Capítulo 58

Camila

Franco llegó tarde a casa, se notaba en sus ojitos que estaba muy cansado. Hoy fue un día pesado para él, pobrecito.

—Cariño, por fin estás en casa. Sabes, le dije a Lola que hiciera para los dos la lasaña de berenjenas que tanto te gusta.

—Oh, eso suena bien.

Me senté en su regazo y le di un abrazo, él puso su brazo sobre mis piernas y las acaricia.

—Me gusta que estés aquí, ¿no te lo había dicho?

—No, no me lo habías dicho. ¿a qué se debe esa confesión?

—Nada, solo quería expresarlo porque lo sentía. La verdad en este momento siento tantas cosas por ti que no sabría por dónde comenzar.

—¿Qué pasa con Franco Collins? ¿si eres el hombre con el que me casé verdad? Parece que alguien ha cambiado al señor cascarrabias con el que discutía.

—No es broma, te lo digo muy enserio.

Mi sonrisa fue apagando porque si me sorprende sus palabras, me hace acelerar el corazón.

—Franco, si dices esas cosas terminaré enamorada de ti y cuando eso pase, no podré dejar de molestarte, consentirte y
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