Brooke TurnerSalgo acompañada del hombre que me indicó Alessandro y mientras vamos a donde se supone que se desarrollará el encuentro, vuelvo a sentirme incómoda. Odio el hecho de que una vez más tenga que dejar mi auto para hacer lo que él quiere.«¿Es que esto se convirtió en rutina?».Miro con atención a este hombre que me lleva donde debe, él me recuerda que se llama Leonardo en cuanto tiene la oportunidad.Lo hago porque es increíble cómo puede parecer una persona amable a primera vista, pero yo tengo claro que puede convertirse en todo lo contrario. No se me olvida la circunstancia en la que nos conocimos y el arma cargada que llevaba encima, que me dio un susto de muerte en su momento.Pensando todo mientras el trayecto al aparcamiento me rinde demasiado, me doy cuenta de la ironía que eso representa ahora. Suelto una pequeña risa al profundizar en el hecho de que, hasta hace poco, tenía pánico por un arma, pero justo ayer descubrí que puedo usarla, que realmente sé cómo funci
Alessandro FerraraA pesar de todo, estoy dudando de seguir ahora con mis planes. No es mi forma de proceder, soy demasiado minucioso y me gusta planificarlo todo al pie de la letra. Y precisamente por eso es que dudo, porque no sé si es tiempo de hacer esto; me gustaría tener todo un poco más atado, pero tampoco sé si deba esperar.Estoy en un momento en el que no puedo solo alargar lo inevitable. Mi padre aparentemente tiene las fuerzas de un titán para seguir jodiendo sin cansancio, pero no está bien. No en realidad. Su estado empeora cada día y eso, es lo que me preocupa, porque sé que cuando fallezca ya no tendré más tiempo aquí, debo volver definitivamente porque el consejo no dejará que yo me asiente en Norteamérica, el capo di tutti capi, debe estar en Italia, desde donde se maneja todo. Ha decir verdad es lo único que me agobia, no que él fallezca, puesto que aunque es mi padre, llevo su sangre y es quien ha visto por mí. No ha sido un buen padre. Él simplemente se dedicó a
Brooke TurnerLa pregunta sale de mi boca de forma instantánea, no lo pienso demasiado ni me detengo a preguntarme qué van a decir los demás. Quizás debí contenerme, esperar para ver qué tipo de broma es esta y si en realidad lo es. La mirada de la que hasta hoy pensaba que se llamaba Nataly, una persona que creí que al menos conocía y que ha estado presente en mi vida desde que recuerdo, ahora resulta que no conozco ni siquiera su nombre.Ella me mira sin decir nada y simplemente pasea su mirada de Alessandro hacia mí.¿He vivido engañada durante tanto tiempo? ¿Cuántas mentiras más hay a mi alrededor?Ella no dice nada y aunque intento disimular, noto que la expresión de Alessandro es de confusión absoluta.—¿Nataly? —pregunta él—, creo que está confundiendo a mi esposa con otra persona.Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy llamando demasiado la atención con este espectáculo, quiero decirle que no estoy equivocada, que esta perra desgraciada es de lo peor, pero no sé si
Alessandro FerraraEl ambiente en la mesa se tensa, todo sucede demasiado rápido, más de lo que creía posible. Tal y como lo esperaba, la situación se sale de control cuando el carácter de Brooke Turner sale a relucir. Estoy consciente de que ella siempre ha sido demasiado temperamental, no es de las que se anda por las ramas en una situación como esta y menos, si el tipo que se lleva su mal humor, es uno que se lo merece.Sin embargo, su explosividad es evidente que va más allá de sus quejas con el hombre que la hizo sentir menos.Frunzo el ceño mientras la escucho hablar. Mis manos se cierran en puños sobre la mesa, porque en realidad, hay cosas que dice en medio de su discurso explosivo, que me hace cuestionarme elementos que pensé tener claros.Suponía que lo tenía todo bajo control, que no existirían más sorpresas. Pero creer que lo sé todo de ella y que sea una verdad, es algo completamente distinto. Tengo el enorme presentimiento de que aquí me falta información, de que hay una
