—¿Vino hasta aquí solamente para eso? Pude haberme ido en taxi. —No me confió de taxis, no quise arriesgarme —contestó y la miró con firmeza—, así que vine yo mismo. Está tarde y mañana tienes que ir a trabajar temprano, no quiero que vayas a llegar tarde o que te quedes dormida en el trabajo. —Nunca lo he hecho. —Siempre hay una primera, así que vamos, te llevaré a casa. —Agnes sintió el impulso de contradecirlo y negarse para irse por su cuenta, pero el peso de su seguridad la abrumaba y no objetaba que él tenía un punto de razón. Era cierto que estaba tarde y además ya sus amigas se habían ido y no quería esperar un taxi ella sola. Accedió a su oferta y subió al auto. —De acuerdo, iré —habló en cuanto entró. —Buena chica —agregó antes de cerrar la puerta y dar la vuelta para ir al asiento del conductor. Agnes estaba nerviosa al ir con él, durante todo el camino irían solos. Se sintió inquieta y no dijo una palabra al respecto. En cuanto llegaron a su casa, esperó que bajara,
Sin objetar a eso, se dirigió hacia la oficina tan pronto él se había alejado, se había marchado primero que ella y tras unos segundos más fue que Agnes dejó su área para ir a ver para qué la necesitaba. Al momento de hacerlo se sintió acechada, pudo presentir cómo la vigilaban sus compañeras, y casi de forma muy obvia con total descaro, barrían cada centímetro de su cara para contemplar la expresión que ella tenía. «Dejen de verme como si fuera un fenómeno de feria» pensó ahogada antes de tomar el picaporte para abrir y entrar a la oficina. Respiró y al alzar la vista lo encontró sentado en su escritorio, observándola con escrutinio y con la misma expresión severa que había mostrado minutos antes en su cubículo cuando la había llamado. Agnes suspiró y caminó unos pasos quedando delante de él. —¿Para qué me necesita? —Herman la estuvo mirando un segundo como si buscara algo en ella, pero al no encontrarlo cambió el gesto y se mostraba menos interesado, aunque también menos intenso
En esos sentidos, Agnes quedaba por debajo si la comparaban con ella, aunque para hacerse sentir mejor con ella misma, se recordó que en algo había un detalle por el cual no se debía sentir insegura al menos.Ambas estaban igual de talla en cuanto al pecho, ambas tenían limones si los comparaba a los suyos.«En eso estamos igual» pensó, aunque eso la hizo recordar el día en que había firmado el contrato y no solo en eso, sino también en las mujeres guapas que habían pasado y en sus figuras de modelo.Arrugó el ceño al pensar en ellas, todas mujeres de gran belleza. Eran esposas trofeo si de aspecto se trataba, pero se necesitaba más para ser quienes merezcan que se las llame así, para serlo no era solo la imagen lo que importaba.«Alto, ¿por qué?» pensó confundida al darse cuenta de lo que estaba albergando en su mente.—Esto no puede ser. —Meneó la cabeza, sin saberlo se había dejado llevar y antes de darse cuenta sus pensamientos la habían llevado por un camino que no creyó ten
—Joder, Agnes ¿cómo vas a dejar que eso te cause pánico? —se recriminó—, ¿acaso eres una niña? —Tras haberse regañado a sí misma, meneaba la cabeza mientras respiraba para tomar control de su incomodidad.«Solo no le pongas atención. Ignóralo» se recordó para estar más calmada.—Solo eso nada más es lo que tienes que hacer. —Se puso una mano en el pecho e inhaló, para cuando volvió a soltarlo estaba más tranquila—. Bien, todo en orden. Ahora a ver cómo me deshago de este dilema. No pasará nada bochornoso como lo de ahora si solo me hago la desentendida e ignoro todo lo que él haga, fácil. No le prestaré la atención que quiere y ya.***Eso había sido más fácil decirlo que hacerlo, le debió haber quedado claro para ella esa respuesta como una buena solución…, o al menos eso pensaba.Aunque se había propuesto ignorar todo lo que él hiciera y no darle tanta importancia para no caer en su juego de verla incomodada por eso, le había sido más complicado de lo que suponía iba a ser.Lo
