Queridos lectores: No pude aguantarme, y aquí les publicaré el primer capítulo del super maratón final, más tarde por la noche, se subirán los demás. Solo para que se coman las uñas buajajajaja. Nos leemos en la noche :D
ZaidEl rostro de Isabella se relajó un poco, pero sé que estaba inquieta por lo que podría llegar de parte de mis padres. Aunque ellos estaban advertidos, no dejaría que la incomodaran o el peor de los casos, ofenderla y menos delante de mí y en nuestra ahora, casa. Dejé un beso contra sus labios y al separarnos, ella suspiró. —Bien, —la solté de su rostro y miré el conjunto que le había seleccionado, sentí que podría ser de su agrado por el clima, no quería verla en un conjunto deportivo y tampoco quería verla en ropa musulmana, ya que ella no lo era y eso nunca lo cambiaría, quería verla más hermosa de lo que ya era, y visiblemente ocultaba su belleza. O una, no sabía que era hermosa. —¿Estoy vestida para la ocasión?—me preguntó al revisar de manera fugaz su ropa. —Estás hermosa—le dije sincero, —Yo solo me cambiaré la camisa. —ella asintió pero seguía inquieta. —Esperaré para bajar contigo. —dijo, y luego se sentó en la orilla de la cama y miró sus manos en su regazo. —O no, —
IsabellaEl almuerzo había sido agradable con toques de incomodidad por la forma en que los padres de Zaid me veían, pero los hermanos de él, eran amables, más su hermana, Nabila. Nos despedimos de ellos en la puerta principal con una breve reverencia de cabeza, luego cada quien tomó su auto y se retiraron de la propiedad. Mi corazón aún latió a toda prisa cuando habían desaparecido, Zaid entró a la casa y yo detrás de él.—Descansemos un poco. —susurró inclinándose hacia mí, luego dio órdenes a las personas de seguridad y a las mujeres que nos atendieron, al parecer les agradó escuchar que les había dado el resto del día al personal, a excepción a los hombres que cuidaban la casa. Subimos las escaleras camino a nuestra habitación, cuando entré, escuché la puerta cerrarse detrás de nosotros, luego de un movimiento fui levantada, solté un grito de sorpresa y luego me dejó sobre la cama, se empezó a desvestir, me recargué contra mis codos y me elevé para mirarlo, una vez desnudo, -sorp
IsabellaDespués de tener una sesión intensa de sexo, nos habíamos quedado dormidos un par de horas, hasta que desperté soñolienta y cuando me volví hacia él, -en algún momento me moví para darle la espalda- y él ya no estaba, en la mesa auxiliar de mi lado, estaba una bolsa y una nota con mi nombre. Me removí cubriéndome con la sábana por si alguien entraba no me viera mi desnudez, me tallé un ojo para poder ver lo que había en el interior, entonces vi una caja en blanco, había otra nota dentro de esta bolsa, la letra era de Zaid. «Habibati, esta pastilla es la que recetó el doctor de mi confianza para evitar que te embaraces, tómala en cuanto despiertes, estaré para la cena, tuve un contratiempo. Tu habibi.» La botella de agua estaba a lado de la bolsa, así que me la tomé, y luego miré de nuevo la nota. —¿Por qué tantas escapadas cuando despierto? Primero una emergencia y ahora un contratiempo, —entonces mi mente pasó rápido aquellas imágenes del almuerzo, ¿Quizás es algo de su f
IsabellaOrdené mi maleta y ayudé a Zaid a hacer la suya también, tenía bastante camisas de vestir y solo dos camisetas de algodón para dormir, así como una nueva pijama de cuadros que había tomado de su nuevo guardarropa. Me senté en la alfombra a doblar un par de pantalones que iba a meter de último momento cuando, Zaid apareció en el gran armario, levanté la mirada. —¿Te falta algo por meter a la maleta de último momento?—él negó, noté tensión en su mirada. —¿Qué pasa?—Alguien quiere acompañarnos a México. —alcé mis cejas con sorpresa, pero solo imaginar que sus padres irían, todo sería complicado, tendría que hablar antes con mis hermanos. —Es mi hermana, Nabila. —Oh, que bien—dije sincera. —¿Está bien?—preguntó como si esperara otra reacción de mi parte. —¿Por qué no lo estaría? Es tu hermana, y que bien que quiera ir con nosotros, con lo que conversamos, pareció estar interesada en conocer México. —le dije, pero para mi gran sorpresa, no pensé que tan pronto. —Le conté lo
