ALESSIO—¡En el mío! —vociferó Iván cuando salía de la mansión. Se refería a su auto.—¡En dónde sea, pero ya muévanse! —gritó mi padre antes de subirse a su auto.Salió dejando una estela enorme de polvo, por la velocidad que iba conduciendo.Corrí hasta el auto de Iván, y me trepé en el asiento trasero. Leo iba enfrente.—¿Quién se fue con mi padre? —pregunté, Iván ya estaba saliendo de las instalaciones del castillo.La valla alta ya estaba abierta, salían varias camionetas en las cuales iban soldados del abuelo. Muchas de ellas ya se habían adelantado.—Va solo el maldito fanfarrón —masculló Iván.—Ya te la sabes, no le gusta esperar —le recordó Leo.Así es el Diablo, a él no le gustaba perder el tiempo esperando, si daba el aviso de algo, se tenía que hacer en el momento que ladraba la orden.Condujo hasta el centro de la ciudad, las calles sé y miraban vacías mientras más nos acercábamos al sitio afectado.Resonó el sonido de unos balazos antes de que viéramos de dónde venían. Iv
NATASHA—Camina, perra —masculló ordenándome Narkissa.No sabía a donde se habían ido todos y porque esta mujerzuela me hablaba así mientras me apuntaba con un arma. Sin embargo, obedecí, no quería terminar muerta y en sus manos de ella.—¿A dónde me llevas?—Las preguntas las hacemos nosotros, no tú. Ahora sigue caminando. —Me empujó, y casi caigo de bruces.Cómo pude me mantuve firme a pesar de haber estado muy débil hace minutos atrás. Amanecí con un dolor muy fuerte en el vientre, después comencé a sangrar y me asusté, por eso llamé a la madre de Ale, pues estaba preocupada por mi bebé.Afortunadamente, el sangrado cesó, pero continuaba siguiéndome mal, ya que no me permitieron tomar un reposo después de lo ocurrido.Así que tenía el temor de que el sangrado volviera, me sentía muy débil como si me fuera a desvanecer en cualquier momento.—Necesito descansar —dije, mi voz apenas en un susurro, ni siquiera tenía fuerzas para hablar, así que menos podía defenderme.—Después de que t
NATASHASi hablo, puede que se vayan sobre Antonella o vayan y busquen a Ale. No, no puedo abrir mi boca, ¿pero y si nos matan de todas maneras?¿Qué debo hacer?—Habla, o aquí mismo se muere tu hija —dijo esa voz.—No —exclamó. —Estoy hablando con seriedad, yo ya no tengo esa información. La perdí —insistió mi padre.Y era cierto. Yo tuve ese chip en mis manos, yo lo usé para conseguir la dirección donde estaba él y mi tío; sin embargo, no podía decir nada.«Estoy entre la espada y la pared».—Él dice la verdad — murmuré.Inmediatamente, me arrepentí de haber dicho esas palabras. Sentí cómo el cañón del arma iba bajando, primero por mi cuello, después por mi espalda alta y al final en la parte baja, donde podría una bala atravesar hasta mi estómago.Tragué saliva con dificultad y apreté mis ojos de nuevo. Sentí más de cerca el calor de esa persona, casi sentía que me quemaba y sin necesidad de tocarme directamente.—¿Y tú cómo sabes eso? —casi susurró en mi oído. Su tono era bajo y mo
ALESSIO—¡¿Qué jodidos, paso con Franco y Alan?! —vociferó mi padre en el celular, a pesar de que tenía el altavoz activo.—Siguen inconscientes, el gas que echaron en la habitación dónde estaban ellos era muy fuerte y dañino, pueda que les haya afectado —informó Iván. —Ahora están de camino al hospital, los lleva Leo.—¡Los necesito acá! —rugió.—Pero Dante…—Sin malditos peros —lo interrumpió. —Te quiero aquí ahora —le ordenó y después cortó la llamada.Papá y yo habíamos matado toda la evidencia, los malditos prefirieron morir que soltar algo, así que les dimos unos putos disparos en las cabezas después de haberles quitado a mi madre de sus manos.Mamá estaba bien asustada y temblorosa. Antes de que cruzarán el puente alcanzamos a intervenir para qué sacarán a mi madre fuera del radar.—Nena, ¿te sientes bien? —Insistió mi padre con mi madre por segunda vez, no la quería agobiar, pero ella no respondía, estaba como en shock. —Dime algo, por lo menos insúltameEn eso sonó el celular
