Los abrasadores rayos de la mañana le daban de lleno en el rostro y le incomodaban. Alguien había abierto las cortinas y ahora no podía continuar durmiendo.
Una fuerte. presión en todo su cuerpo se sintió y lo único que salió de él fue un leve gemido de dolor, le dolía mucho todo y no entendía por qué aquel sentimiento era tan fuerte.
—Buenos días, Ethan.
Alzó la mirada hacia la puerta y ahí pudo ver a la linda chica rubia del día anterior. Ella se encontraba con un suéter de lana azul debajo de su brazo y una bandeja con algo que parecía un desayuno.
—Buenos días.
—Veo que E.C tampoco la está pasando muy bien.
Isabella se colocó de cuclillas al lado del pequeño lobo agonizante que emitía algunos gemidos de dolor.
—¿E.C?
—Bueno, el lobo adquiere las iniciales de tu nombre y apellido, Ethan, tu lobo ahora es E.C.
—Entiendo.
Se sentó en la cama mientras se abrazaba a sí mismo, estaba algo,-demasiado-, adolorido.
—Oh, ten. El desayuno es el alimento más importante del día y, en el estado en el que estás, más que nunca debes ingerir algo.
—¿Se supone que ustedes consumen cosas normales? ¿Como los humanos?
—Claro, ni que fuéramos vampiros.
Lo último lo dijo casi como una broma mientras se sentaba a los pies de la cama mirando a su loba acercarse a olfatear al lobo de Ethan.
—Casi lo olvido, toma, el señor Morris lo mandó para ti.
Ethan observó el suéter que la rubia le entrego algo confundido mientras sentía un fuerte dolor atacarlo de repente, logrando que emitiera un alarido de dolor.
—¿Por qué me manda un suéter?
—No es cualquier suéter, es su suéter. Dijo algo como que a ti te tranquilizó su olor. Hoy no podía venir a verte, por eso, a cambio, envió su suéter.
—Oh, ya veo.
Tomó la tela con sus pequeñas manos y la acercó lentamente a su nariz, inhalando con sus fosas nasales y llenándose del olor de la prenda de vestir, se sentía sumamente reconfortante, se sentía paz y tranquilidad de repente. Incluso su lobo había dejado de quejarse, ahora estaba más tranquilo y respiraba más regular.
—¿Por qué él es tan bueno conmigo?
—Bueno, seguramente la primera impresión que tuviste de él no fue la mejor, pero créeme, no es una mala persona, no ahora al menos.
—Es difícil creerlo.
—Bueno, mientras tomas tu desayuno podría contarte una historia.
Ethan comenzó a degustar del desayuno que Isabella le había llevado y la miró atento. Se había atado el suéter de Connor al cuello y cada tanto movía la cabeza para poder olfatearlo un poco.
"Hace mucho tiempo, existía un joven engreído, egoísta y malvado. Para la temprana edad del muchacho, los demás no podían explicarse por qué él era de esa forma, hasta el día de hoy no lo saben.
El joven chico era hijo del jefe de la manada, por lo que era muy importante entre los híbridos, claramente, usaba eso solo a su favor. Cada vez se ganaba más odio por parte de los suyos.
Un día, una intrusa se adentró en el bosque, el muchacho y su grupo la encontraron y, como a toda persona que se mete en territorio de la Bron Ganje, le dieron dos opciones. La muchacha decidió continuar viva junto a los híbridos, a cambio de eso, debía permanecer junto al hijo del jefe durante toda su estadía aquí.
El nombre de aquella chica era Allison. Una muchacha terca e independiente, dura y algo directa. Claro está que ella y el hijo del jefe no congeniaron desde el primer momento.
Para haber sido una Omega, su carácter era bastante peculiar, sumisa era algo que ella no era. El hijo del jefe, con el tiempo, se eHaroldoró de ella, así, completamente distinta a él, logró hacerlo caer por ella.
El hijo del jefe se volvió alguien más amable, menos egocéntrico y egoísta, más solidario y buena persona, todo eso sucedió gracias a que Allison llegó a la vida de él. Ella lo hizo cambiar y querer ser una mejor persona para ser digno de ella.
Tiempo después, se encontraban de cacería, habían intrusos en el bosque, debían ir a investigar y asegurarse de que no fuera nadie peligroso. Esa noche, nada salió bien, eran los híbridos de la raza cinco, nunca se supo que buscaban, realmente, pero entraron en una terrible contienda. Esa noche, Allison fue gravemente atacada, ella solo intentaba ayudar al hijo del jefe y sacarlo de ahí, evitar que algo demasiado malo le sucediera, pero aquello, le costó la vida.
