Los trillizos del Rogue

El alcalde está sumergido en sus pensamientos. —¡Son demonios!— vuelve a decir el hombre cobarde, caminando de un lado a otro por la desesperación —además, escuché cuando la de piel trigueña le dijo a la loca de piel blanca, la que cada rato decía “mi hijo David”. Le dijo “Luna Mía” entonces me asusté más, por sus extraños nombres.

Señor alcalde por favor, perdóneme, no quiero tener problemas con usted, me estoy enloqueciendo con todo lo que mis ojos pudieron presenciar.

—¡Largo! ¡Vete de mi presencia! Pagarás por no haber hecho bien tu trabajo, no son lo que dicen ser, ¡Cobardes!

—pero señor alcalde…— intenta hablar, pero no lo deja

—¡Dije que te vayas!— vociferó. Y luego safa un poco su corbata, se siente tenso, y su frente empezó a sudar

El hombre cobarde se marcha rápidamente, pero debido a lo que vio de Mía y Leticia, el hombre perderá la cabeza y se volverá loco.

—Entonces David es un Alfa— susurra —¡Tengo un nieto Alfa! ¡Es totalmente loco, pero que grata sorpresa!— sonríe am
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