Alessandro FerraraTodo el trayecto hasta el hospital más cercano, me lo paso maldiciendo a la perra de Antonella por haberme hecho perder el tiempo. Si no le hubiera dado por aparentar que es la esposa preocupada, no tendría que recorrer media ciudad ahora buscando dónde carajos se llevaron a las dos personas que me interesa saber su estado de salud.Llegamos y no se ha detenido del todo el auto, cuando me bajo y camino sin perder prisas. Contengo el odio que le tengo a este tipo de lugares y me digo que es estrictamente necesario hacer esto. Si soy sincero, creo que estas malditas cosas son los únicos lugares que me ponen nervioso. Los recuerdos que tengo de un sitio como este, son malos y dolorosos. No está en mis objetivos, ni a corto ni a largo plazo, poner un pie aquí. Pero ahora tengo que hacerlo.Me alejo, pero dejo una orden clara. Uno de los hombres que está conmigo tiene que quedarse en el parqueo, vigilando a la loca de Antonella, que sigue en la puta cajuela y con órdenes
Alessandro Ferrara Accedo al ofrecimiento del médico. No tengo claro por qué ni para qué. Pero me dejo llevar por mis impulsos.Me llevan hasta una sala donde debo ponerme una ropa quirúrgica, a pesar de que el área donde ella se encuentra, no es tan restringida, como en la que se encuentra Leonardo. Hago lo que me piden y sigo al médico, que me espera fuera del cubículo donde me he puesto toda esta incómoda vestimenta. Camino, siguiendo sus pasos, hasta que me señala una puerta y respiro profundo antes de entrar.En el último segundo, titubeo. Realmente no sé qué demonios estoy haciendo aquí. Tengo un conflicto interno que no me permite ni avanzar ni retroceder del todo. No entiendo por qué corrí hacia ella cuando se supone que debió alegrarme. Me digo que es porque mi venganza es más importante, porque necesito desahogarme y que ella muera, no me dará esa liberación.Busco convencerme de que deseo verla para verificar que sigue viva, disponible para satisfacer mi necesidad de devol
Alessandro FerraraSalgo de la habitación en busca de explicaciones, tomo mi teléfono y hago una llamada. Mientras Leo esté en ese estado yo soy quien debe vigilar este tipo de investigaciones y encargarlas por mi cuenta. La duda ya se ha metido en mi cabeza y cuando encuentro al médico, este trae una pequeña bolsa con pertenencias.—Señor, usted es el único familiar presente, el teléfono de la señora no deja de sonar y no sabemos qué hacer.Veo el número telefónico registrado con un nombre y aparentemente es de la escuela de su hijo.Contesto la llamada y me informan que es tarde y no ha pasado a recoger a su criatura. Les doy aviso de que ella ha tenido un accidente y se encuentra en el hospital. Al final no hay nadie que pueda recoger a su hijo y no entiendo para qué carajos ese niño tiene padre o familia si no sirven de nada cuando los necesita. —Necesito la dirección —me la dan aunque dicen que no estoy autorizado para recoger al niño, me importa poco su opinión, su madre est
Alessandro FerraraVamos camino a casa y creo que en cualquier momento me pondré a gritar de frustración. O cometeré un crimen, sin importarme que haya un niño de testigo.Lo que pensé que sería una buena relación, que me facilitaría las cosas entre Antonella y el niño, es todo lo contrario. Él le rehúye todo el tiempo, la mira con una expresión que me confirma que para nada confía en ella. Mientras que, por su parte, Antonella ni siquiera se esfuerza por intentar acercarse a él.La muy perra le importa poco lo que esté fuera de sus egoístas intereses. Y al parecer, tampoco tiene idea de lo que su actitud está provocando. Mi paciencia tiene un límite y desde que esta farsa de matrimonio comenzó, ya estaba al borde de ellos. Después de eso, no es que haya hecho mucho para mantenerse al menos. No, ella va a por más.Y le va a costar. En algún momento me voy a cansar, me voy a olvidar de la mierda que puedo sonsacarle y pegarle un tiro que la lleve al más allá. Donde merece estar.El niñ