás oyendo!Alessio no le respondió, temí por él. No quería que nada malo le ocurriera, aunque ya no quisiera saber nada de mí. Incluso no quería
ALESSIO—¡Deja de tratarme como un mocoso! —eleve la voz y me solté de su agarré, en cuanto estuvimos a fuera.—¡Entonces amárrate ese jodido cinturón y a este cargo de tus pendejadas! —demando con toda dureza.—Eso haré — indiqué molesto. —No necesito tu ayuda.—¡Bien, pues eso espero! —gritó más alto.—¿Qué está pasando aquí? —preguntó mi madre, se detuvo a lado mío y observó a mi padre por unos segundos y después a mí. —¿Por qué están aquí afuera y discutiendo?Papá soltó una risa burlona.—Pregúntale a tu bebé —me señaló.Mamá lo fulminó con la mirada y después volvió a verme.—¿Hijo, que pasa? —inquirió con un gesto de preocupación en su bello rostro.—Cuéntale a tu madre tu nueva travesura, aunque que está vez me he quedado corto.Mamá nos observó a ambos, sé que quería tener respuestas con solo mirarnos a los ojos, nos conocía muy bien.—Por el amor de Dios —suspiró desesperada. —Díganme de una vez.—Aquí el niñito de tu hijo —se adelantó él y me apuntó con el dedo.—Me casé —le
NATASHAMe sentía aturdida, la cabeza me daba vueltas o eso sentía. Traté de abrir los ojos, pero no lo logré porque un dolor fuerte me hizo recostarme de nuevo.Sentí que estaba sobre algo suave, una cama, parecía. No le tome importancia, me sentía fatal.—¿Doctor, que le pasa? —La voz de una mujer se escuchaba a lo lejos, pero podía entender lo que decía. —¿Por qué se desmayó? Tengo entendido que no ha sido la primera vez.La voz se me hizo conocida. Parpadee para aclarar mi visión, pero no intenté levantarme.—Ya me entregaron su expediente, la joven sufrió una ligera amenaza de aborto —anunció el hombre en el momento que abrí los ojos. —Lo conveniente es que debe reposar, al menos, hasta que pase el tercer trimestre de gestación.—¿Mi bebé está bien? — murmuré mientras me acomodaba, no podía levantar la cabeza completamente.—No te esfuerces, el doctor ha indicado que descanses —me dijo la madre de Ale, estaba parada a lado de la cama y pronto cortó la distancia para llegar a mí. —
NATASHA—¿Por qué?… —Abrió esos labios tan suaves y habló despacio a la vez que me comía con la mirada. —¿Por qué regresaste?Ahora entendía su pregunta, ¿pero qué él no sabía la respuesta?—No me dieron a elegir —contesté.—Ya no necesitas fingir conmigo, —sonrió con amargura. —Di que le lloraste a mi madre para conseguir su lástima y así mi padre alargue tu futura tortura. A mi madre suele ser muy caritativa, pero creo que eso ya lo sabes.Mi garganta se contrajo con una extraña necesidad de gritarle en la cara y decirle que se fuera al demonio, sin embargo, las palabras de enojo no salían.Apreté más mis manos, quería rasgar la tela de su camisa, encajarle las uñas hasta que sangré, por lo menos un poco y así sienta algo del dolor que yo estaba sintiendo por causa de esas duras palabras.—Yo también me puedo convertir en un hombre caritativo si me ruegas que le dé atención a tu coño empapado. —Me rozó los labios con las puntas de sus dedos.Sentí cómo su otra mano bajaba por mi cue
