El olor de aquel lugar era terrible, se sentía en todos lados y demasiado fuerte, tanto que el rizado deseaba no poseer olfato, ya no soportaba aquello, el olor a enfermo, a remedios, el olor asqueroso que largaba cada esquina del establecimiento.Suspiró mientras se acomodaba en su silla y miraba su reloj, llevaba más de diez horas ahí y aún se encontraba igual de preocupado que desde que había llegado. Connor aún no despertaba y los médicos hacían lo posible. Tenía fe en que su amigo iba a estar bien, pero aún así no podía evitar preocuparse, el enfrentamiento había sido demasiado para C.M, obviamente el híbrido que había propuesto Cedric era mucho más fuerte que el lobo de Connor, cualquiera era más fuerte que C.M incluso el lobo de Isaac que ni siquiera tenía conexión directa con una de las razas, pero bueno, Connor había decidido arriesgarse y Harold nada había podido hacer para detenerlo más que advertirle lo que sucedería con él.Suspiró mientras se abrazaba a sí mismo con alg
Su corazón latía tan fuerte en su pecho que podía jurar que veía cómo su piel se estiraba cada vez que éste rebotaba, le hacía calor y su cabello acababa de pegarse a su frente mojada. Cerraba sus ojos con fuerza, sintiendo hasta algo de dolor al hacerlo, no sabía de qué otra forma podía aliviar lo feo que se sentía aquello.Apretó en un puño las blancas sábanas y después una lágrima solitaria cayó por su ojo, ahí comprendió que el dolor que sentía era más fuerte que él. Abrió ambos ojos de golpe mientras observaba toda la habitación buscando que alguien se encontrara ahí con él para ayudarlo, para hacerle sentir mejor, para inyectarle algo y dormirlo, no aguantaba más, se sentía al borde de la muerte y no le sorprendería que eso sucediera.—Doctor, el paciente Morris, no se encuentra muy bien, por favor, venga.Una voz femenina se oyó desde afuera, Connor pudo reconocer a una de las tantas enfermeras que entraban para revisar sus signos vitales y toda la cosa. Sintió cierto alivio pe
Miró hacia todos lados algo confundido y después se sentó en la cama mientras se estiraba un poco. Bostezó y después se bajó del suave colchón para caminar hacia la puerta, había demasiado silencio y todas las mañanas despertaba gracias a que Alex entraba en su habitación hablando realmente fuerte o haciendo algún tipo de ruido para que se despertara.—Oh, hola, Ethan.Alzó una ceja y miró hacia su izquierda hasta dar con el castaño que estaba en la cocina preparando algo.—Hola, Daniel.Se acercó a él y observó curioso lo que el Alfa se encontraba haciendo. Al parecer Daniel estaba preparando el desayuno, pero le sorprendió solo ver dos platos en la encimera en lugar de tres, como usualmente solía ser. Alzó una ceja confundido y después se sentó en el desayunador que había en la misma habitación.—¿Y Alex?—Fue a la mansión a tratar asuntos familiares, ahora que Connor ya no está a punto de ser jefe parece que se han acordado de la existencia de Alex en la familia y lo han llamado, r
Se sentó con algo de dificultad en aquella incómoda camilla, se sentía bastante adolorido, dormir ahí ya le estaba haciendo mal a su pobre espalda pero nada podía hacer, aún estaba en recuperación.—Hey, aún no puedes pararte.Una voz ajena a él lo sorprendió obligándolo a girar la cabeza para mover sus ojos por todos lados hasta dar con la puerta y ver a su mejor amigo parado ahí.—Lo sé, pero si sigo acostado en esta maldita camilla podría suicidarme.—Sí, pero el doctor te dijo claramente que debías quedarte en cama, idiota.Harold se acercó a paso lento mientras observaba a su amigo tratar de pararse de la cama.—¿No vas a impedirme hacer esto?—Es en vano, Connor, prefiero que, como lo haría un niño pequeño, descubras tú que hacer eso te va a dañar antes que intentar impedir que te muevas.—Eso es cruel.El castaño volvió a sentarse y soltó un suspiro algo cansado. Miró al costado de su camilla, había una camilla más en la que se encontraba C.M, descansando, sereno y tranquilo, e