Isabella Ha pasado un par de horas desde que hemos abordado el avión privado en la pista del aeropuerto de Dubái y nos dirigíamos a México, estaba emocionada por qué tenía más del año sin ver a mis tres hermanos, oler a pan recién horneado en leña, extrañaba el aroma de la casa de mis padres, entre otras cosas más. Nabila había leído antes de dormir su siesta después del almuerzo, Zaid estaba trabajando en su laptop demasiado centrado y yo, me puse a revisar correos de la oficina y respondiendo unos pendientes que tenía, la señora Bruce me había enviado los últimos detalles de la fiesta anual de Export Asghar y había enviado una respuesta cuando Zaid tuvo oportunidad de prestarme atención antes de regresar su mirada a la pantalla de su computadora. El viaje era de casi veinte horas desde Dubái a la ciudad de México, en todas estas horas, tenía tiempo para pensar y organizar mis palabras que tendría que decirles a mis hermanos, Julio, era quien me preocupaba, siempre había sido estri
IsabellaAeropuerto internacional de la Ciudad de MéxicoHabíamos llegado a la pista privada del aeropuerto de la ciudad de México, había dormido bastante, entre ratos, me había puesto a almorzar con Zaid y su hermana, para después, leer algo y volver a dormir. Ahora, mi mirada estaba en la puerta abierta donde estaban empezando a bajar el personal de seguridad de Zaid, mi corazón latió tan rápido que si Nabila se inclinaba un poco hacia mí, podría escucharlo, en serio que sí quería ver a mis hermanos, los había extrañado, pero la nueva situación, me estaba poniendo bastante nerviosa. —¿Está todo bien, habibati?—susurró Zaid cerca de mi oído, me sobresalté un poco al no verlo venir detrás de mí, me giré de perfil y asentí. —No es cierto, ¿Verdad?—luego de asentir negué repetidamente haciendo que él presionara sus labios con dureza. —Estoy nerviosa—le confesé, me volví por completo hacia él en lo que Nabila recogía sus pertenencias. —Tienes que tener estómago de hierro para soportar
JulioMis dedos se aferraron al volante mientras esquivé el tráfico de la ciudad por la noche, mi mente estaba en aquella escena, ¿Cómo es posible que mi pequeña hermana se haya casado sin decirnos esa gran decisión? ¿La habrá amenazado si no lo hacía? Recordé su visa de trabajo, vencería en un par de meses, ¿O ella se aventó a pedirle matrimonio para evitar que la deportaran? Muchas preguntas se juntaron en mi cabezota. —Si sigues pensando, te saldrá humo de ese cerebro. —dijo Luis en el asiento del copiloto. —Si tiene un equipo de seguridad, quiere decir que es alguien importante, ¿No?—preguntó Esteban en el asiento trasero. —Si se ve que es de dinero, ¿Crees que ella…?—no terminó de formular la pregunta Luis cuando Esteban lo interrumpió.—No creo que haya sido en contra de su voluntad y menos que esté embarazada, Isabella nunca ha tenido en mente el tema de la familia…—hizo una pausa—A la chingada, antes ni pensó en un novio, y nos llegó casada, ¿Y si está embarazada y por eso
Zaid Isabella había desaparecido en el interior de una habitación con una puerta vaivén, deduje de inmediato que era la cocina. Nabila miró lo que había a nuestro alrededor, pude notar curiosidad, así que seguí su mirada que se había posado en una pared llena de fotografías, entonces me levanté del sillón y me acerqué para mirar más de cerca. Eran fotos de sus hermanos, de ella y otras personas, entonces recordé una pared similar que tenía Isabella en su departamento de Toronto, una sonrisa apareció al ver a una pequeña bebé en una mini camioneta color rosa con el letrero a lado “Barbie” usaba unos lentes de sol con flores alrededor del marco, su nombre debajo de esa fotografía instantánea decía: «El pequeño sol de la familia, nuestra Isa» acaricié con la yema de mi dedo aquel rostro regordete que sonreía. —¿Qué les ofrezco de beber? ¿Nabila? ¿Habibi?—mi hermana dijo en inglés que quería agua, Isabella asintió y luego se acercó hasta a mí para quedar a mi lado—¿Y tú, habibi? —Ag