IsabellaOrdené mi maleta y ayudé a Zaid a hacer la suya también, tenía bastante camisas de vestir y solo dos camisetas de algodón para dormir, así como una nueva pijama de cuadros que había tomado de su nuevo guardarropa. Me senté en la alfombra a doblar un par de pantalones que iba a meter de último momento cuando, Zaid apareció en el gran armario, levanté la mirada. —¿Te falta algo por meter a la maleta de último momento?—él negó, noté tensión en su mirada. —¿Qué pasa?—Alguien quiere acompañarnos a México. —alcé mis cejas con sorpresa, pero solo imaginar que sus padres irían, todo sería complicado, tendría que hablar antes con mis hermanos. —Es mi hermana, Nabila. —Oh, que bien—dije sincera. —¿Está bien?—preguntó como si esperara otra reacción de mi parte. —¿Por qué no lo estaría? Es tu hermana, y que bien que quiera ir con nosotros, con lo que conversamos, pareció estar interesada en conocer México. —le dije, pero para mi gran sorpresa, no pensé que tan pronto. —Le conté lo
Isabella Ha pasado un par de horas desde que hemos abordado el avión privado en la pista del aeropuerto de Dubái y nos dirigíamos a México, estaba emocionada por qué tenía más del año sin ver a mis tres hermanos, oler a pan recién horneado en leña, extrañaba el aroma de la casa de mis padres, entre otras cosas más. Nabila había leído antes de dormir su siesta después del almuerzo, Zaid estaba trabajando en su laptop demasiado centrado y yo, me puse a revisar correos de la oficina y respondiendo unos pendientes que tenía, la señora Bruce me había enviado los últimos detalles de la fiesta anual de Export Asghar y había enviado una respuesta cuando Zaid tuvo oportunidad de prestarme atención antes de regresar su mirada a la pantalla de su computadora. El viaje era de casi veinte horas desde Dubái a la ciudad de México, en todas estas horas, tenía tiempo para pensar y organizar mis palabras que tendría que decirles a mis hermanos, Julio, era quien me preocupaba, siempre había sido estri
IsabellaAeropuerto internacional de la Ciudad de MéxicoHabíamos llegado a la pista privada del aeropuerto de la ciudad de México, había dormido bastante, entre ratos, me había puesto a almorzar con Zaid y su hermana, para después, leer algo y volver a dormir. Ahora, mi mirada estaba en la puerta abierta donde estaban empezando a bajar el personal de seguridad de Zaid, mi corazón latió tan rápido que si Nabila se inclinaba un poco hacia mí, podría escucharlo, en serio que sí quería ver a mis hermanos, los había extrañado, pero la nueva situación, me estaba poniendo bastante nerviosa. —¿Está todo bien, habibati?—susurró Zaid cerca de mi oído, me sobresalté un poco al no verlo venir detrás de mí, me giré de perfil y asentí. —No es cierto, ¿Verdad?—luego de asentir negué repetidamente haciendo que él presionara sus labios con dureza. —Estoy nerviosa—le confesé, me volví por completo hacia él en lo que Nabila recogía sus pertenencias. —Tienes que tener estómago de hierro para soportar
JulioMis dedos se aferraron al volante mientras esquivé el tráfico de la ciudad por la noche, mi mente estaba en aquella escena, ¿Cómo es posible que mi pequeña hermana se haya casado sin decirnos esa gran decisión? ¿La habrá amenazado si no lo hacía? Recordé su visa de trabajo, vencería en un par de meses, ¿O ella se aventó a pedirle matrimonio para evitar que la deportaran? Muchas preguntas se juntaron en mi cabezota. —Si sigues pensando, te saldrá humo de ese cerebro. —dijo Luis en el asiento del copiloto. —Si tiene un equipo de seguridad, quiere decir que es alguien importante, ¿No?—preguntó Esteban en el asiento trasero. —Si se ve que es de dinero, ¿Crees que ella…?—no terminó de formular la pregunta Luis cuando Esteban lo interrumpió.—No creo que haya sido en contra de su voluntad y menos que esté embarazada, Isabella nunca ha tenido en mente el tema de la familia…—hizo una pausa—A la chingada, antes ni pensó en un novio, y nos llegó casada, ¿Y si está embarazada y por eso
