NATASHAEl sonido de una llamada sonó en el entorno del auto, Diablo respondió, tomando el manos libres, pues seguía conduciendo.—¿Qué? —preguntó, en la pantalla estaba el nombre de Iván.—Tenemos que ir a Dresde —le comunicó.—¿Me estás preguntando o me estás ordenando? —inquiere con una ceja levantada, miró de reojo la pantalla y después volvió a la carretera.—Es una sugerencia, lo sabes —respondió Iván.Por Dios, Dante intimida a todo mundo, incluso a otros hombres peligrosos cómo él.—No iré a dónde se encuentra se jodido viejo amargado —apretó su mandíbula, cómo si le molestara nombrar a esa persona.—¿Entonces dejarás a tu mujer allí?Por un instante creí que detendría el auto, solo disminuyó la velocidad mientras vi cómo apretaba el volante hasta que sus nudillos se blanquearon.—Cambiemos de dirección —demandó con un gruñido.Después de eso finalizó la llamada. No habló en todo el camino, bueno, al parecer él no parecía muy conversador. Así que hice lo mismo, tampoco pregunt
ALESSIO—¿Cuándo me llevarás a la casa de tu padre? —me reclamó Narkissa por el altavoz del celular. —¿Al menos ya les comentaste sobre lo del matrimonio?—Deja de joderme las pelotas, Narkissa — sisé molesto.—¡No me hables así! —bramó, casi me deja sordo, tuve que alejar la bocina de mi oreja. —Más te vale que lo hagas pronto, si no intenté a las consecuencias.—No tengo miedo a tus amenazas —escupí furioso.—Eso ya lo veremos. ¿Por quién te gustaría que empezará, por la Fiera o por la mocosa grosera?Apreté los dientes. Aunque sabía que mi madre estaba completamente segura bajo el techo en el que se encontraba, no podía arriesgarla, y menos a Antonella, ella siempre desobedecía cuando uno le decía no.—No puedo ahora —es lo único que le respondí.Eso era cierto, bueno, no es que no pudiera hacerlo, sino que mis padres no estaban en este momento en la mansión. Padre todavía andaba en Alemania, sabía el porqué, y mi madre, salió del país de imprevisto, creo que el abuelo le llamó, al
NATASHAPerdí la cuenta del tiempo, no sé si pasaron dos, tres o hasta más horas. Lo que si es que, termine tendida en uno de los sofás de este salón.Me tuve que mover de lugar cuando los ronquidos y los pies de Leo me incomodaron. Tenía sus pies sobre mis piernas, no sé en qué momento llegaron ahí.Alan seguía distraído en su móvil, no lo dejó en ningún segundo, después de haber finalizado la conversación que tuvo por mensaje, se puso a jugar.Cerré los ojos y apoyé la cabeza en el respaldo del sofá, tenía sueño, pero no era el sitio indicado para que yo me quedará dormida, de hecho para nadie, pero a Leo no le importó eso.—Dios, ronca como camión averiado —dije con un bufido.—Si te molesta lo podemos arreglar ahora —contestó Alan con una malvada sonrisa.No parecía afectarle los ruidos que hacía Leo mientras dormía, cómo si estuviera acostumbrado. No capté lo que quiso decir, simplemente me quedé viendo lo que hizo.Dejó su celular a un lado y se inclinó para levantarse del otro
NATASHAIntente no parecer demasiado afectada, aunque mi corazón latía furiosamente contra mi caja torácica y quería gritar todo el dolor que llevaba adentro.Pero no hice nada, ni siquiera podía reaccionar. Mis rodillas se doblaron y estuve a nada de caer al suelo; sin embargo, un brazo fuerte me tomó del mío para mantenerme estable.Me sentía un poco mareada, pero pude darme cuenta de que Leo me sostuvo. No me miraba, sus ojos estaban fijos en Alessio, cómo si quisiera perforarlo con su mirada.Ahogué un grito cuando Dante se balanceó hacia Ale, pensé que lo golpearía; sin embargo, lo volvió a agarrar de las solapas de su chaqueta de cuero y quedaron cara a cara, a pocos centímetros.—He llegado al límite contigo, mi puta paciencia se acaba aquí —siseó entre dientes. —Esta vez no moveré ni un jodido dedo para sacarte de tu porquería. ¡Me estás oyendo!Alessio no le respondió, temí por él. No quería que nada malo le ocurriera, aunque ya no quisiera saber nada de mí. Incluso no quería