El hijo del jefe quedó devastado. La primera vez que había abierto su corazón, le habían arrebatado al amor de su vida.
El hijo del jefe entró en una terrible depresión y desde ese día no volvió a ser el mismo. La amabilidad no lo había abandonado, continuaba buscando ser una mejor persona, pero aún así su corazón se encontraba escondido de todo y de todos."
—Y sí, el hijo del jefe es el señor Morris.
—Entonces, ¿mataron a la chica que amaba? Ahora entiendo el por qué de su mirada.
—¿Eh?
—Desde la primera vez que lo vi, algo extraño en sus ojos me llamó la atención, se veía destrozado, como si algo estuviera roto dentro de él, ahora sé por qué.
—Todos en esta casa saben su historia, aún así, nadie dice una palabra, la última vez que él y su mejor amigo discutieron, éste último mencionó el tema y terminó en el hospital, créeme, si quieres vivir en tranquilidad, no pienses en decir nada al respecto.
—Voy a tener cuidado con eso entonces.
Al terminar su desayuno, Isabella le dedicó una sonrisa y tomó la bandeja para poder salir de la habitación siendo seguida por su loba blanca.
Ethan se abrazó a sí mismo en la cama y tembló un poco, de repente le hacía frío y se sentía vacío, el dolor comenzaba de nuevo y no podía hacer más que retorcerse en su lugar.
Sin darse total cuenta de ello, un quejido fue expulsado de su boca, uno extraño y bastante alto. E.C aulló un poco y después comenzó a llorar, causándole al moreno más dolor.
Un gruñido lo hizo temblar y reincorporarse para mirar hacia la puerta algo asustado ante aquel ruido.
—¿Qué sucedió?
La puerta chocó con fuerza contra la pared al ser abierta violentamente por el castaño que se encontraba ahí. Los ojos de Connor brillaban con demasiada intensidad, tenía el ceño fruncido y el animal a su lado miraba hacia donde estaba Ethan y gruñía como si se tratara de un intruso o algo por el estilo.
—Yo... lo siento, ¿hice algo malo?
Se asustó un poco acurrucándose en un costado de la cama mientras observaba hacia el frente asustado y tembloroso.
—No, soltaste ese llamado, ese que sueltan los Omegas cuando están en apuros. Creí que tú me necesitarías.
—Yo...
Un quejido nuevo salió desde el fondo de su garganta, como desgarrando sus cuerdas vocales, el dolor que sentía lo estaba consumiendo y le afectaba en extremo.
—Lo siento, duele mucho.
Unas lágrimas se acumularon en los ojos de color ámbar comenzando a rodar por sus mejillas, sin poder evitarlo, el dolor era mucho.
—Eres el humano más débil que pasó por el proceso de transformación.
Aquello lo sintió algo como un insulto, pero no pudo decir nada al respecto, solo se quedó ahí, llorando y sufriendo mientras abrazaba sus piernas con fuerza.
Un fuerte brazo lo tomó por la muñeca y tiró de él para acercarlo a sí mismo y abrazarlo con algo de fuerza.
—Quizá no lo entiendas ahora, pero a tu Omega le hace bien sentirse protegido por un Alfa, por eso es que lo hago, quizá así pueda darte más tranquilidad. Además, bebiste de mi sangre, es probable que tengas cierto vínculo conmigo.
Ethan se aferró al fuerte abrazo del castaño y escondió su cabeza en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón.
—Recién es el segundo día, ¿se supone que tendré que aguantar cinco días o más? No sé si podré, ni siquiera sé si voy a sobrevivir o algo por el estilo.
El moreno tembló un poco y después pudo sentir una mano tímida posarse en su cabeza y acariciar lentamente de arriba hacia abajo con suavidad.
—No podré aguantar yo todo esto solo, ¿por qué mejor no me dejas intentar correr lejos? De todas formas voy a morir.
—Es común que en el proceso de transformación dramatices, no te preocupes, vas a estar bien.
Un silencio sepulcral los invadió, uno en el que Ethan solo se acurrucó contra el castaño mientras temblaba un poco.
—Además, no vas a estar solo, yo voy a estar aquí, es mi deber como tu protector, así que voy a estar a tu lado hasta que todo esto pase, ¿de acuerdo?
Se oyeron golpes en la puerta, ambos giraron hacia ella y después vieron cómo ésta se abría dejando ver a un chico de cabello rizado.
—Habrá reunión del consejo, Connor.
El castaño miró a su amigo y después a Ethan mientras por su cabeza volaban muchísimas ideas distintas sobre lo que podía hacer ante aquella situación.
—Diles que estoy ocupado.
