Una semana exacta había pasado. Se sentía como alguien nuevo, incluso parecía más vivo que antes, estaba feliz y sano, estaba curado, bueno, ya no sufría por la transformación.
Durante la semana Connor no se había despegado de él, había estado a su lado sin alejarse más de diez minutos, al parecer eso le había ayudado, no se había quejado en ningún momento y el aroma de Connor le daba tanta tranquilidad que durante esos siete días no había hecho más que dormir y dormir, como un bebé.
—Bueno, tu Omega ya se siente bien así que ya no tendré que estar a tu lado cada maldito segundo del día.
—Gracias.
—No tienes que agradecerme por cada cosa que digo, Ethan, lo hago porque eres mi protegido, solo eso.
El moreno bajó la mirada y jugó con los dedos de sus manos algo nervioso. Se sentía algo mal cuando Connor le decía esas cosas, por alguna extraña razón.
—Ya que estás mejor, podrás recorrer la mansión y conocerla un poco. Seguro encuentras a Henry por ahí, si es así, él va a guiarte y mostrarte cada parte de este lugar, ¿de acuerdo? Ten cuidado, hay muchos Alfas sueltos y créeme que no se detendrían al oler a un Omega recién convertido como tú.
—Supongo que tendré cuidado.
—Pero primero, ven aquí.
El castaño hizo un ademán con la mano y el moreno se acercó a paso algo lento y tímido, no sabía cuánto debía acercarse o para qué. Al estar a unos centímetros de su protector, éste último se acercó quedando a una escasa distancia de su cuello. Chocó su aliento contra la piel descubierta de Ethan y éste se estremeció un poco sintiendo su piel erizarse de repente. Su cuello ahora se sentía caliente y húmedo, Connor acababa de pasar su lengua en él. Se estremeció nuevamente al sentir un suave y cálido beso justo donde su lengua había dejado un camino mojado.
—Quema.
—El beso y la lamida del Alfa. No es como el lazo pero estás marcado y sabrán que eres de mi propiedad en cuanto te vean el cuello. Además, esparces mi olor por cada poro de tu piel, es solo por si acaso, no quiero tener que matar a nadie de nuestra manada hoy.
El castaño miró a E.C y se colocó de cuclillas frente a él para acariciar suavemente su pelaje con una sola mano.
—Sé un buen lobo y Omega, cuida de tu dueño.
El lobo ronroneó un poco y después se paró al lado de Ethan algo firme mientras miraba a C.M.
Connor sonrió de lado por una milésima de segundos y después silbó para salir de ahí con su lobo siguiéndolo de cerca.
Ethan rozó con la yema de sus dedos la zona que Connor había besado, se sentía caliente, un poco más que el resto de su cuello. Se mordió el labio inferior y se dirigió al espejo para poder mirarse delante de él. Tenía una marca en el cuello de color violeta oscuro, se veía algo similar a un moretón, pero se sentía muy bien.
—Así que, E.C, ¿qué haremos ahora?
Se colocó frente al lobo y se agachó hasta su altura mientras lo miraba a los ojos y acariciaba su cabeza.
—Qué idiota, le hablo a un animal.
No soy un simple animal, amo.
—Dios, eso sí que fue extraño, el estar aquí debe estar haciéndome alucinar.
Ethan suspiró y pasó una mano por su frente quitando el poco sudor que comenzaba a cubrirla, aquello que había oído lo había tomado por sorpresa.
—Debe ser todo este tema de la transformación, estoy seguro.
Claro que la transformación tiene que ver, amo.
—Dios, tú no estás hablando en mi cabeza, ¿o sí? Aunque, considerando todo lo que ha pasado desde que llegué aquí, no me sorprendería que hubieran animales psíquicos o algo así.
Ningún animal aquí tiene esa clase de poderes, amo. Somos todos comunes y corrientes.
—Comienzo a asustarme.
Caminó hacia detrás del lobo y se arrinconó en una esquina de la habitación mientras se abrazaba a sí mismo con temor y veía al lobo acercarse lentamente.
No tienes por qué asustarte, amo. Sólo soy yo, tu lobo, no podría hacerte daño.
—¿Por qué estoy volviéndome loco? Dios, necesito salir a tomar aire, no me sigas.
