Alessandro Ferrara.Las palabras de Antonella me sacan de quicio, no puedo creer que realmente se esté tomando atribuciones que no debe y mucho menos que quiera pasar sobre alguna de mis órdenes. En definitiva debo aclararle quien es el amo y señor de todo lo que me rodea. Me acerco un poco más a ella antes de emitir alguna palabra.—Ah, ¿sí? —exclamo, con tono aparentemente sorprendido.No necesito decir nada más para llamar su atención, porque puedo apreciar como su espalda se tensa al escucharme, no esperaba que alguien la escuchara y cuando se voltea, para hacerle frente a quien sea que cree la estaba retando, palidece por un segundo al darse cuenta de que soy yo. Pero logra disimular muy bien su reacción, démosle ese mérito, la perra tiene habilidades y eso debería saberlo muy bien, ya que Ernesto, Brooke y ella pertenecen a la misma clase de escoria. Me mira de arriba abajo mientras cruza de brazos y me enfrenta.—Sí, sabes bien cuáles son las tradiciones —declara, sin perder
Brooke TurnerLa sala de juntas se va llenando poco a poco. Yo espero pacientemente a que todo el personal haga su aparición. Algunos tardan más de la cuenta y es que mi orden fue bien clara: los quiero a todos aquí. Incluso, el personal de seguridad fue notificado de mi petición. Porque mi intención con esta reunión es que la plantilla íntegra escuche lo que tengo que decir.Se vuelve estrictamente necesario y es algo que quizás debí hacer antes. Sobre todo porque muchas cosas han cambiado, y seguirá siendo así, desde que Ernesto no está. No estoy clara de que la mayoría sepa que en la empresa hubo un cambio de dirección, o tal vez sí se sabe, porque es difícil que estos temas no se esparzan como humo, y deciden ignorar porque no es algo que interese.Pero mi intención va más allá de avisar o no de algo que pudo mantener la empresa cuando estaba por irse a pique. Es un llamado de atención que necesito hacer, porque este es mi espacio y no voy a permitir sentirme vigilada y monitoread
Brooke Turner.Cuando todos salen dejándome por un momento sola, me tomo unos minutos para respirar varias veces, quizá algunos piensen que soy una pe.rra por todo lo que les hice saber, pero es necesario establecer ciertos parámetros para todo el mundo y que cada uno cumpla con su trabajo.Después de tomarme un momento para mí, me dirijo a mi oficina con mi asistente siguiéndome los pasos, voy escuchando toda una lista de pendientes por hacer y aclarando algunos puntos de la agenda del día. Sinceramente jamás pensé que esto fuese tan tedioso, pero poco a poco me he ido acostumbrando. La escucho hablar aunque mi atención no está puesta del todo en sus palabras hasta que dice algo por último que me detiene en seco.—El señor Ferrara ha llamado dos veces —informa, casi choca contra mí cuando yo detengo el paso apresurado, pero logra evitar que choquemos—. Pide que usted le devuelva la llamada porque, según sus palabras: "ha encontrado solución a su problema".Me quedo por un momento en
Brooke TurnerSalgo acompañada del hombre que me indicó Alessandro y mientras vamos a donde se supone que se desarrollará el encuentro, vuelvo a sentirme incómoda. Odio el hecho de que una vez más tenga que dejar mi auto para hacer lo que él quiere.«¿Es que esto se convirtió en rutina?».Miro con atención a este hombre que me lleva donde debe, él me recuerda que se llama Leonardo en cuanto tiene la oportunidad.Lo hago porque es increíble cómo puede parecer una persona amable a primera vista, pero yo tengo claro que puede convertirse en todo lo contrario. No se me olvida la circunstancia en la que nos conocimos y el arma cargada que llevaba encima, que me dio un susto de muerte en su momento.Pensando todo mientras el trayecto al aparcamiento me rinde demasiado, me doy cuenta de la ironía que eso representa ahora. Suelto una pequeña risa al profundizar en el hecho de que, hasta hace poco, tenía pánico por un arma, pero justo ayer descubrí que puedo usarla, que realmente sé cómo funci