ALESSIONo estaba de puto humor para una cena familiar, pero mi madre pidió que apareciera, pues no estaba en condición de protestar.«Si quiero recuperar mi relación cercana con ella, debo esforzarme.»Lo que detesto del abuelo es que le gustaban las formalidades, tenía que ponerme un traje para estar presente en la cena.«Que les den a todos.»Refunfuñe mientras me miraba en el espejo y me arreglaba el cuello de la camisa oscura. Si quieren verme allí y con una jodida ropa formal, entonces se tendrán que conformar con lo que verán de mí, eso incluye mi cara de amargado.—Nene —la voz chillona de Narkissa casi hizo que sangraran mis tímpanos.No le presto atención, ni siquiera la observé cuando sentí su presencia detrás de mí.—Te estoy hablando —se quejó.—¿Qué quieres? —sisee.—Demonios, nene —dijo en un tono sumamente fingiendo. La veo a través del espejo y entrecierro los ojos cuando se acerca. —¿Hasta cuándo dejarás de comportarte como el diablo? Odio cuando haces eso, cariño, ne
ALESSIO —No sé qué demonios está pasando con ella, no estoy informando de ninguno de sus planes. Desde que se le metió en la cabeza la idea de destruirte, le dije que no contará conmigo. Reveló Vladímir en el altavoz. Padre le había llamado para intentar conseguir algo por esa parte, sin embargo, el hermano de Narkissa no tenía nada de información, ni siquiera había tenido contacto con ella desde hace meses. Y era cierto, mi padre había investigado y no existía un historial de llamadas incógnitas en los dispositivos que él colocó para averiguar algo, incluso las cámaras que mando a poner cerca de esa zona, no captaron ninguna silueta femenina, excepto la de la esposa de Vladímir, cuando entraba y salía de su mansión. También colocó unos hombres, ya que ninguna idea se podía garantizarle nada, y él lo sabía muy bien. —Tenemos un nombre, Crow, ¿te suena? —dijo mi padre contra el altavoz. Esperamos todos en silencio, Vladímir se tomó su tiempo, no sabía si estaba analizando el nombr
ALESSIO—¡En el mío! —vociferó Iván cuando salía de la mansión. Se refería a su auto.—¡En dónde sea, pero ya muévanse! —gritó mi padre antes de subirse a su auto.Salió dejando una estela enorme de polvo, por la velocidad que iba conduciendo.Corrí hasta el auto de Iván, y me trepé en el asiento trasero. Leo iba enfrente.—¿Quién se fue con mi padre? —pregunté, Iván ya estaba saliendo de las instalaciones del castillo.La valla alta ya estaba abierta, salían varias camionetas en las cuales iban soldados del abuelo. Muchas de ellas ya se habían adelantado.—Va solo el maldito fanfarrón —masculló Iván.—Ya te la sabes, no le gusta esperar —le recordó Leo.Así es el Diablo, a él no le gustaba perder el tiempo esperando, si daba el aviso de algo, se tenía que hacer en el momento que ladraba la orden.Condujo hasta el centro de la ciudad, las calles sé y miraban vacías mientras más nos acercábamos al sitio afectado.Resonó el sonido de unos balazos antes de que viéramos de dónde venían. Iv
NATASHA—Camina, perra —masculló ordenándome Narkissa.No sabía a donde se habían ido todos y porque esta mujerzuela me hablaba así mientras me apuntaba con un arma. Sin embargo, obedecí, no quería terminar muerta y en sus manos de ella.—¿A dónde me llevas?—Las preguntas las hacemos nosotros, no tú. Ahora sigue caminando. —Me empujó, y casi caigo de bruces.Cómo pude me mantuve firme a pesar de haber estado muy débil hace minutos atrás. Amanecí con un dolor muy fuerte en el vientre, después comencé a sangrar y me asusté, por eso llamé a la madre de Ale, pues estaba preocupada por mi bebé.Afortunadamente, el sangrado cesó, pero continuaba siguiéndome mal, ya que no me permitieron tomar un reposo después de lo ocurrido.Así que tenía el temor de que el sangrado volviera, me sentía muy débil como si me fuera a desvanecer en cualquier momento.—Necesito descansar —dije, mi voz apenas en un susurro, ni siquiera tenía fuerzas para hablar, así que menos podía defenderme.—Después de que t