Miró al animal y salió de la habitación corriendo. Se encontró en un extenso y ancho pasillo en el que se sintió algo desconcertado. Habían muchas habitaciones, más de las que podía contar. Suspiró intentando calmar su respiración agitada y comenzó a ver los números de cada una.
Si quieres ir a tomar aire, amo, deberías tomar la puerta de la habitación cinco, es la que dirige hacia la sala, ahí está la puerta de salida al jardín de en frente.
—¡Cállate!
Se tomó la cabeza entre sus manos apretándola con algo de desesperación, estaba confundido y con aquella voz en su mente no podía pensar con claridad.
A pesar de todo, hizo lo que la voz le dijo y salió de ahí. No quería continuar adentro de aquella mansión, algo le estaba haciendo mal y le estaba afectando, no podía estar volviéndose loco de la nada.
El frío de invierno lo envolvió obligándolo a abrazarse a sí mismo y frotar sus brazos con sus manos mientras miraba hacia todos lados. Quería huir pero sabía que era algo inútil así que solo se dejó caer de rodillas en el suelo mientras suspiraba.
—¿Qué haces aquí?
Mientras se abrazaba e intentaba darse calor a sí mismo, levantó la mirada encontrándose a Connor parado junto a él y con el ceño fruncido.
Antes de hablar, una fuerte oleada de viento helado lo golpeó de lleno, obligándolo a temblar más y tiritar.
—Yo... necesitaba salir de la casa.
—¿Por qué? No deberías andar afuera, menos siendo un Omega inútil e indefenso como lo eres tú, Ethan.
—Lo siento. Creo que me estoy volviendo loco.
—No tienes idea. ¿Por qué lo dices?
—Comencé a escuchar una voz en mi cabeza, es extraña, me llama amo y ni siquiera sé por qué.
—Dios, dame paciencia.
Connor miró hacia arriba como si exigiera algo al cielo y después volvió la mirada al moreno en extendiéndole una mano para que pudiera levantarse del suelo y evitar congelarse.
—Es la voz de tu lobo. Has creado un vínculo con él, están conectados, Ethan. Tu lobo te habla.
—Dios, eso es lo más extraño que me ha sucedido en la vida. Bueno, desde que entré aquí todo es extraño así que no debería de sorprenderme.
—Hoy vas a acompañarme al consejo.
—¿Quién? ¿Yo?
—¿Quién más?
—¿Por qué yo?
—Eres mi Omega protegido, Ethan, además, no tengo Omega y me niego a asistir con alguna de las de mi padre. Así que ya le pedí a Isabella que te prepare la ropa que vas a ponerte.
—No puedo acompañarte, Connor.
—No es un ofrecimiento, no es algo a lo que puedas negarte o aceptar.
—Pero no puedo, así que no iré.
—¿Tienes algo mejor que hacer?
—No, claro que no, pero acabo de convertirme o transformarme, como sea, y no sé qué es lo que debo hacer.
—Debes estar a mi lado, ¿qué tan difícil puede ser eso?
—No quiero.
El moreno se cruzó de brazos mientras miraba hacia otro lado y sentía la mirada intensa de Connor clavada en él.
—Mírame cuando hablamos.
La voz del castaño sonó demandante, tanto que no pudo pensarlo, solo giró la cabeza y lo miró a los ojos, como si hubiera sido obligado a ello, solo que no se encontraba actuando por sí mismo, había sido como un acto reflejo.
—Lo siento.
Su voz salió temblorosa ante la mirada del Alfa que tenía en frente, si Connor lo intimidaba con su simple existencia, ahora que se encontraba mirándolo de aquella forma y con esos ojos, se sentía más impotente que nunca antes.
—Vas a acompañarme, te guste o no, no tienes otra opción. Voy a estar en la habitación a las siete, tomaré solo una hora para bañarme y prepararme para la reunión del consejo, ¿de acuerdo? Si a las ocho no estás listo, créeme que no querrás escuchar mi voz, ¿quedó claro, Ethan? ¿No entendiste algo?
—Entendí, Connor.
El moreno tragó saliva y bajó la mirada a sus pies. Si continuaba mirando a Connor estaba seguro de que se podría desmayar o algo por el estilo.
