Cosa Nostra (parte II) Alessandro FerraraVoy rumbo hacia el galpón en dónde me esperan dispuesto a todo para obtener respuestas. Sorteo las calles con mi gente detrás guardando mis espaldas, hasta que llegó a uno de los galpones que ha pertenecido a mi familia por generaciones. Cualquier criminal de poca monta tendría pánico de adentrarse aquí con todas las patrullas que hay apostadas en el lugar, pero yo no, porque ellos tienen un jefe, tienen alguien a quien responderle y ese soy yo. Cosa que para la ley, me hace intocable en esta ciudad. Veo al niño a mi lado y noto que se ha quedado profundamente dormido, decido dejarlo aquí porque al lugar que voy no es propio para un niño. Me bajo y todos los agentes de policía me saludan con respeto, ellos saben quién es realmente su jefe y me deben el respeto que no le tienen a muchos.Camino con paso decidido hacia mi encuentro con los malditos que le jugaron sucio a mi familia, en busca de respuestas. Entro al lugar que huele a hume
Alessandro Ferrara.Las palabras de este maldito me dejan aún más confundido, no sé qué quiere decirme, pero no pienso quedarme con la duda. Suelto una patada en su cara que lo hace escupir sangre, pero no se queja, ninguno que esté bien preparado debería hacerlo. Me agacho hasta su altura y lo jalo del cuero cabelludo para levantar su rostro, mientras en el mío extiendo una sonrisa. Podré estar confundido, incluso, ansioso con todo lo que él tiene para decirme, pero eso no se lo dejaré saber, así que no puedo perder el control.—A mi padre le dará tanto gusto saber que he conseguido a la rata traidora —me burlo de él.—Así como a mí me da gusto que seas tú el que me haya encontrado —me da una sonrisa manchada de sangre, que para cualquiera puede ser un poco tétrica.Me levanto porque este desgraciado no merece estar a mi altura, incluso cuando yo esté agachado, soy demasiado para él porque al contrario de lo que él ha demostrado, yo si conozco la lealtad.Me fijo en los otros dos
Alessandro FerraraEl cuerpo policial comienza a desplazarse ampliando el radar de búsqueda. A simple vista se nota que estos disparos han sido de un francotirador, pero eso nos hace cuestionarnos, en especial a mí, quién posee tanto poder y quién tiene tanto temor de que yo conozca la verdad que se ha atrevido a tanto. De todos mis enemigos puedo señalar si acaso a dos que podrían hacerlo, pero las palabras de Lucciano son las que no terminan de cerrar la historia. Tengo al niño tomado de mi mano, quien no dice nada, solo se limita a ver los cuerpos que mandé a cubrir con una lona para que él evitara ver esta escena. —¿Mi abuelo estará bien? —me pregunta después de un largo rato en silencio.Quisiera marcharme de aquí, irme para que él no tenga que ver todo esto, pero necesito aclarar puntos con el comisario antes de marcharme y él está poniendo en marcha toda una operación.Niego en respuesta a la pregunta del niño, espero las lágrimas, pero una vez más su actitud me sorprende.
