Capítulo 2

—Bueno, este será el siguiente procedimiento, vas a beber de mi sangre.

El castaño sostenía una daga en una de sus manos y miraba con desinterés al moreno mientras colocaba la punta de la misma en su brazo.

—No, no te lastimes.

Ethan colocó su mano sobre la del castaño antes de que pudiera hacerse daño con la daga.

Connor miró al chico a su lado con altanería y seriedad, como si no le hubiera gustado su tacto, como si estuviera mal o fuera un pecador.

—Sanaré en unas horas.

Su tono de voz fue seco y algo distante, cosa que obligó al moreno a alejar su mano de su brazo y encogerse en su lugar algo temeroso. Se sentía incómodo y vulnerable frente al castaño, le tenía muchísimo más miedo del que podía expresar.

El grande chico a su lado pasó la daga por su brazo marcando una hilera de sangre. Colocó su brazo sobre una copa y la sangre cayó del mismo llenando el objeto de vidrio. 

En cuanto éste se hubo llenado hasta la mitad, alejó la daga de su brazo y se colocó una pequeña toalla blanca sobre la herida.

—Bebe.

Ethan tragó saliva y tomó la copa con su pequeña y temblorosa mano mientras miraba el contenido dentro. 

Sí, estaba a punto de beber sangre. 

No, no podía beber sangre, ¿quién en su sano juicio bebería la sangre de otra persona? Bueno, Connor no era precisamente un humano con todas las letras, pero se sentía como uno y eso bastaba para que Ethan no quisiera beber el líquido, no iba a beber sangre.

—No te preocupes, su sabor no es como el de la sangre común, en el instante en que la tomas entre tus manos para beberla, se transforma en algo dulce, como un caramelo, será fácil para ti tomarla, no te hagas ideas erróneas.

—¿Para qué se supone que debo beberla?

—Bueno, si vas a quedarte aquí debes pasar por una transformación previa, sabes. Somos híbridos pero aún tenemos ese lado animal que desprende aires de cazador por cada poro de su piel. No quiero tener que estar sobre ti cuidando que alguno de la manada se te acerque al oler tu sangre, entonces tendrás que transformarte en uno de nosotros.

—¿Un híbrido?

—Sí, un híbrido.

El moreno movió la copa viendo el líquido balancearse en el vidrio. La sangre se veía demasiado roja y para nada espesa, cosa que no se esperaba. Se mordió el labio inferior y después acercó el objeto a su rostro para poder inhalar el olor del mismo. 

Era extraño su aroma, era muy dulce y de repente se le hacía apetecible. 

Se relamió los labios y sin pensarlo una vez más, se llevó la copa a la boca para beber el líquido dentro de ella.

Pudo degustar su sabor por completo, era lo más dulce y delicioso que alguna vez en su vida hubiera probado, se sentía muy bien, demasiado bien. Al terminarse todo lo que contenía la copa, se relamió los labios nuevamente mientras miraba a Connor.

—El proceso de transformación dura una semana dependiendo del sujeto, podría durarte más, nada es seguro.

Un aullido que provino de afuera de la gran casa los hizo voltear a la puerta. Ethan alzaba una ceja confundido y Connor tenía una extraña mueca en su rostro.

—Tu lobo, ya ha comenzado la conexión con él.

Connor miró al moreno para ladear la cabeza indicando que quería que lo siguiera. El lobo de Connor caminaba a su lado mientras se dirigían hacia la puerta de entrada de la gran mansión.

Al salir, pudo ver un inmenso campo blanco con algunos árboles rodeándolo. No sé había percatado de que había nevado, ahora entendía por qué hacía tanto frío.

Estando ya afuera, un lobo de pelaje negro combinado con blanco se encontraba en el suelo temblando y soltando algunos gemidos de dolor que de repente golpearon a Ethan con fuerza en todo su cuerpo, sintiéndose débil de la nada.

—C.M, ayúdalo.

Connor tomó a Ethan en brazos y su lobo colocó en su espalda al lobo negro. El castaño comenzó a caminar dentro de la casa mientras silbaba.