—Henry ya está aquí, él va a mostrarte la casa, pórtate bien.
Connor se alejó de él y Ethan sintió cómo le volvía el alma al cuerpo, recuperaba la respiración y se sentía bastante más calmado que antes.
—Hola, Ethan. Soy Henry Green, amigo de Connor. El muy bastardo me pidió que te enseñe la mansión, aunque de todas formas no tengo nada en qué ocupar mi tiempo libre así que no podía negarme.
—Hola.
Se limitó a decir mirando al rubio. Bajó la mirada y pudo ver al mismo lobo blanco y de ojos azules que había visto la noche que entraron al bosque él y sus amigos. Entonces Henry era del grupo de Connor.
—¿Siempre es así?
—¿Qué dices, Ethan?
—Connor, ¿siempre es así?
—¿Así cómo?
—Ya sabes, así de serio, espeluznante, aterrador, creo que sabes a qué me refiero.
—No, Connor es un algodón de azúcar. Bueno, no. Connor va a convertirse en jefe muy pronto, creo que a eso se debe que se esté volviendo más exigente y más serio. Además, hace un año perdió a alguien muy importante para él, aún no lo supera.
—¿Allison?
Sintió ganas de golpearse.
¿Realmente acababa de mencionar aquello claramente cuando Isabella le había dicho que no lo hiciera?
Rey de los estúpidos: Ethan Clark.
—¿Cómo sabes sobre ella?
—Lo siento, no debí decirlo.
—No hay problema, Connor no estaba aquí, si hubiera estado, te estaría torturando para que le digas quién fue la persona que te dio tal información, en cuanto supiera el nombre, iría a matar a esa persona, así que ten cuidado con cuándo lo dices, es solo un consejo.
—Entiendo.
Miró a su lado y pudo ver a E.C, no se había dado cuenta del momento en que él animal había vuelto a acercarse a él.
—Vaya que Harold tenía razón.
El rubio frenó en seco y miró fijamente a Ethan como si esperara una explicación o algún comentario de su parte. El moreno no comprendía bien por qué se encontraba mirándolo así, ni siquiera había entendido su anterior comentario. Se limitó a alzar una ceja y esperar a que el rubio le diera alguna señal o le explicara a qué se refería con aquello y por qué se encontraba mirándolo así.
—¿Disculpa?
—Eres el nuevo consentido de Connor.
—¿Qué? ¿Yo?
—Ethan, Dios, al parecer sí eres ingenuo.
El de ojos celestes se acercó y lo tomó del mentón para levantar su cabeza y poder observar bien su cuello.
—El bastardo te marcó con el beso del Alfa, dios. ¿Encima también la lamida? ¿Qué tan posesivo hay que ser para hacer algo así?
—No entiendo.
—El beso del Alfa suele ser utilizado por los Alfas cuando su Omega no quiere ser marcado, suelen hacerlo ya que no tienen forma de hacerle saber a los demás que dicho Omega les pertenece solo a ellos. La lamida es un tanto más como... "Toca a este Omega y no te sorprendas si apareces muerto", es algo así como una declaración de guerra para aquellos Alfas que se quieran propasar con un Omega que está siendo cortejado.
—Oh, ya veo.
—Entonces sí, eres el consentido de Connor, no me sorprende.
—¿Por qué dices eso? Quizá solo no quiere que se me acerquen porque acabo de transformarme, no entiendo nada de lo que sucede aquí y lo último que falta es que los Alfas comiencen a acecharme.
—Bueno, podría ser una posibilidad, pero tomando en cuenta el hecho de que Connor hizo lo imposible por convencer a su padre de que le permitiera llevarte hoy a la reunión del consejo, creo que eres su consentido.
—Quiere ir con un Omega pero no quiere ir con ninguna de las de su padre.
—Ethan, el ir con un Omega transformado, que no es de sangre directa de alguna de las razas, a una reunión del consejo y más siendo que se trata del hijo del jefe, está prohibido.
—¿Eh?
—Connor está rompiendo las reglas al querer llevarte.
—¿En serio?
—Eres su consentido.