ALESSIO—¡Deja de tratarme como un mocoso! —eleve la voz y me solté de su agarré, en cuanto estuvimos a fuera.—¡Entonces amárrate ese jodido cinturón y a este cargo de tus pendejadas! —demando con toda dureza.—Eso haré — indiqué molesto. —No necesito tu ayuda.—¡Bien, pues eso espero! —gritó más alto.—¿Qué está pasando aquí? —preguntó mi madre, se detuvo a lado mío y observó a mi padre por unos segundos y después a mí. —¿Por qué están aquí afuera y discutiendo?Papá soltó una risa burlona.—Pregúntale a tu bebé —me señaló.Mamá lo fulminó con la mirada y después volvió a verme.—¿Hijo, que pasa? —inquirió con un gesto de preocupación en su bello rostro.—Cuéntale a tu madre tu nueva travesura, aunque que está vez me he quedado corto.Mamá nos observó a ambos, sé que quería tener respuestas con solo mirarnos a los ojos, nos conocía muy bien.—Por el amor de Dios —suspiró desesperada. —Díganme de una vez.—Aquí el niñito de tu hijo —se adelantó él y me apuntó con el dedo.—Me casé —le
NATASHAMe sentía aturdida, la cabeza me daba vueltas o eso sentía. Traté de abrir los ojos, pero no lo logré porque un dolor fuerte me hizo recostarme de nuevo.Sentí que estaba sobre algo suave, una cama, parecía. No le tome importancia, me sentía fatal.—¿Doctor, que le pasa? —La voz de una mujer se escuchaba a lo lejos, pero podía entender lo que decía. —¿Por qué se desmayó? Tengo entendido que no ha sido la primera vez.La voz se me hizo conocida. Parpadee para aclarar mi visión, pero no intenté levantarme.—Ya me entregaron su expediente, la joven sufrió una ligera amenaza de aborto —anunció el hombre en el momento que abrí los ojos. —Lo conveniente es que debe reposar, al menos, hasta que pase el tercer trimestre de gestación.—¿Mi bebé está bien? — murmuré mientras me acomodaba, no podía levantar la cabeza completamente.—No te esfuerces, el doctor ha indicado que descanses —me dijo la madre de Ale, estaba parada a lado de la cama y pronto cortó la distancia para llegar a mí. —
NATASHA—¿Por qué?… —Abrió esos labios tan suaves y habló despacio a la vez que me comía con la mirada. —¿Por qué regresaste?Ahora entendía su pregunta, ¿pero qué él no sabía la respuesta?—No me dieron a elegir —contesté.—Ya no necesitas fingir conmigo, —sonrió con amargura. —Di que le lloraste a mi madre para conseguir su lástima y así mi padre alargue tu futura tortura. A mi madre suele ser muy caritativa, pero creo que eso ya lo sabes.Mi garganta se contrajo con una extraña necesidad de gritarle en la cara y decirle que se fuera al demonio, sin embargo, las palabras de enojo no salían.Apreté más mis manos, quería rasgar la tela de su camisa, encajarle las uñas hasta que sangré, por lo menos un poco y así sienta algo del dolor que yo estaba sintiendo por causa de esas duras palabras.—Yo también me puedo convertir en un hombre caritativo si me ruegas que le dé atención a tu coño empapado. —Me rozó los labios con las puntas de sus dedos.Sentí cómo su otra mano bajaba por mi cue
ALESSIONo estaba de puto humor para una cena familiar, pero mi madre pidió que apareciera, pues no estaba en condición de protestar.«Si quiero recuperar mi relación cercana con ella, debo esforzarme.»Lo que detesto del abuelo es que le gustaban las formalidades, tenía que ponerme un traje para estar presente en la cena.«Que les den a todos.»Refunfuñe mientras me miraba en el espejo y me arreglaba el cuello de la camisa oscura. Si quieren verme allí y con una jodida ropa formal, entonces se tendrán que conformar con lo que verán de mí, eso incluye mi cara de amargado.—Nene —la voz chillona de Narkissa casi hizo que sangraran mis tímpanos.No le presto atención, ni siquiera la observé cuando sentí su presencia detrás de mí.—Te estoy hablando —se quejó.—¿Qué quieres? —sisee.—Demonios, nene —dijo en un tono sumamente fingiendo. La veo a través del espejo y entrecierro los ojos cuando se acerca. —¿Hasta cuándo dejarás de comportarte como el diablo? Odio cuando haces eso, cariño, ne