Cuando Vlad llegó a casa fue preso de emociones ambivalentes. Por un lado estaba lleno de paz, el castillo era su sitio favorito en el mundo, pero por otro lado, se sentía lleno de ira, y detestaba contaminar su hogar, el hogar de su amada, con semejantes emociones. Eso sin dejar de lado que estaba preocupado debido a lo que tenía que discutir con Justina. Aquel era un asunto de vital importancia y aunque odiaba el daño que iba a hacerle, no podía simplemente callar.—Cariño, me alegro de que Christie esté a salvo.—A mí también, Justina.Su esposa lo conocía bien, nada más verlo supo que algo iba mal.—Dime lo que pasa.—Tu siempre tan perspicaz, mi amor.—Vlad…—De acuerdo. Estuve observando a Gabriel, nuestro hijo…Durante una hora, se mantuvo diciéndole todo sobre el menor del clan, sus aumentos de energía, sus habilidades. Y ella, la mujer de su corazón, lejos de sentirse emocionada, se mostró preocupada.—Eso no es normal.—Lo es, si consideras que es probable que en tu vientre,
Una vez que sus hijos se marcharon, se reunió con su esposa. Ella siempre le esperaba con miradas cargadas de paz y tranquilidad sin embargo en aquella ocasión estaba realmente ansiosa y lo entendía.—Nuestro hijo sufrió mucho. Y nada tuvo que ver con lo que ocultamos, sino con no haber estado pendientes de él.—Lo sé, Justina, todos tuvimos situaciones complejas y nos dejamos llevar por eso. Le fallamos a Gabe antes, no podemos volver a hacerlo y vivir recriminándonos no va a servir, no le servirá.—Vivir disculpándonos solo hará que sus logros sean menos honrosos.—Es correcto, nuestro hijo creció en fuerza, forjó su temple y debemos respetarlo, ya nos ha mostrado que no es un pequeño ratón de biblioteca, sino un vampiro realmente letal.—Te amo cariño.—También yo, y con respecto a Gabriel, no puedo solo sentarme a mirar.—Justo eso es lo que vas a hacer. Nuestro pequeño nos ha mostrado que puede resolver las cosas por su cuenta, si necesita ayuda vendrá a nosotros.Cuando Christie
Emily pensaba en Gabe. De todos los Dracul era quien más la mantenía preocupada. No es que le faltase fuerza, tampoco carecía de poder pues era si se quería, tanto o más letal que sus hermanos. Le recordaba mucho al tío colmillitos, porque aparentaba ser menos de lo que era y comprendía que ambos vampiros querían pasar desapercibidos, ya que ninguno de los dos tenía interés en gobernar.No es que creyera que ambos llegarían en algún momento a querer desafiar a los reyes en busca de tener el control, era más como una necesidad de ocultar lo que eran porque estaban cómodos siendo simples espectadores.Pero de la misma forma en que Gabe era realmente fuerte y poderoso, era a su vez realmente vulnerable y todo lo que sucedía con su compañera lo afectaba mucho. Podía notar cuanto amaba a Christie, y qué tan difícil le resultaba verla sufrir y definitivamente no ayudaba que estuvieran en la misma ciudad. Ahora que ya estaba totalmente vinculada con sus tres compañeros y sentía la fuerza de
Una vez que Emily abandonó la sala del trono, Gabe emergió de entre las sombras y se acercó a sus hermanos. Porque para él, Amón era uno de ellos y ahora que veía qué tan mal estaban sintió pena.—Lamento verlos así.—No merecemos ningún tipo de lástima. Te fallamos, le fallamos a Emi, al abuelo, y no hay nada que justifique semejante barbaridad.—Ella los ama.—¿Eso nos da derecho a pisotear un amor como el nuestro? —empezó Korvoz— cuando Alec…—Eso es, Alec —dijo Amón— ya vas a cargar de nuevo con culpas que no te corresponden.—No importa si no lo hice yo, pero tengo el mismo puto rostro del que le hizo mucho daño y Emily, mi Emily es capaz de verme por quien soy y yo, en lugar de ser un compañero devoto a ella y a su corazón, he pasado por alto, durante meses, semejantes emociones. —Todos ustedes deben dejar ir lo que me ha sucedido.—Gabe.—Está bien, vean todo esto como una inmensa y consecutiva cantidad de descuido por parte de ustedes. Pero esta actitud de culpa me asfixia. E