Los grillos comenzaban a hacer su aparición en aquella oscura puesta de sol. El ruido de los mismos indicaba que la noche estaba llegando y Ethan ya no podría pasearse por toda la casa como lo estaba haciendo desde que salió de la habitación de Connor.Connor le daba algo de miedo, aún así no iba a permitir que lo supiera, claro que no iba a dejar que Connor lo tratara a su antojo, además, estaba claro que el castaño amaba intimidarlo, pero Ethan no era alguien fácil así que las cosas para Connor se iban a complicar, claramente.Camino a paso lento hacia la habitación mientras miraba todo a su alrededor. No había mucho en aquel largo pasillo, algunos cuadros y relojes, nada más. Era bastante aburrido. Miró hacia el frente y pudo ver a alguna que otra chica ir y venir, se vieron bastante lindas. Seguramente también habían sido elegidos para acompañar a algún Alfa a aquella reunión del consejo, estaba seguro de ello.Suspiró y abrió la puerta de la habitación asomando su cabeza antes de
La reunión acababa de terminar. Los Alfas habían comenzado a pararse de sus lugares y a despedirse entre ellos.Ethan se había parado del regazo de Connor mientras éste último comenzaba a saludar gente, con el moreno a su lado con la mirada en el suelo. E.C ronroneaba algo asustado en el suelo, no podía evitarlo, Ethan estaba realmente avergonzado por la actitud que había tenido.¿Estamos en problemas, amo?Sí, lo estamos. Bueno, yo lo estoy.—Suerte con ese insolente, Connor.Uno de los hombres se había acercado a hablarle al castaño con un tono algo burlón y divertido. A Connor no le cayó para nada bien, en lo más mínimo.—Gracias, Benjamín, pero si alguien va a llamar insolente a mi Omega, ese soy yo, agradecería que no te tomes ni la molestia de mirarlo, es mí responsabilidad el hecho de lo que suceda con él o no. Gracias.Ethan se quedó algo atónito mientras tragaba saliva en su lugar, ahora todos se encontraban diciéndole cosas similares a Connor, cosas referidas a lo que había
Dos días.Dos malditos días llevaba en aquella habitación muriendo de aburrimiento y estando solo con E.C. ¿Acaso era sano que alguien estuviera encerrado en una habitación por dos días enteros y estando solo con un lobo? No, eso no debía ser sano ni para humanos ni para híbridos. Quería salir de ahí pero no sabía qué podía hacer así que solo permaneció en aquel horrible lugar solo.—¿Cuánto tiempo más crees que aguante?—No lo sé, me sorprende que haya aguantado un día entero.Connor sonrió mientras hacía picar la pelota contra el suelo y después corría hacia el aro para arrojarla y lograr encestarla ahí.—Ese Omega va a volverse muy caprichoso si continúas así, Connor, créeme.—¿Y eso qué? No le veo nada de malo sinceramente. Además, no he hecho nada.—¿En serio? Lo echaste de tu habitación y lo mandaste a la habitación que era de Allison, la única a la que le cumplías caprichos, tanto así que logró tener una habitación para ella sola, una de las más grandes y con muchas comodidades
Temblaba en extremo, sintiendo cada parte de su cuerpo fallarle, sin poder moverse o reaccionar, sin poder hacer algo al respecto. Estaba asustado, no, esa palabra era poco comparado con lo que sentía en aquel momento. No podía calmarse, su corazón latía con fuerza en su pecho, causándole cierto dolor, sus manos temblaban tanto que comenzaba a preguntarse si aquello era sano, una capa de sudor cubría su frente, se encontraba en el suelo ya que sus piernas le habían fallado, el miedo que tenía en aquel mismísimo instante era demasiado para él, más del que podía poner en palabras.—Dime.Su voz salió fuerte, demandante y más grave que de costumbre. Tragó saliva algo duro y después alzó la mirada mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos.—Ethan, si no me dices, te juro que voy a poner una bomba en la maldita casa y matar a todos los que se encuentran aquí dentro.—Connor... estoy bien.Sus cejas se encontraban elevadas hacia arriba en una mueca algo triste y asustada. El chocola