Alessandro Ferrara.Después de insistir demasiado, como nunca lo he hecho en la vida y soltar uno que otro soborno, al fin nos encontramos en la habitación del hospital, él con la ropa quirúrgica que le queda enorme y yo haciéndole compañía. He solicitado que la trasladen a una habitación con un poco más de privacidad y más espacio.He rodado una butaca para que el niño pueda estar cerca de ella y lleva un buen rato de rodillas, solo mirándola y sosteniendo su mano. Trato de distraerme leyendo algunos documentos que tengo atrasados y debo firmar, revisando algunas cámaras de seguridad de algunos lugares y leyendo mensajes del comisario quien me ha brindado nueva información.Al cabo de más de una hora, dirijo mi mirada hacia ellos y noto que el pequeño se ha vuelto a dormir, tal como dijo, le hace falta la compañía de su madre, pero no puedo traerlo todas las noches al hospital y ni loco pienso devolverlo a su familia sin saber qué demonios se traen, así que le tocará acostumbrarse a
Alessandro Ferrara.Después de pasar los pocos minutos que me permitieron al lado de Leonardo, ya que tenían que mantenerlo en observación, vuelvo a la habitación de Brooke.Pensando en sus palabras."Ella no tiene la culpa". Imagino que se refiere a que esta nueva versión de Brooke no es culpable de nada de lo que pasó porque no recuerda nada. Quisiera que fuese así de sencillo, realmente sería quitar un gran peso de mis hombros poder decir, ella es inocente, no recuerda nada así que no tiene nada qué pagar.Pero… ¿Y mi dignidad? ¿Mi dolor? ¿Mi culpa? ¿Dónde queda todo eso? Dije que solo tendría paz y podría avanzar el día que Brooke Turner me suplicara de rodillas perdón y sinceramente no creo que eso esté muy lejos. Y más teniendo a su hijo de mi lado. El niño está dormido en una pésima posición y creo que es momento de tomarlo y alejarlo sólo un poco de su madre porque si no lo hago, mañana será peor el remedio que la enfermedad.Lo tomo como puedo, pero aún su mano está aferr
Brooke Turner. Oscuridad. Es lo que hay a mi alrededor. Los párpados me pesan demasiado y por más que intento abrirlos no logro hacerlo.No sé dónde estoy, no sé que ha pasado. Intento moverme y no puedo, intento hablar, pero de mi boca no sale sonido alguno. Es como si mi cuerpo estuviese completamente atado o paralizado y esta sensación me da pánico. La cabeza me duele demasiado, intento recordar lo que pasó y la presión que ejerzo hace que desista.Me siento extraña, me siento diferente.Intento controlar mi respiración porque no puedo entrar en pánico, respiro profundo varias veces, pero mi cerebro se empeña en recordar lo que pasó hace un momento.El recuerdo de haberlo visto y el temor de que alguien viene tras de mí. Intento evocar el recuerdo que me llevó a sentirme desesperada, a sentirme de esa forma apenas desperté y poco a poco viene a mi memoria. Corro rápido por un largo pasillo, lo hago con fuerza porque vienen detrás de mí.Sé que estoy en la cama del hospital,
Brooke Turner *Flashback* —Tienes que venir conmigo, no huyas, que sabes que es en vano. Corro, las piernas me tiemblan mientras recorro la villa de los Ferrara en busca de la persona que puede ayudarme. Las manos me tiemblan y las piernas se sienten como si fueran de gelatina. Esto no puede estar pasando. No tiene que ser así. Mi pecho quema, mi garganta arde. Y es que, por más que mis piernas traten de dar el máximo, simplemente no logro llegar a dónde deseo, no logro llegar hasta él. Y, ¡Joder, tengo que hacerlo! Si algo le pasa no sé qué haré, qué será de mí. Mientras más lo pienso, no puedo creer que sean capaces de hacer algo como esto. Jamás pensé que la finalidad del plan hubiese sido esta, nunca imaginé que quisieran dañarlo de esta forma. Fui una estúpida, ilusa, por creer que todo era sencillo, sin más implicaciones. Pero no. Y ahora me siento como la mierda. Sí, me presté para demasiadas cosas que no debí hacer, me involucré demasiado en este plan absurdo, pero, s
Brooke TurnerMe siento confundida.Los recuerdos de mi vida anterior y de mi nueva vida comienzan a mezclarse creando confusión en mi mente.Trato de pensar con claridad porque es lo que necesito en estos momentos, es lo único que me va a mantener cuerda después de todo. Vamos caminando por el largo pasillo del hospital, la droga que me inyectaron no me deja moverme, hablar y a duras penas puedo respirar. Caminan rápido empujando la silla de ruedas, como si conocieran al completo el hospital, como si realmente trabajaran aquí. A medida que vamos avanzando, a nuestro lado pasan varios médicos y enfermeras sin siquiera tomarnos en cuenta, todos ignoran que esto es un secuestro, que las personas que están disfrazadas de personal de salud, no son médicos y enfermeras, sino que pertenecen a una de las familias más prestigiosas de Italia, una de las más temidas y respetadas, una familia involucrada en la mafia. Veo la puerta de salida y sé que mi destino estará sellado cuando la cruce,