—Sabes que van a matarme si no te llevo ahí, bueno, no solo a mí, a ti también.
—Soy consciente de ello, pero aún así, aquí hay algo más importante de lo que debo encargarme, no puedo ir en este momento, Harold. Dile al idiota de mi padre que me encuentro lidiando con algo así que espero que no moleste.
—Bien, pero si me dicen algo al respecto les diré que pueden buscarte en tu habitación, no quiero meterme en más problemas con mi madre, ¿de acuerdo?
—Bien, diles lo que sea, me da igual.
El rizado de ojos verdes cerró la puerta al irse y dejó a Ethan mirando a Connor algo confundido. Tragó saliva y se acurrucó más contra él.
—Gracias.
—No tienes que agradecer, eres mi protegido, debo estar aquí para cuidar de ti, así que no vas a poder librarte de mi en un buen tiempo, o quizá nunca.
Una semana exacta había pasado. Se sentía como alguien nuevo, incluso parecía más vivo que antes, estaba feliz y sano, estaba curado, bueno, ya no sufría por la transformación.Durante la semana Connor no se había despegado de él, había estado a su lado sin alejarse más de diez minutos, al parecer eso le había ayudado, no se había quejado en ningún momento y el aroma de Connor le daba tanta tranquilidad que durante esos siete días no había hecho más que dormir y dormir, como un bebé.—Bueno, tu Omega ya se siente bien así que ya no tendré que estar a tu lado cada maldito segundo del día.—Gracias.—No tienes que agradecerme por cada cosa que digo, Ethan, lo hago porque eres mi protegido, solo eso.El moreno bajó la mirada y jugó con los dedos de sus manos algo nervioso. Se sentía algo mal cuando Connor le decía esas cosas, por alguna extraña razón.—Ya que estás mejor, podrás recorrer la mansión y conocerla un poco. Seguro encuentras a Henry por ahí, si es así, él va a guiarte y mostr
Los grillos comenzaban a hacer su aparición en aquella oscura puesta de sol. El ruido de los mismos indicaba que la noche estaba llegando y Ethan ya no podría pasearse por toda la casa como lo estaba haciendo desde que salió de la habitación de Connor.Connor le daba algo de miedo, aún así no iba a permitir que lo supiera, claro que no iba a dejar que Connor lo tratara a su antojo, además, estaba claro que el castaño amaba intimidarlo, pero Ethan no era alguien fácil así que las cosas para Connor se iban a complicar, claramente.Camino a paso lento hacia la habitación mientras miraba todo a su alrededor. No había mucho en aquel largo pasillo, algunos cuadros y relojes, nada más. Era bastante aburrido. Miró hacia el frente y pudo ver a alguna que otra chica ir y venir, se vieron bastante lindas. Seguramente también habían sido elegidos para acompañar a algún Alfa a aquella reunión del consejo, estaba seguro de ello.Suspiró y abrió la puerta de la habitación asomando su cabeza antes de
La reunión acababa de terminar. Los Alfas habían comenzado a pararse de sus lugares y a despedirse entre ellos.Ethan se había parado del regazo de Connor mientras éste último comenzaba a saludar gente, con el moreno a su lado con la mirada en el suelo. E.C ronroneaba algo asustado en el suelo, no podía evitarlo, Ethan estaba realmente avergonzado por la actitud que había tenido.¿Estamos en problemas, amo?Sí, lo estamos. Bueno, yo lo estoy.—Suerte con ese insolente, Connor.Uno de los hombres se había acercado a hablarle al castaño con un tono algo burlón y divertido. A Connor no le cayó para nada bien, en lo más mínimo.—Gracias, Benjamín, pero si alguien va a llamar insolente a mi Omega, ese soy yo, agradecería que no te tomes ni la molestia de mirarlo, es mí responsabilidad el hecho de lo que suceda con él o no. Gracias.Ethan se quedó algo atónito mientras tragaba saliva en su lugar, ahora todos se encontraban diciéndole cosas similares a Connor, cosas referidas a lo que había
Dos días.Dos malditos días llevaba en aquella habitación muriendo de aburrimiento y estando solo con E.C. ¿Acaso era sano que alguien estuviera encerrado en una habitación por dos días enteros y estando solo con un lobo? No, eso no debía ser sano ni para humanos ni para híbridos. Quería salir de ahí pero no sabía qué podía hacer así que solo permaneció en aquel horrible lugar solo.—¿Cuánto tiempo más crees que aguante?—No lo sé, me sorprende que haya aguantado un día entero.Connor sonrió mientras hacía picar la pelota contra el suelo y después corría hacia el aro para arrojarla y lograr encestarla ahí.—Ese Omega va a volverse muy caprichoso si continúas así, Connor, créeme.—¿Y eso qué? No le veo nada de malo sinceramente. Además, no he hecho nada.—¿En serio? Lo echaste de tu habitación y lo mandaste a la habitación que era de Allison, la única a la que le cumplías caprichos, tanto así que logró tener una habitación para ella sola, una de las más grandes y con muchas comodidades