La puerta fue azotada de forma demasiado escandalosa abriéndose de repente y golpeando a Ethan con una oleada de aire frío que lo despertó un poco, el moreno se encontraba medio dormido sobre la cama.—¿Connor?Estaba oscuro, solo había visto la sombra de un hombre y a su lado un lobo, nada más. No estaba ni siquiera seguro de si se trataba de Connor pero aún así, su instinto de alguna forma se lo confirmaba, tenía que ser Connor.La luz fue encendida y comenzó a iluminar cada rincón de la habitación. Connor estaba ahí con furia en su mirada aún y con los ojos oscurecidos mientras su lobo gruñía.—¿Qué sucedió?Sentándose en la cama y soltando un ligero bostezo, el moreno lo observó algo preocupado, aún veía borroso ya que había estado durmiendo un poco y acababa de despertarse. Se estiró y después comenzó a pestañear rápido y repetidamente hasta poder aclarar su vista. Connor tenía sangre.Sangre en sus puños y nudillos, sangre en el estómago, en el rostro, sangre por todos lados, si
—Vamos.El moreno se paró de su lugar con una enorme sonrisa haciendo presencia en su rostro. Estaba feliz y emocionado. Caminó hasta donde estaba Connor y lo abrazó con fuerza.—Gracias, necesito ver a mis amigos.—Lo sé y fue un dolor en las bolas el lograr que me dejaran sacarlo de ahí un rato para que pudieras verlo, espero me lo agradezcas de alguna forma.—¿Mi abrazo no fue suficiente?Un puchero tiró de su labio inferior logrando que Connor soltara una leve carcajada para luego abrir la puerta de la habitación y salir de ahí junto a Ethan.—Me gustó el abrazo pero me gustaría algo más, sabes.—Bien, voy a pensar en eso.Comenzaron a caminar por el extenso pasillo y pudieron sentir miradas sobre ellos algo dubitativas e interrogativas. La gente parecía curiosa al verlos pasar. Ethan se sintió algo incómodo ante las miradas de los de ahí.—¿Por qué nos miran?—Ni idea.Segundos después de haber intercambiado aquellas escasas palabras entre ellos, sintieron unos brazos abrazarlos
La espalda le dolía de una manera infernal, sentía que con un simple movimiento podría romperse la columna. Su cabeza dolía demasiado y sentía frío, no entendía cómo Isaac había aguantado casi tres semanas en aquella celda, era horrible e insoportable.—Tranquilo, vas a acostumbrarte.Isaac suspiró mientras apoyaba su espalda en la pared y se abrazaba a sí mismo con mucha fuerza intentando proveerse calor.—Desearía no tener que hacerlo, pero al parecer no me queda otra.Un ruido se oyó y ambos levantaron la mirada para ver de quién se trataba. Cierto ápice de emoción se hizo presente en el rostro del moreno, pensó que podría tratarse de Connor, pero solo pudo ver a dos hombres ahí, eran algo grandes.De repente comenzó a olfatear un insoportable olor a Alfa. Aquellos hombres se encontraban cada uno con una bandeja de comida, miraron a los dos chicos en la celda y sonrieron mientras se miraban entre sí.—Ahora entiendo por qué el señor Morris nos mandó a traer tal almuerzo para dos pr
—Tienes que ganar, Connor, ¿así pretendes hacerlo?—Hago mi esfuerzo, Harold.El castaño se encontraba junto a su mejor amigo en el jardín, estaban entrenando a C.M, faltaba una semana para que se enfrentara a alguien que su padre iba a elegir para poder definir quién se quedaría con el puesto de jefe de la manada. Connor no tenía en su mente la opción de perder, debía ganar o quizá moriría, C.M se encontraba demasiado débil y mal como para darse el lujo de no ganar o de no ser lo suficientemente bueno para eso.—Señor Morris.Uno de los guardias se acercó a ellos mientras los miraba con seriedad. No sabía si continuar hablando o no, sentía que estaba interrumpiendo un momento importante y ahora no estaba seguro de si había sido bueno hacer presencia ahí.—Estamos ocupados.El rizado respondió por el castaño, dejando al guardia con la boca cerrada, pero Connor se adelantó y lo miró dándole un asentimiento de cabeza para hacerle saber que podía hablar y decirle lo que fuera que había i