Zaid Isabella había desaparecido en el interior de una habitación con una puerta vaivén, deduje de inmediato que era la cocina. Nabila miró lo que había a nuestro alrededor, pude notar curiosidad, así que seguí su mirada que se había posado en una pared llena de fotografías, entonces me levanté del sillón y me acerqué para mirar más de cerca. Eran fotos de sus hermanos, de ella y otras personas, entonces recordé una pared similar que tenía Isabella en su departamento de Toronto, una sonrisa apareció al ver a una pequeña bebé en una mini camioneta color rosa con el letrero a lado “Barbie” usaba unos lentes de sol con flores alrededor del marco, su nombre debajo de esa fotografía instantánea decía: «El pequeño sol de la familia, nuestra Isa» acaricié con la yema de mi dedo aquel rostro regordete que sonreía. —¿Qué les ofrezco de beber? ¿Nabila? ¿Habibi?—mi hermana dijo en inglés que quería agua, Isabella asintió y luego se acercó hasta a mí para quedar a mi lado—¿Y tú, habibi? —Ag
IsabellaEscuchar que mi hermano mayor, Julio, le diera así ya sin más la bienvenida a la familia a Zaid, sentí cómo mi corazón se agitó de felicidad. Los tres se pusieron de pie al igual que Zaid, luego lo abrazaron y palmearon su espalda, escuché risas, halagos y claro, advertencias de que tenía que cuidarme con su vida de ser necesario. Nabila sonreía a través de su velo, asumiendo -ya que no entiende del todo el español- que todo estaba bien con mi familia, entonces noté cuando sus ojos se quedaron fijos en Julio. —Ellos le dan la bienvenida a Zaid a la familia—le dije en árabe y ella abrió más sus ojos y noté más emoción. —¡Eso es bueno!—dijo emocionada, se levantó y descansó su mano en el hombro de Zaid, quien estaba aún asimilando la situación, él miró después en mi dirección y su sonrisa lo decía todo. Se acercó y alcanzó mi mano para acariciar mis nudillos de manera discreta.—Soy parte de la familia—dijo sonriendo aún más, levanté mi mano y acaricié su barba abultada y ase
Isabella Después de contarles cada detalle a mis hermanos de todo lo que había en más de dos meses pasado, hubo un largo silencio, a simple vista por sus rostros, no podrían creerlo. —¿Y qué es lo que tú sientes por él?—quiso saber Esteban.—¿Tienes más sentimientos por Zaid o solo es un tipo de agradecimiento por cuidar de ti?—Claro que más sentimientos, ¿No ves la manera en la que ella lo mira? —dijo Luis con una gran sonrisa.—¿Y estás segura de lo que has decidido hacer? Me refiero a casarte con él.—preguntó Julio sin dejar de mirarme desde su lugar con sus brazos cruzados. Pareció intrigado por lo que le había contado.—Sí. —no pensé rápido esa respuesta. —Y no, —dije mirando a Esteban—Tengo un sentimiento de agradecimiento por haberme cuidado, pero tengo más sentimientos más fuertes por él. Es algo que no podría explicar con palabras. Solo lo siento, ver como me mira y me hace sentir, es inexplicable. —Vaya, Isabella se ha enamorado por primera vez en su vida. Lo vemos en tus
Zaid Había visto tantas cosas en mi vida, pero lo que estaba viendo en este momento, era distinto y nuevo para mí. Isabella estaba acomodando un mandil sobre mi ropa para no mancharme de harina, hacía bastante calor, se escuchaba voces divertidas de los hermanos de ella. —¿Puedo ver de nuevo el tutorial?—pregunté, Isabella sonrió divertida. —Habibi, lo vas a hacer bien, solo mira como lo hace Julio. —asentí, pero realmente no quería arruinar la masa. —¿Listo, cuñado?—dijo Julio entrando a la cocina, venía con un mandil completamente blanco, detrás de él, Esteban con un saco de harina sobre su hombro y luego Luis, con una sonrisa en sus labios, creo que debe de estar divertido de verme hacer pan por primera vez en mi vida. Nabila estaba sentada en una silla del otro lado de la habitación y sé qué sonreía al igual que ellos. —Sí, algo así—susurré acercándome a la mesa del centro de la cocina, había dos hornos a nuestras espaldas y a cierta distancia. La cocina de la panadería era