Alessandro FerraraA pesar de todo, estoy dudando de seguir ahora con mis planes. No es mi forma de proceder, soy demasiado minucioso y me gusta planificarlo todo al pie de la letra. Y precisamente por eso es que dudo, porque no sé si es tiempo de hacer esto; me gustaría tener todo un poco más atado, pero tampoco sé si deba esperar.Estoy en un momento en el que no puedo solo alargar lo inevitable. Mi padre aparentemente tiene las fuerzas de un titán para seguir jodiendo sin cansancio, pero no está bien. No en realidad. Su estado empeora cada día y eso, es lo que me preocupa, porque sé que cuando fallezca ya no tendré más tiempo aquí, debo volver definitivamente porque el consejo no dejará que yo me asiente en Norteamérica, el capo di tutti capi, debe estar en Italia, desde donde se maneja todo. Ha decir verdad es lo único que me agobia, no que él fallezca, puesto que aunque es mi padre, llevo su sangre y es quien ha visto por mí. No ha sido un buen padre. Él simplemente se dedicó a
Brooke TurnerLa pregunta sale de mi boca de forma instantánea, no lo pienso demasiado ni me detengo a preguntarme qué van a decir los demás. Quizás debí contenerme, esperar para ver qué tipo de broma es esta y si en realidad lo es. La mirada de la que hasta hoy pensaba que se llamaba Nataly, una persona que creí que al menos conocía y que ha estado presente en mi vida desde que recuerdo, ahora resulta que no conozco ni siquiera su nombre.Ella me mira sin decir nada y simplemente pasea su mirada de Alessandro hacia mí.¿He vivido engañada durante tanto tiempo? ¿Cuántas mentiras más hay a mi alrededor?Ella no dice nada y aunque intento disimular, noto que la expresión de Alessandro es de confusión absoluta.—¿Nataly? —pregunta él—, creo que está confundiendo a mi esposa con otra persona.Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy llamando demasiado la atención con este espectáculo, quiero decirle que no estoy equivocada, que esta perra desgraciada es de lo peor, pero no sé si
Alessandro FerraraEl ambiente en la mesa se tensa, todo sucede demasiado rápido, más de lo que creía posible. Tal y como lo esperaba, la situación se sale de control cuando el carácter de Brooke Turner sale a relucir. Estoy consciente de que ella siempre ha sido demasiado temperamental, no es de las que se anda por las ramas en una situación como esta y menos, si el tipo que se lleva su mal humor, es uno que se lo merece.Sin embargo, su explosividad es evidente que va más allá de sus quejas con el hombre que la hizo sentir menos.Frunzo el ceño mientras la escucho hablar. Mis manos se cierran en puños sobre la mesa, porque en realidad, hay cosas que dice en medio de su discurso explosivo, que me hace cuestionarme elementos que pensé tener claros.Suponía que lo tenía todo bajo control, que no existirían más sorpresas. Pero creer que lo sé todo de ella y que sea una verdad, es algo completamente distinto. Tengo el enorme presentimiento de que aquí me falta información, de que hay una
Alessandro FerraraTodo el trayecto hasta el hospital más cercano, me lo paso maldiciendo a la perra de Antonella por haberme hecho perder el tiempo. Si no le hubiera dado por aparentar que es la esposa preocupada, no tendría que recorrer media ciudad ahora buscando dónde carajos se llevaron a las dos personas que me interesa saber su estado de salud.Llegamos y no se ha detenido del todo el auto, cuando me bajo y camino sin perder prisas. Contengo el odio que le tengo a este tipo de lugares y me digo que es estrictamente necesario hacer esto. Si soy sincero, creo que estas malditas cosas son los únicos lugares que me ponen nervioso. Los recuerdos que tengo de un sitio como este, son malos y dolorosos. No está en mis objetivos, ni a corto ni a largo plazo, poner un pie aquí. Pero ahora tengo que hacerlo.Me alejo, pero dejo una orden clara. Uno de los hombres que está conmigo tiene que quedarse en el parqueo, vigilando a la loca de Antonella, que sigue en la puta cajuela y con órdenes