El rostro de Margaret era de no creer. La mujer estaba totalmente roja, Christie tenía tiempo de no divertirse tanto. Aquello enojaba aún más a la odiosa tipa. En especial cuando Christie la miró a los ojos y sonrió de forma maliciosa. Divirtiéndose, siguió alentando los dobles sentidos. Jenkins no parecía comprender lo que pasaba.—Su esposo y yo estuvimos juntos cerca de media hora. Luego vine a preparar café, bebimos una taza y subimos un rato más. Me atrapó usted toda agitada y sudorosa pues venía del segundo piso. Cuando su esposo me dijo que quería ir al cuarto conmigo, nada me preparó para lo que vi. Pareciera que se ejercita mucho porque lo que es capaz de hacer es impresionante.La chismosa dejó la casa y Christie siguió actuando como si no entendiera nada.—Disculpa a mi mujer. Quizás olvidé que debíamos ir a hacer compras. —Gracias por venir. Si no le molesta quisiera descansar un rato. Discúlpeme con su mujer, aunque no sé por qué se veía tan molesta.—Descuida.Unos min
Sin poder evitarlo empezó a reír, aquella había sido una forma perfecta de espantar a Margaret y hacer que no regresara a la casa. Los meses seguían pasando, la perversa Margaret, luego de la fiesta se había propuesto echarla del pueblo, al parecer creía que era más peligrosa que la casa en sí —menuda cretina.Cuando llegó Halloween el pueblo mostró que ya la consideraban parte de la comunidad, prueba de eso fue que le preguntaron si iba a repartir dulces. Como era una casa que estaba lejos del pueblo, los niños subieron en coche con sus padres. Y aunque al inicio pensó que eran demasiados dulces, al acabar la noche los había repartido todos. El tiempo siguió avanzando, llegando así el día de su cumpleaños y como amaneció triste, recibir la visita de Gabe fue increíble.—Vamos, bonita, prepárate que iremos de paseo.—No entiendo.—Solo vamos, no puedo mostrarte a dónde iremos, por eso Morgana nos ayudará.—¿Por seguridad?—Sí, si te preguntan por mi o por mi hogar, no sabrás nada y n
¡Vieja chismosa y cuentera!, pensaba Christie. La gente murmuraba, todos le temían al nuevo visitante, razón de sobra para agradecerle al universo el haberla hecho bajar al pueblo. Además, lo único en lo que podía pensar era en el nombre que había escuchado, hablaban de un tal Luca, pero... ¿y si era él...? Lo mejor era no adelantarse y entrar de una vez por todas, aquella muchedumbre estaba aglomerada frente al portón de la alcaldía, así que se vio forzada a usar los codos para abrirse paso. — ¡No entres ahí, Christie!, es peligroso, ese bicho raro está reunido con mi esposo. —Buenos días, Margaret, siempre inmiscuyéndose en los asuntos ajenos, ¿verdad? Por lo que veo no puede vivir sin los chismes. — ¡Insolente!Elliot, uno de los ancianos del pueblo, miraba a Christie con admiración. Realmente le gustaba esa chiquilla. Como era bastante mayor casi no salía de casa, pero gracias a su amiga Margareth se enteraba de todo. Le hizo gracia ver a Christie inclinándose para oler a su
Christie entró entonces, recibiendo por parte de Luca una mirada fría y comprendió que así debía ser. Nadie podía saber que se conocían. —Así que... ¿a qué has venido, Christie? No es necesario mencionar la inmensa casualidad de tu visita. —Señor Jenkins, originalmente había venido a cancelar los impuestos, sin embargo, preferiría que se encargue de otra cosa. Su esposa cruzó la línea hoy, en mi rostro y cuello, están las pruebas. Si no quiere que tome acciones legales, póngala en su lugar… —Iré a buscarla y le exigiré una disculpa. —No sé si sea posible, ella ya no está cerca. Dudo incluso que siga en el pueblo. — ¿Qué quieres decir? —Mientras me atacaba cuál loca, Bruce llegó, la subió a un auto negro y se fue —mintió.El alcalde se puso pálido y abandonó la oficina aprisa. Ya sin él, Luca le dirigió una elocuente mirada. Christie parecía un pajarillo a punto de huir. Así que aisló el lugar para evitar que curiosos pudiesen escucharlos. Pero él se daría cuenta si Jenkins volv