NATASHA—Cuando salgamos de esta, recuérdame cortarle las pelotas a estos tipos, en especial a ese gran idiota —murmuro Antonella. Ya se había retirado el vendaje de los ojos.Estaba cansada, ni siquiera podía hablar o soltar un quejido, incluso mis ojos se estaban cerrando por sí solos, ya no me podía mantener firme.—Lo siento —dije en voz baja. —Tal vez no aguante mucho…—¿Qué? No, eso no. Debes estar consiente, tenemos que salir de aquí y yo no podré sola con las dos, te necesito.Sacudí la cabeza, estaba comenzando a ver borroso.—Si tienes la oportunidad, no la dejes pasar, huye tú —trate de animarla para que ella no se detuviera por mí. —No pienses por mí, vete si puedes hacerlo.—No, yo nunca dejo a los míos y tú, Asha, ya eres parte de mi familia. Aunque el estúpido de mi hermano se haya casado con esa arpía, él sigue queriéndote a ti.«Alessio, el amor de mi vida».Mi mente comenzó a recordar cada momento que pasamos juntos, cada palabra que me dijo y su sonrisa perfecta que
ALESSIO—¡Demonios! ¿Qué fue eso? ¿Ambos se encuentran bien? —cuestionó la voz de Santino, apenas podía oírlo.Mis oídos zumbaban. Todo paso tan rápido, eso que paso fue una explosión y parecía que había estallado en nuestras cabezas.—M i e r d a —masculló la voz de mi padre.Lo había olvidado, él me empujó antes de que alcanzará a alejarme del lugar en el momento que los escombros se derribaron.«Demonios, debe de estar herido».En eso sentí que alguien halo de mí. Los escombros no me cubrieron, pero la caída fue brutal, hasta me quedé sin aire por un momento.—¿Estás bien? ¿Te rompiste algo? —indagó mi amigo.El sentido del oído ya estaba volviendo en sí, cada vez lo escuchaba con claridad. Negué con la cabeza, en ese instante sentí un dolor punzante en la nuca.—Maldición, creo que solo la cabeza —rugí mientras me llevaba una mano a la nuca para tocarme ahí.En cuanto lo hice, comprobé que tenía sangre, tal vez el golpe no fue tan fuerte porque en ningún momento perdí el conocimie
ALESSIOMe apresuré hacia el muelle, desesperado busque entre cada yate y bote con mi mirada cuando pase por cada uno. No se veía vida en ninguno, no se miraba que hubiese personas dentro o fuera.«¿Dónde demonios la tienen?»Seguí caminando y buscando. Ahora recuerdo lo que dijo mi hermana, lo de venir ayudarme, la verdad hubiera sido de mucha ayuda. No la quería poner en peligro otra vez, aunque Anto sea feroz y este muy bien entrenada para defenderse, jamás la expondré. Entre más lejos esté de todo esto, mejor.Ahora lo único que quería era encontrar a Asha, si Anto viniera aquí, me sería muy difícil centrarme en una sola persona, estaría preocupado por las dos y eso complicaría el rescate. Asha no están fuerte como mi hermana, ella necesita que la protejan y la salven, y más ahora.Mi mente recordó las palabras anteriores de Antonella. “Asha está embarazada”. Se había repetido constantemente en mi cabeza.Voy a ser papá, y todavía no me lo creía. Sé que eso pasa cuando dos personas
ALESSIOSentí la mano de alguien en mi hombro y abrí los ojos, al tiempo que retire mis manos de mi cara, me enderece. Santino se había sentado en la silla de mi lado izquierdo, sé que me estaba observándome, podía sentir su mirada sobre mí.Apoye la cabeza contra la pared y saque un suspiro largo.― ¿Todavía nada? ―preguntó, le di una corta negación con la cabeza.Habíamos llegado al hospital alrededor de casi una hora, llevaba los minutos y los segundos contados y estaba muy desesperado por saber de ella, saber que estaba bien. Cuando llegamos nos acercamos a urgencia y pedí que la atendieran pronto, vi que estaba sangrando, pero no tuve tiempo de averiguar de qué parte estaba herida.Esperaba que el médico que la estaba atendiendo saliera en cualquier momento del lugar donde la llegaron. Cuando entraron allí, una enfermera nos informó que estarían en quirófano, ya que tenían que realizarle una operación lo antes posible porque la bala probablemente había perforado una parte de uno d