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Capítulo 6

Sentía que las paredes daban vueltas y ¡Mierda! parecían stripper barata de todo lo que se movían.

Me sacó de mi ensoñación, en la que sentía que volaba sobre una mariposa-unicornio, el sonido de unos nudillos chocando con la madera.

-Pase. - Dije recostado en mi cama, mirando al techo; tratando de decirle a mi mariposa-unicornio "Legend" que me trajera de regreso a la recámara.

-Hola. - Era Sara-Lee.

Sentí como caída de bruces del lomo alado de mi animal mítico.

- ¿Sucede algo? - Hablé incorporándome de manera que quedé sentado ante ella.

Estaba en esos pijamas de cachorro que tanto le encantan y su cabello estaba recogido en un enorme moño en la cima de su cabeza.

Me reí sin disimulo cuando a mi mente llegó el rostro de Bob Patiño.

Me iré al puto infierno si me sigo burlando de Sara-Lee.

-Quiero hablar contigo de lo de hoy. - Caminó con vergüenza hacia mí. - ¿Estas molesto conmigo?

¿Acaso le importa lo que yo opine o sienta? no lo creo, entonces ¿Para qué viene a hablar conmigo?

-Si, pero ya haz la m****a que te venga en gana. Ya no te cuidaré más. - Soné más molesto de lo que esperaba y deseaba.

-No tomes esa actitud conmigo, Caleb. - Habló con suavidad y voz triste, como a modo de súplica exageradamente tierna. - ¿No me ves que estoy bien? 

Bien, dice.

BIEN.

- ¿A estar siempre acosada por un loco drogadicto lo llamas estar bien? - La miré a los ojos por primera vez.

No respondió nada.

- ¿A tener que estar escondida y salir con miedo de que ese loco te persiga lo llamas "Estar bien"?

-...

-A que tu brazo haya quedado con estúpidos moretones verdes de esa vez en que lo descubrí en la calle ¿Lo llamas "Estar bien"? ¿Eres imbécil o qué? - Grité de manera desmesurada.

En este instante no me importaba el sueño cansado de papá ni mi melliza descansando en el sofá.

Necesitaba sacar todo el coraje que me provocaba esta estupidez.

-Caleb, para de gritar. Vine para hablar tranquilamente. - De un momento a otro posó su mano en mi brazo a modo de calma, lo cual me hizo relajar.

-Está bien, lo siento. - Dije recuperando el tono real de mi voz.

-Tranquilo. - Se detuvo mientras alejaba lentamente su mano de mí. - Yo también quiero disculparme, por haberte metido en esta situación que solo me incumbe a mí.

-Sabes de sobra que no puedes disculparte por eso. - Me detuve al sentir que volvía a intentar de alzar la voz. Respiré profundo- Sara-Lee, no puedes resolver todo tu sola ¿Me entiendes? Yo puedo ayudarte si ese maldito te sigue molestando; no puedes seguir haciendo menos esta situación.

-Mira, sé que estás preocupado por mí. - Me lanzó una sonrisa y se acercó a mí. - Pero tengo la misma edad que tú, unos meses menor, pero, no significa que no pueda llevar yo sola esto.

-Sara-Lee, no eres capaz ni de matar una puta mosca. Tienes miedo a lanzar y recibir golpes y jamás has participado ni presenciado una pelea. - Hablé con obviedad.

-No todo hay que solucionarlo a golpes, no seas tan bruto.

-No quiero que ese loco te haga algo. - Esta vez fui yo el que se acercó.

-No me hará nada. - Dijo acunando mi rostro en sus manos.

Si yo: 

1) No estuviera tan ebrio.

 2) No estuviera tan ebrio, por dos.

Ya la hubiese alejado de mí.

Me sentía estúpidamente marica al dejarme hacer esto, pero, su tacto era irresistible.

- ¿Llamarás a la policía? - Pregunté mirándola a los ojos.

-No Caleb, mis padres quieren adoptar de nuevo, por eso no están mucho en casa. Si llamo a la policía, se verían envueltos en un asunto legal por mí y eso provocaría que su procedimiento sea más lento; no puedo hacerles eso.

-Piensa un poco en ti, Chinita. - Soné muy suplicante; me odio cuando estoy borracho porque me vuelvo extremadamente marica.

-Relájate, cariño. - Acto seguido: Masajear con sus pulgares, suave y delicadamente, mis pómulos.

-No quiero que nada malo te pase nunca. - Solté sin pensar.

Salieron solas las palabras.

No vuelvo a tomar licor ligado nunca más en la vida. 

-Nada pasará, tranquilo. - Dijo sonriendo en grande, mostrando todos sus dientes.

-No te vayas esta noche ¿Quieres? - Me sentía asustado de pronto de que de verdad algo pudiera pasarle, no quería perderle la vista.

-No me iré ¿No me ves en pijamas? Dormiré en el sofá. - Habló con diversión.

Me coloqué muy serio. Ella no me entendió.

-No aquí en la casa, digo aquí en mi habitación. - Solté sin más.

Me miró con los ojos bien abiertos.

- ¿Por qué haría eso?

-No quiero perderte de vista. - Me detuve para detallar su rostro, el cual me miraba con ¿Asombro? - Hazle ese favor a este pobre borracho preocupado.

-Está bien, tesoro. - Sonrió tímida.

Me siento mareado.

Vómito verbal.

Oh no.

- ¿Sabes? Alanna tiene razón, eres la mejor amiga de todo el mundo. - La miré a los ojos.

¿Ah?

¿Eso de donde salió?

Su mirada se tornó seria, con un atisbo de decepción y tristeza.

-Si. - Dijo seca, sin más.

Se instaló un silencio que no pude comprender, y como todo buen borracho marica y sentimental, lo corté cargándola entre mis brazos y lanzándola de bruces en la cama, quedando sobre ella.

Su risa tierna rebotó por cada rincón de mi habitación y provocando que, por consecuente, yo riera también.

-Quítate, bruto. - Dijo ahogada en risas. - Aplastas mi seno derecho.

-Para eso lo hago, preciosa. - Hablé coqueto haciéndole cara de galán.

Puso los ojos en blanco y como pudo se zafó de mi cuerpo.

-Ya duérmete, Caleb. - Habló mientras me empujaba para recostarme sobre la almohada y me envolvía con el cobertor.

-Ven, me dijiste que lo harías. - Dije sonando como bebé caprichoso.

Maldito alcohol.

-Está bien. - Tomó el puesto a mi lado y la abracé por los hombros.

-No tomes tanto la próxima vez, recuerda que conduces. - Susurró tiernamente mientras se acomodaba bien en mi hombro.

-La próxima vez, te llevaré conmigo. - Es lo último que salió de mi boca.

Ella besó mi mejilla y, todo se tornó negro.

Dormí como un bebé y podía sentir su calor corporal y peso junto a mí, lo cual me tranquilizaba más porque, estaba ahí, donde no había ningún acosador loco que pudiera dañarla.

Ese maldito me las va a pagar.

Y ya los chicos y yo tenemos el plan perfecto para eso.

-Quisiera ser llevada hasta el fin del mundo, pero solo si es a tu lado.

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