Capítulo 26

—Vas a tomar tus cosas y vas a irte lo más lejos que puedas, no temas, no estarás solo, no podría permitirlo. Vas a correr y correr, lo más rápido que puedas, sin mirar atrás ni nada, solo con la vista en el frente y preocupándote por estar lejos de aquí.

Las grandes manos del chico que tenía en frente se encontraban sobre sus hombros con algo de fuerza. Sus orbes verdes estaban clavados en los suyos fijamente, como si aquello fuera a lograr que le pusiera más atención a lo que le decía.

—Corre, no te detengas por nada ni por nadie.

—Daniel, ¿por qué tienes ese olor?

El rubio frunció el ceño en cuanto entró a la casa y se acercó al Alfa con mirada interrogante y ligeramente extrañada.

—¿Qué olor?

El castaño no entendía a qué se refería el más pequeño por lo que solo se encogió de hombros como si no entendiera nada.

—¿Acaso me has estado engañando?

—¿Qué? Claro que no, Alex, ¿de qué demonios estás hablando? Tonto.

—Tienes un muy fuerte olor a Omega, Daniel.

El moreno se dejó caer de es
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