El sol calentaba la tierra de una manera casi sorprendente, aquella mañana hacía más calor que cualquier otro día. La temperatura estaba insoportable y tan solo eran las nueve de la mañana.La Omega ya se encontraba en la sala de parto, habían pasado más de ocho horas y aún el Alfa que se encontraba fuera esperando no sabía nada al respecto sobre su hijo, pero se encontraba nervioso, muy nervioso.—Señor, ya puede entrar, puede pasar a ver a su hijo.El castaño sonrió al oír aquello y se adentró en el lugar, pudo ver a la rubia Omega en la camilla con un pequeño bebé entre sus manos, lo observaba con amor, le hablaba y le hacía cariño.—No puedo creerlo, ¿ese es el pequeño Connor?—Sí, Arthur, este es Connor, tu hijo.El hombre sonrió y tomó al bebé entre sus brazos sin poder parar de mirarlo, estaba más que orgulloso de lo que acababa de engendrar, Connor era un bebé hermoso y era más que obvio que se trataba de un futuro Alfa. Connor era un Morris y un Alfa, estaba más que orgulloso
El frío azotaba sus músculos, sentía la helada ventisca correr y meterse entre sus ropas logrando hacerlo temblar. Miraba a su alrededor asegurándose de que no hubiera nadie cerca o de que lo hubieran notado ahí, no podía cometer ese error, no podía meter la pata de aquella forma, debía tener cuidado.—Veo que aún no has aprendido nada, Connor.Dando un ligero respingo al oír la voz detrás de él se giró para poder encontrarse con aquella persona que despreciaba tanto. Se paró de su lugar y lo observó con suma seriedad en su rostro.—¿Qué haces aquí, Ansel?—Bueno, te encuentras merodeando en la que ahora es mí mansión, ¿qué más piensas que podría estar haciendo aquí?El chico de cabello negro se cruzó de brazos y sonrió de lado al ver la reacción del castaño. Se acercó a él y se colocó de cuclillas al lado de C.M para acariciarlo de manera áspera.—Veo que este pequeño lobo continúa siendo inútil, es una lástima porque tiene un gran potencial, o bueno, tenía.—No lo toques.—¿Qué suce
—Corre, Ethan, corre. Vamos, rápido, antes de que te atrapen.El ambiente se sentía pesado, estaba débil y algo adolorido, aún tenía ganas de continuar durmiendo pero su cuerpo ya no podía continuar haciéndolo. Se encontraba cansado y enfermo, pero estaba seguro de que no había contraído ninguna enfermedad de ningún tipo.—Veo que de nuevo estás así, Ethan, débil y cansado, no te preocupes, pronto pasará.La voz del Alfa se oyó lejana a él. No podía verlo bien, solo sentía su presencia y sabía que estaba ahí, nada más. Se encontraba demasiado mal como para poder abrir bien los ojos y ver con nitidez.—¿Qué... me haz hecho?—Bueno, cuando te encuentres mejor vas a saberlo.Una sonrisa de lado se esbozó en el rostro del chico que se encontraba al lado de Ethan. Lo observaba con cuidado y detalle, buscando algo que no hubiera notado de él y de su rostro.Esos últimos días no había hecho más que observar al moreno fijamente y grabarse cada parte de él en su memoria, como si no fuera a ver
—Un paso más, fuera del área de las doce razas y dejarás de ser un híbrido.—¿Qué?—¿Acaso Connor no te lo dijo?—No, nunca lo mencionó.Ethan se abrazó a sí mismo con algo de fuerza y se mordió el labio inferior mientras miraba hacia el horizonte con algo de temor. No quería irse de ahí para no volver nunca, no quería dejar de ser un híbrido, quería estar junto a Connor todo el tiempo que pudiera y fuera necesario.—Bueno, ¿vas a irte?—No puedo, Gideon. Sé que solo cumples con tu trabajo, pero no puedo irme, lo siento.—Ve tras Connor.El Alfa dijo aquello tan repentiHaroldente que el moreno quedó sorprendido ante sus palabras. Alzó una ceja confundido y se giró para mirarlo.—No debería estar diciéndote esto pero creo que mereces saberlo. Connor planea ir mañana a la mansión, mañana hará algo así como una fiesta y un festín para darle la bienvenida a Ansel como el nuevo jefe, Connor planea aparecer por allá en ese momento e impedir que le hagan su ceremonia de iniciación. Debes ir