Temblaba en extremo, sintiendo cada parte de su cuerpo fallarle, sin poder moverse o reaccionar, sin poder hacer algo al respecto. Estaba asustado, no, esa palabra era poco comparado con lo que sentía en aquel momento. No podía calmarse, su corazón latía con fuerza en su pecho, causándole cierto dolor, sus manos temblaban tanto que comenzaba a preguntarse si aquello era sano, una capa de sudor cubría su frente, se encontraba en el suelo ya que sus piernas le habían fallado, el miedo que tenía en aquel mismísimo instante era demasiado para él, más del que podía poner en palabras.—Dime.Su voz salió fuerte, demandante y más grave que de costumbre. Tragó saliva algo duro y después alzó la mirada mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos.—Ethan, si no me dices, te juro que voy a poner una bomba en la maldita casa y matar a todos los que se encuentran aquí dentro.—Connor... estoy bien.Sus cejas se encontraban elevadas hacia arriba en una mueca algo triste y asustada. El chocola
La puerta fue azotada de forma demasiado escandalosa abriéndose de repente y golpeando a Ethan con una oleada de aire frío que lo despertó un poco, el moreno se encontraba medio dormido sobre la cama.—¿Connor?Estaba oscuro, solo había visto la sombra de un hombre y a su lado un lobo, nada más. No estaba ni siquiera seguro de si se trataba de Connor pero aún así, su instinto de alguna forma se lo confirmaba, tenía que ser Connor.La luz fue encendida y comenzó a iluminar cada rincón de la habitación. Connor estaba ahí con furia en su mirada aún y con los ojos oscurecidos mientras su lobo gruñía.—¿Qué sucedió?Sentándose en la cama y soltando un ligero bostezo, el moreno lo observó algo preocupado, aún veía borroso ya que había estado durmiendo un poco y acababa de despertarse. Se estiró y después comenzó a pestañear rápido y repetidamente hasta poder aclarar su vista. Connor tenía sangre.Sangre en sus puños y nudillos, sangre en el estómago, en el rostro, sangre por todos lados, si
—Vamos.El moreno se paró de su lugar con una enorme sonrisa haciendo presencia en su rostro. Estaba feliz y emocionado. Caminó hasta donde estaba Connor y lo abrazó con fuerza.—Gracias, necesito ver a mis amigos.—Lo sé y fue un dolor en las bolas el lograr que me dejaran sacarlo de ahí un rato para que pudieras verlo, espero me lo agradezcas de alguna forma.—¿Mi abrazo no fue suficiente?Un puchero tiró de su labio inferior logrando que Connor soltara una leve carcajada para luego abrir la puerta de la habitación y salir de ahí junto a Ethan.—Me gustó el abrazo pero me gustaría algo más, sabes.—Bien, voy a pensar en eso.Comenzaron a caminar por el extenso pasillo y pudieron sentir miradas sobre ellos algo dubitativas e interrogativas. La gente parecía curiosa al verlos pasar. Ethan se sintió algo incómodo ante las miradas de los de ahí.—¿Por qué nos miran?—Ni idea.Segundos después de haber intercambiado aquellas escasas palabras entre ellos, sintieron unos brazos abrazarlos
La espalda le dolía de una manera infernal, sentía que con un simple movimiento podría romperse la columna. Su cabeza dolía demasiado y sentía frío, no entendía cómo Isaac había aguantado casi tres semanas en aquella celda, era horrible e insoportable.—Tranquilo, vas a acostumbrarte.Isaac suspiró mientras apoyaba su espalda en la pared y se abrazaba a sí mismo con mucha fuerza intentando proveerse calor.—Desearía no tener que hacerlo, pero al parecer no me queda otra.Un ruido se oyó y ambos levantaron la mirada para ver de quién se trataba. Cierto ápice de emoción se hizo presente en el rostro del moreno, pensó que podría tratarse de Connor, pero solo pudo ver a dos hombres ahí, eran algo grandes.De repente comenzó a olfatear un insoportable olor a Alfa. Aquellos hombres se encontraban cada uno con una bandeja de comida, miraron a los dos chicos en la celda y sonrieron mientras se miraban entre sí.—Ahora entiendo por qué el señor Morris nos mandó a traer tal almuerzo para dos pr