Al llegar a la habitación en la que antes se había encontrado Ethan, lo colocó en la cama con cuidado mientras C.M colocaba al negro lobo en el suelo con delicadeza.

—Escucha bien ahora, esto es importante. Vas a sentirte así por estos siete primeros días, el vínculo se está creando, el hecho de que duela de esta forma es más que normal, no te preocupes. Para aliviar un poco el dolor, debes dormir, para dormir, debes buscar un olor que te tranquilice, es lo que suele funcionar en los primeros días. Tu olfato alcanzará magnitudes superiores a las de un ser humano promedio, eres híbrido, tienes el olfato de un lobo. Busca un olor que te dé calma e intenta dormir, si no puedes hacerlo, llámame, pero por ahora, Isabella cuidará de ti.

Connor se paró de la cama dispuesto a irse pero sintió una mano tomarlo de la manga de la chaqueta con algo de fuerza.

—Dime que eso significa algo.

El castaño dirigió su mirada hacia el suelo y pudo ver a C.M acurrucado con el lobo de Ethan, dándole calor y en una posición protectora con él.

—Olfateame.

Connor se acercó a Ethan y tragó saliva mientras el moreno tenía una mueca de dolor en su rostro. Algunas lágrimas se hacían visibles en sus ojos y comenzaban a caer de los mismos, el dolor era insoportable, se sentía como si alguien estuviera colocando cosas pesadas y grandes en su espalda.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Tú sólo hazlo.

La voz de Connor era demandante y no le daba otra opción, había sido una orden. 

El moreno tragó saliva nervioso y hundió su rostro en el cuello del castaño. Inhaló con su nariz mientras sentía cómo se llenaba del dulce aroma de Connor. Olía a menta y chocolate por alguna razón, además, cierto tenue olor a tabaco inundaba sus fosas nasales, se sentía muy bien. 

Sin darse cuenta de ello, soltó un leve y pequeño gemido al olerlo. Connor sonrió y se aclaró la garganta viendo a Ethan alejarse algo avergonzado.

—Creo que ya lo encontraste.

—Yo... lo siento.

—Voy a quedarme aquí hasta que te duermas, ¿de acuerdo? Solo hasta que eso suceda.

El castaño se sentó a su lado y le extendió su brazo. Ethan se posicionó en la cama y comenzó a oler la muñeca de Connor mientras sentía cómo el dolor se aliviaba un poco y el sueño comenzaba a hacerse presente. Bostezó y sus párpados empezaron a pesar, pestañeando cada vez más largo y lento.

Unos minutos después, el moreno respiraba lenta y profundamente, había caído dormido. Connor se alejó de él y silbó, viendo a C.M reincorporarse alejándose del lobo de Ethan y acercándose a él. 

Ambos salieron de la habitación y Connor, luego de cerrar la puerta detrás de él, se colocó de cuclillas y comenzó a acariciar al animal que tenía en frente suyo mientras lo observaba.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Eh, C.M? ¿Por qué te quedaste ahí con el lobo negro?

Comenzó a acariciar detrás de sus orejas y éste clavó sus oscuros ojos en los suyos, marrones y brillantes. Connor sonrió y después abrazó al lobo con algo de fuerza.

—Creo que tu instinto protector sigue intacto.

Suspiró mirando al lobo y después le dedicó una pequeña sonrisa. Se paró y comenzó a caminar sintiendo a C.M seguirlo por detrás.

—Así que, Connor, ya tienes un nuevo sujeto para la manada.

Se sentó en el sofá al lado de su amigo, Harold. El rizado se encontraba mirando la televisión mientras jugaba con H.W, se lo veía muy entretenido en lo suyo.

—Bueno, ya sabes, era eso o la muerte y ahora mismo no nos daría muy buena reputación la segunda.

—Lo sé. Yo aún estoy considerando transformar al pequeño.

—¿Aún lo tienen en el calabozo?

—Sí, de los tres el único que no fue allí fue el moreno que te llevaste a tu habitación.

—Lo siento, es uno de mis privilegios al ser el hijo del jefe.

Connor se encogió de hombros mientras se acomodaba en su lugar y veía a C.M echarse en el suelo algo cansado.