—Vas a tomar tus cosas y vas a irte lo más lejos que puedas, no temas, no estarás solo, no podría permitirlo. Vas a correr y correr, lo más rápido que puedas, sin mirar atrás ni nada, solo con la vista en el frente y preocupándote por estar lejos de aquí.Las grandes manos del chico que tenía en frente se encontraban sobre sus hombros con algo de fuerza. Sus orbes verdes estaban clavados en los suyos fijamente, como si aquello fuera a lograr que le pusiera más atención a lo que le decía.—Corre, no te detengas por nada ni por nadie.—Daniel, ¿por qué tienes ese olor?El rubio frunció el ceño en cuanto entró a la casa y se acercó al Alfa con mirada interrogante y ligeramente extrañada.—¿Qué olor?El castaño no entendía a qué se refería el más pequeño por lo que solo se encogió de hombros como si no entendiera nada.—¿Acaso me has estado engañando?—¿Qué? Claro que no, Alex, ¿de qué demonios estás hablando? Tonto.—Tienes un muy fuerte olor a Omega, Daniel.El moreno se dejó caer de es
Doce horas.Doce horas exactas habían pasado desde la última vez que habían visto a Ethan, doce horas habían estado buscándolo por todo el bosque y los alrededores de la casa de Alex y Daniel. Doce horas que habían parecido días, semanas y meses. Doce horas eternas.El rizado se encontraba sentado en una de las sillas de la cocina, su cabeza estaba en cualquier lado menos en lo que sucedía a su alrededor. Por su mente estaban pasando muchas situaciones y emociones distintas que le impedían poder centrarse en una sola cosa. Primero Isaac besándolo, ahora Ethan desaparecido hacía doce horas, le había prometido a su Omega no demorar y ya había pasado tanto tiempo, todo aquello era una locura y el día aún no terminaba, debía decirle a Connor, al parecer no tenía opción alguna más que hacerle saber lo que se encontraba sucediendo.—Es peor que no lo sepa, Harold, si Connor no es conocedor de esto podría matarte por no hacérselo saber.—Voy a pensarlo, debo saber cómo decírselo también, va
Uno, dos, tres.Cuatro, cinco, seis.Siete, ocho, nueve.Diez... Mierda, diez... ¿Once?—Despierta de una maldita vez.Pestañeó un poco sintiendo cómo de repente la fría y dura realidad lo golpeaba de frente, haciéndole ver que acababa de dormirse y nada de lo que había soñado realmente había sucedido.—Vamos, debes levantarte, ¿crees que estás en hotel? Bueno, no lo estás, despierta.Sus débiles y delgados brazos intentaron ayudarlo a pararse del suelo pero perdió la fuerza cayendo de nuevo y golpeándose con fuerza en el rostro, sintiendo el sabor metálico de su propia sangre comenzar a esparcirse por su cavidad bucal. Le daba asco, tenía ganas de vomitar.—Dios, eres un maldito inútil, ni levantarte puedes.Apretó los ojos con fuerza sintiendo su cuerpo temblar y cerró sus manos en puños. Sus ojos se abrieron de par en par y después apoyó sus manos a sus costados para comenzar a impulsarse con la poca fuerza que tenía.¿Que no puedo levantarme? Mira cómo lo hago.—Maldito idiota.Un
El sol calentaba la tierra de una manera casi sorprendente, aquella mañana hacía más calor que cualquier otro día. La temperatura estaba insoportable y tan solo eran las nueve de la mañana.La Omega ya se encontraba en la sala de parto, habían pasado más de ocho horas y aún el Alfa que se encontraba fuera esperando no sabía nada al respecto sobre su hijo, pero se encontraba nervioso, muy nervioso.—Señor, ya puede entrar, puede pasar a ver a su hijo.El castaño sonrió al oír aquello y se adentró en el lugar, pudo ver a la rubia Omega en la camilla con un pequeño bebé entre sus manos, lo observaba con amor, le hablaba y le hacía cariño.—No puedo creerlo, ¿ese es el pequeño Connor?—Sí, Arthur, este es Connor, tu hijo.El hombre sonrió y tomó al bebé entre sus brazos sin poder parar de mirarlo, estaba más que orgulloso de lo que acababa de engendrar, Connor era un bebé hermoso y era más que obvio que se trataba de un futuro Alfa. Connor era un Morris y un Alfa, estaba más que orgulloso