Al llegar a la mansión, Samantha subió a su habitación para descansar antes de ir al bar. A pesar de lo vivido y de las malas noticias recibidas, no podía dejar de asistir esa noche al negocio.Había mucho por hacer. No solo para garantizar el día de trabajo, sino el evento que pronto debía realizarse.Robert, luego de llamar a Court para notificarle lo sucedido y evaluar que el trabajo siguiera con normalidad, se acostó a su lado acariciando su vientre.—¿Te sientes bien?—Solo estoy algo cansada.—Iré contigo al bar. Así me aseguro que no te quedarás toda la noche.—Jenny no estará y McGraw sigue ocupado con las entrevistas al nuevo Contador.—Hay más gente que puede asumir esas faltas y hoy no es un día de mucho ajetreo en el negocio, así que no tienes excusa. Puedes venirte temprano.Ella respiró hondo con los ojos cerrados. No solo sabía que de ninguna manera iba a ganarle esa discusión a Robert, sino que debía aceptar que no tenía ganas de quedarse a trabajar hasta muy tarde.Su
Al día siguiente, Samantha fue al hospital custodiada por sus guardaespaldas. A Jenny le darían el alta y ella quería acompañarla a su casa.Se había mantenido en contacto con su amiga el día anterior mientras estuvo hospitalizada haciéndole cientos de exámenes. Los Lennox habían corrido con todos los gastos y la tenían en las mejores manos y con los mejores cuidados.—¿Ya estás desesperada por irte? —preguntó a su amiga al entrar en la habitación y verla ya lista para marcharse.—No sé por qué los médicos tardan tanto para darte un alta —se quejó la mujer sentada en la cama con semblante hastiado.—¿Cómo está tu cabeza?—Dura como el granito —reveló Jenny dándose golpecitos en la frente, cerca de donde tenía una gaza.—¡No te golpees, tonta! —la regañó Samantha bajando su mano.—¡Tranquila! Ya no tengo nada, solo una pequeña herida. Esa idiota de Yanina no tiene fuerzas para nada. Pero deja que me la encuentre, te juro que le daré una verdadera paliza.—Si tenemos suerte, no la verás
Samantha solo esperó en la mansión una media hora antes de que Robert llegara. Apenas él recibió su mensaje, dejó lo que hacía en los Tribunales para ir con ella.Sabía que estaba en extremo angustiada por la situación de su hermano, cuando la llamó por móvil de camino a la casa la mujer lo único que hizo fue llorar por la desesperación.Ni siquiera había atravesado el vestíbulo cuando la vio correr hacia él y abrazarlo por la cintura.—Ey, tranquila. Todo va a estar bien —trató de calmarla.—No lo está. He tratado de comunicarme con Michael y ha sido imposible —lloriqueó—. Me dicen que la situación en el barrio es alarmante, ya hay tres muertos y varios heridos por las peleas entre las bandas. Johan puede aprovechar ese caos para dar con él.—No lo hará. La gente que tenemos en el barrio ha estado vigilándolo. Él ahora está ocupado intentando controlar a los imbéciles de los primos de Igor. Ese caos les complica las cosas a ellos, porque la policía se ha llevado a más integrantes de
Samantha logró calmarse un poco luego de enterarse que la gente de Gary había logrado sacar a Michael y al Topo del barrio.Aunque no había podido hablar con su hermano, al menos lo hizo con Gary. Él le aseguró que lo tendrían en un lugar seguro por unos días antes de llevarlo a Texas, mientras se calmaban las aguas, porque la policía seguía buscándolo por el asesinato de Colin Harkes, al igual que algunos delincuentes del barrio.Ese día se enteró que Johan había puesto precio a la cabeza de Michael, por eso muchos lo buscaban. Querían la recompensa.Además, la reunión con Gregory Wyles no resultó tan mala como lo había imaginado. El hombre fue bastante condescendiente con Robert y le facilitó toda la información que necesitaba sobre Norman Breidert.Le entregó informes que un detective privado le había hecho años atrás, antes de llevarse los restos de su hermana y su sobrina a Italia. Con eso él lo había amenazado con llevarlo a la cárcel si no dejaba a Robert en paz.Ese material l