—Eres hijo de Arthur Morris, él es tu padre.—¿Mí padre? Yo no tengo padre, ni madre.—Eres hijo de Arthur Morris y Gina Jones, Ansel.—No, a mi me encontraron fuera de la mansión, a mí me acogieron los dueños de la casa. No tengo padre ni madre, ellos me dijeron que me dejaron aquí porque no me querían.El pequeño se abrazó a sí mismo mientras observaba a la persona que se encontraba en frente de él. Tragó saliva y sintió sus ojitos comenzar a llenarse lágrimas que no tardaron en caer.—Claro que Arthur no te quería, Ansel, Arthur te mandó traer aquí, Arthur encerró a tu madre lejos e impidió que ella cuidara de ti. Arthur sabía que tú eras su primogénito y por eso es que te envió lejos, porque quería que tu hermano menor, Connor Morris, fuera el jefe de la Bron Ganje. Pero el verdadero jefe eres tú.—Pero yo no quiero ser el jefe de eso. Yo quiero irme de aquí, solo quiero alejarme de estas personas.El pequeño de cabello negro sintió un puchero tirar de sus labios.—Pero debes recl
Los nervios lo carcomían tanto que no había podido quedarse en aquel lugar, se había ido en cuanto Connor había caído al suelo inconsciente, no había podido aguantar más. Ansel, su primogénito era el nuevo jefe de Bron Ganje, era el que ahora iba a dirigir todo e iba a suplantar a Arthur en cuanto éste muriera, eso no estaba para nada bien, todo iba a arruinarse luego de aquello, estaba seguro.Se mordió el labio inferior mientras cerraba la puerta de su despacho con llave y colocaba un mueble para bloquear el paso, necesitaba pensar sin que lo molestaran. Se encontraba en un gran lío y lo peor era que no sabía cómo iba a salir de todo eso.Miró su escritorio y pudo ver un sobre negro con su nombre encima, estaba escrito en perfecta caligrafía y con letra plateada y brillante. Alzó una ceja confundido y abrió aquello con curiosidad, era extraño que recibiera algún sobre y más en aquel momento.Querido papá:Sé que vas a leer esto luego de que todo pase, me aseguré de que llegara a tu
Aquella mañana el frío se sentía más que cualquier otro día. Era un día gris, un día en el que las nubes cubrían el cielo por completo y nada más se podía divisar en él, ni un solo pájaro volando o haciendo su presencia, un día vacío, un día apagado.Ethan se encontraba abrazándose a sí mismo con algo de temor, estaba nervioso, quizá un poco más que eso, no sabía muy bien cómo iban a salir las cosas o siquiera si hacía bien en ir hacia aquel lugar, de seguro nada bueno iba a pasar, se estaba arriesgando y estaba arriesgando a Connor. Estaba loco.—¿Estás seguro de esto?Alex lo miró con algo de preocupación en su rostro mientras le servía café en una taza de color marrón oscuro. El rubio se sentó al lado del Omega y comenzó a digerir su propio desayuno.—Realmente no, pero no quiero dejar a Connor solo en esto, siento que debo estar ahí para él.—Ya veo. Espero que nada malo suceda, tengo algo de miedo con lo poco que sé.Ethan se acomodó en su lugar algo nervioso y sintió la presenci
Miró a su alrededor algo confundido, no entendía nada, solo sabía que se sentía mal, mareado y le dolía todo. Intentó estirarse pero su propio cuerpo se lo impidió, causándole más dolor del que ya sentía.—Ahora vas a abrir la boca, maldito bastardo.El castaño se paró delante de él con mirada seria y pudo oír a C.M gruñirle molesto. Connor se acercó a él y lo tomó fuerte por el cuello de la camiseta mientras clavaba sus intensos ojos color chocolate sobre los celestes del chico de cabello negro.—¿Qué quieres de mí, Connor?—¿Quién mierda te llenó la cabeza de estupideces? ¿Por qué carajo me odias tanto? A mí no me interesas en lo más mínimo, ¿por qué de repente tienes todo ese odio contenido contra mi? Nunca te he hecho nada.—Porque todo iba a ser tuyo y tú no te merecías nada de esto, siempre me perteneció a mí porque yo soy el primogénito de Arthur Morris, no tú.—Aún no entiendo, a mí este puesto me hubiera dado igual si no actuabas de esta forma tan estúpida. Ahora temo lo que