—Me ha estado llamando a su despacho para regañarme por cualquier cosa durante las últimas veces, mucho más que en las últimas dos semanas.—Por lo mismo, cuando detienes tu trabajo para conversar, si alguien te pide un favor o llega para entregar algo que después debas hacerme saber, solo recibe el mensaje y despacha a la persona, no te detengas a conversar demasiado. Si pierdes el tiempo te daré un sermón, si lo haces bien no habrá nada de qué preocuparse.—Lo está diciendo como si perdiera el día tonteando en la oficina. Pero soy la que más trabajo le toca, ¿cree que soy una irresponsable?—No, por el contrario, tu trabajo es muy eficiente, por eso me permito dejarte cierta libertad en cambio, ya que sé que lo vas a hacer, pero cuando veo que cortas algo de tiempo para estar hablando con algún otro empleado como en el caso con Grant, allí sí es de mi entero desagrado. También es de mi incumbencia porque se trata de mi esposa a quien retrasa.—¿Eso qué tiene? No me le estoy echa
Su intriga la llevó a ir al grupo y ver que Dayana había añadido también a Gwen y a Isa, además de algunos otros compañeros de trabajo con los que estaba hablando al mismo tiempo que lo hacía con ella al parecer.*¿Qué es esto?*Gwen no había tardado, apenas al recibir la notificación estaba preguntando de qué iba.*No sé ¿de quién es la idea?*Isa y los demás que habían sido notificados comenzaron a preguntar el motivo también y a lanzarse miradas extrañas entre ellos.*Fui yo.*Los que fueron agregados miraban con extrañeza a Dayana.*Te estás buscando un embrollo*Isa no se veía complacida y le señaló aquello de modo firme con aparente desagrado, era arriesgado hacer eso en la oficina y que los descubrieran perdiendo el tiempo de esa forma. Agnes pensó lo mismo al verla comentarlo.Una nueva notificación salió por un costado de la pantalla, ella observaba en silencio los mensajes y el último era al parecer de Mónica.*¿Cómo fue que consiguieron mi número?*Tan pronto lo
—¿Qué les pasa? —se preguntó a sí misma en voz baja mientras las observaba estar petrificadas todavía, al ver en su teléfono se dio cuenta el porqué. Alguien más había escrito por el grupo, el sonido fue lo que le avisó.Al ver el mensaje se llevó un susto de espanto y el alma le cayó al piso. El horror brusco que sintió en ese momento le recorrió la espalda como una brisa helada. Provocando el mayor temor que había sentido en su vida.*Así que en esto pierden el tiempo en horas de trabajo…, en lugar de ocuparse de hacer su trabajo.*El mensaje era de su jefe, lo habían agregado justo antes de que ella enviara su última respuesta y para su mala fortuna de seguro que lo había leído. Tragó pesado y sintió miedo de levantar su mirada de la pantalla.*¿Jefe?, ¿desde cuándo?*Agnes se atrevió a preguntar ya que veía que ningún otro se motivaba a hacerlo. Talvez queriendo evitar dejar en claro ante el jefe quiénes eran parte de ese grupo.*Ven a mi oficina y hablaremos.*Agnes sintió
Durante el día siguiente no había hablado con él acerca del tema de su matrimonio, ella estaba feliz de que por el transcurso del día pudo olvidarlo y no recibió incómodos comentarios al respecto ni esas observaciones demasiado directas que la hacían sonrojar.Se lo veía ocupado con algo, había pasado toda la mañana y parte de la tarde entre llamadas y muy poco le habló a ella para darle alguna tarea.Fuera de eso, se encargó él mismo de lo que estuviera haciendo, tal parecía era un asunto privado.Cuando daba la hora de irse, Agnes estaba guardando sus cosas y se disponía a salir al momento que una de sus compañeras se acercó a ella, antes de que le dijera nada ella la miró con recelo y frunció el ceño.—Agnes ¿te puedo pedir un favor?—Uff, lo siento, pero…, no puedo —se excusó antes de que le dijera de qué iba, no quería ser enganchada y que un favor la retuviera más tiempo del que debía, quería irse rápido y así evitar encontrarse con Herman, había estado disfrutando de no ha