Capítulo 4. Un caos

Isabella

Hospital St. Michael, Toronto, Canadá.

Caminé de un lado a otro esperando que salieran a darnos noticias de Zaid, su padre estaba al celular avisando a alguien que intentaron matar a su hijo, sus hermanos hablando entre sí de forma preocupados, las esposas de ellos hacían lo mismo, la madre, orando en una la última línea de asientos, y Nabila, con los ojos llorosos y tratando de controlarse. 

—Él estará bien—le dije al sentarme a su lado—Saldrá pronto el doctor a dar la noticia de que está bien.

—Que Alá te escuche, Isa—luego se limpió los ojos con un pañuelo. —Cuando sucedió él atentando en la boda de nuestro hermano, se sintió distinto, no tenía el terror que tengo en estos momentos de que le pase algo. —me miró—No te conocía aun cuando escuché que tú ibas en ese auto en lugar de él, agradecí que él estuviese sano y con vida, pero ahora, ¿Si le pasa algo?—y más lágrimas llegaron, negué rápidamente intentando no llorar junto con ella. 

—Estará bien. —aseguré con fe, el grupo de mensajería instantánea estaba vibrando de notificación, al revisar, mis hermanos estaban preguntando como estábamos, eso me sorprendió entonces mandaron un vídeo donde estaba dando la vuelta al mundo sobre él atentando que había tenido Zaid, les contesté de inmediato que estábamos bien, que él aún no salía de urgencias, pero que los mantendría a salvo. 

—¿Está todo bien?—preguntó Nabila a mi lado, al levantar la mirada, no sabía como decirle. —dime, ¿Pasa algo?

—Todo el mundo se ha enterado del atentado contra Zaid. —le mostré el vídeo, revisó el suyo y comenzó a informarles a la familia que se había expandido la noticia como pólvora, todos al celular y escuchaba voces diciendo algo que no presté atención, yo solo quería saber que Zaid estaba bien y que pronto saldría de donde estaba, momentos después, el doctor se acercó a nosotros preguntando por los familiares de Zaid Ashgar y nos anunció que gracias al torniquete que le había hecho en el camino, había evitado que perdiera más sangre, que estaba en observación y que cuando despertara de la anestesia podríamos verlo, todos sentimos un gran alivio, me dejé caer en la silla de nuevo y cubrí mi rostro con ambas manos, las lágrimas que intentaba retener finalmente salieron y comencé a atacarme por el llanto, por el miedo y otros sentimientos que aún no podía describir. Nabila me abrazó y las esposas de mis otros cuñados, decían en árabe que gracias a Alá, Zaid estaba bien, que me tranquilizara y que no me viese en ese estado. Les agradecí infinitamente sentirme apoyada un momento, entonces la madre, se detuvo frente a mí haciendo que las demás me diera privacidad con ella. 

—Dime algo, ¿Tienes algún pretendiente que haya querido cobrar venganza en contra de mi hijo Zaid?—su pregunta me había dejado helada, Nabila se acercó al escuchar a su madre, así como los demás. 

—¡MADRE!—exclamaron varios de ellos sorprendidos por lo que me había preguntado. 

—¿No es alguna venganza de parte de tu gente que no quiere a mi hijo?—volvió a preguntarme la madre, me puse de pie y negué rápidamente. 

—No, señora Ashgar, no, no, —entonces su mano se estrelló contra mi mejilla haciendo que mi rostro girase de un movimiento brusco hacia un lado, sentí el ardor en mi piel. 

—No mientas, mujer. —toda la familia se puso detrás de la mujer intentando tranquilizarla, Nabila fue la única que se quedó a mi lado y me defendió de su propia madre. 

—No puedes hacerle esto a ella, ella no tiene enemigos, nuestra familia sí, —llevé mi mano a mi mejilla y me volví hacia ella—Por Alá, madre, no vuelvas a tocar a Isabella, si se entera Zaid lo que has hecho…

—Ella debe de tener un amante, un hombre que tomó venganza en contra de nuestra familia, de mi hijo—la mujer empezó a llorar desconsolada, yo aún mantuve mi mano contra mi mejilla que ardía como el mismo infierno. Tenía que controlarme, no quería empeorar la situación, Zaid estaba bien y eso era lo único que importaba…

Mi habibi. 

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