A primera hora de la mañana, Robert se dirigió con Samantha al Tribunal de familia acompañados por el abogado Gallagher. Iniciarían el proceso judicial para la modificación de la partida de nacimiento de la mujer y así sacar a Edmund Muller de su vida.Para demostrar que él no poseía ninguna relación biológica con ella, le solicitaron una prueba de ADN. Samantha estaba inquieta por aquella petición.—¿Y si la prueba dice lo contrario de lo que queremos?Robert le acarició el rostro para serenarla.—Sea como sea, él saldrá de tu vida.Ella apretó los labios para controlar la ansiedad.—Edmund no va a responder a la orden del Tribunal. Estoy segura que se negará a hacerse el examen.—Hay otras acciones que pueden llevarse a cabo en caso de que él se oponga a colaborar. Lo quiera o no, llegaremos hasta las últimas consecuencias.Samantha lo observó con fijeza.—¿Sabes que él explotará cuando le llegue esa orden del Tribunal?El León sonrió con perversidad.—Lamento no estar cerca para ve
A Robert y a Samantha les costó salir del estudio de televisión, porque hasta los dueños querían retenerlos.La noticia que habían dado en vivo era en extremo escandalosa y ahora comenzaba la competencia entre las televisoras por más exclusivas.Por suerte, el León había ido con sus guardaespaldas que los ayudaron a salir del apuro y entrar al auto. Al llegar a la mansión, él duplicó la seguridad para evitar que molestos periodistas o curiosos entraran.—Oh, Dios. Está hecho —exclamó Samantha aún sorprendida y al sentarse en el borde de la cama.Ella sabía que aquella había sido la intención de su esposo, descubrir de manera pública y sorpresiva los secretos de Edmund para desesperarlo, pero no podía evitar que el impacto por la forma en que Robert había abordado el tema la impactara.—Y la treta ya comienza a dar resultados. Court viene para acá, esto desatará un infierno en la obra —aseguró y puso el móvil en silencio, para que sus notificaciones no la inquietaran, y dejándolo sobre
Al día siguiente, la tensión no disminuyó en el ambiente. Samantha procuraba ver poco la televisión o revisar las redes sociales, así su angustia no aumentaba.Se tranquilizó al saber que el bar marchó sin inconvenientes la noche anterior, no fue atacado ni visitado por ninguna persona indeseable. Tal vez, al enterarse sus enemigos que ellos se habían refugiado en la mansión no sintieron interés por acercarse al negocio.Luego del mediodía, Jenny fue a visitarla, porque el encierro comenzaba a desesperarla.—Mi tía me cuenta que el barrio está demasiado agitado —contó la mujer mientras tomaban un té en el patio de la mansión frente al mar—. Hay mucha gente en la calle, averiguando lo que ha sucedido. Cada media hora le llegan noticias nuevas.—¿Cómo la gente se anima a salir en momentos así? —se quejó Samantha—. Si se presenta algún tiroteo, estarían en riesgo.—Sabes que para ellos el chisme es mucho más grande que la seguridad por su vida. Viven de eso.Ambas comprimieron el rostro
El día del evento había llegado. Samantha logró coordinar esos días desde la mansión los últimos detalles. Aimara, al haber estado presente en la entrevista, pudo conocer de primera mano la delicada situación que los Lennox atravesaban, así que colaboró para que aquel acto se llevara de manera efectiva sin que ellos se involucraran en persona.McGraw estuvo al mando desde el bar y Jenny pudo reincorporarse un día antes sirviendo de apoyo.Ya tenían nuevo contador, un hombre que antes había trabajado en un restaurante con dos estrellas Michelin y lograba desenvolverse en situaciones complejas y de mucha exigencia.Todo el personal estaba preparado para ese día y el negocio brillaba como una piedra preciosa. Cuando los invitados y la prensa comenzaron a llegar los músicos estaban en sus lugares amenizando la noche y las copas llenas de licor iban y venían.Samantha se vistió con elegancia, usando una pieza de diseñador verde esmeralda con efecto metalizado que la hacía resaltar entre la