—Igualmente podrías haberlo dejado en el calabozo unos días. Verás que pronto se enterará de que es tu consentido y créeme que no saldrá bien cuando comience con sus caprichos.

—Tranquilo, no cumpliré ninguno de sus caprichos, puedes estar seguro de eso.

—No lo sé, a Allison le cumplías todos y cada uno de ellos, Morris.

El castaño tragó saliva al oír aquel nombre y vio a C.M estremecerse un poco en su lugar, como si tuviera frío, sabía que aún extrañaba a A.S, estaba seguro de ello, pero claro, el lobo no iba a hacérselo saber, solo le dejaría un mal sabor de boca.

—Bueno, ya sabes cómo era Allison.

Una sonrisa melancólica tiró de sus labios dejando en su rostro una extraña mueca de tristeza.

—Pero ya no está así que no deberías encontrarte haciendo esos gestos, Connor. Ha pasado ya un año, creo que es hora de que la dejes ir.

—¿Cómo dejas ir al primer y único amor que tuviste en toda tu m*****a vida?

Sintió su corazón dar un vuelco. Aquella sonrisa blanca y grande no salía de su cabeza, mucho menos esos rizos que lo perseguían a todos lados. Allison era una de las chicas más hermosas que había visto en toda su vida, aún no iba a poder quitarla de su mente, ella había tenido un fuerte impacto en él y no, no podía dejarla de lado.

—Bueno, podrías comenzar por conocer a otras personas, sabes. Si te estancas en ella es obvio que no vas a poder avanzar, idiota.

Harold lo miró y colocó una mano en su hombro mientras le dedicaba una sonrisa de lado.

—Además, eres Connor Morris, ¿no se supone que tú obtienes lo que quieres?

—La quiero a ella.

—Vete a la m****a.

—Lo siento, es inevitable. Lo entenderías si te eHaroldoraras, maldito idiota. Prometo que no es mi culpa. De todas formas, dame algo más de tiempo, sabes que no estaría así por nadie, soy Connor Morris, tú lo dijiste, los sentimientos que tenga o no, no van a afectarme en mi día a día, ya no.

—Así se habla.

Continuaron mirando la televisión por unos minutos más hasta que cierta cabellera rubia hizo presencia en la sala logrando que ambos dirigieran su mirada hacia la puerta de entrada de la habitación.

—¿Teniendo una fiesta sin mí?

El rubio se acercó y se sentó en el medio de ellos dos, señalándole a su lobo que se colocara en el suelo delante de él, junto a C.M y H.W, que ahora se encontraba echado durmiendo.

—Claro que no, Henry, estos días de nieve son muy aburridos. Connor y yo preferiríamos salir a hacer cualquier cosa antes que estar aquí.

—Tienen razón, quiero lo mismo.

El rubio era amigo de los dos Alfas desde hacía ya un buen tiempo. Se había criado ahí junto a su madre, una de las Alfas del consejo, gracias al cargo de su madre en Bron Ganje, el rubio había tenido acceso a todo lo que quería. No era nada más y nada menos que un Beta, para todos resultaba extraña dicha combinación de dos Alfas y un Beta, pero ya se habían acostumbrado a verlos juntos.

—Henry, ¿qué haremos con los dos individuos que se encuentran en el calabozo?

El rubio dirigió su mirada hacia el rizado algo curioso mientras parecía pensar en lo que iba a responderle. Sonrió para sí mismo y después se echó en su lugar estirando las piernas.

—No lo sé, pensaba que tú ibas a darme la respuesta a esa pregunta.

—Harán que se unan a la manada.

Connor no había preguntado, había soltado así, sin más, como si la opinión de sus dos amigos no importara, que de hecho, para él no lo hacía.

Connor no había preguntado, había soltado así, sin más, como si la opinión de sus dos amigos no importara, que de hecho, para él no lo hacía.

—¿Van a dejarlos? No lo sé, estos dos no son un capricho tuyo como Ethan, Connor.

—Van a dejarlos porque yo voy a pedirlo y soy Connor Morris, hijo del jefe de la manada.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo