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Capítulo 5

- ¡Fantasmita! - Escuché una voz despertándome de mi sueño.

Voy a matar a Alanna.

Estaba a punto de ganar la carrera de motocicletas mientras me cogía a Rihanna.

- ¿Qué? -Dije con sueño, escondiendo mi cabeza en la almohada. Hoy no tengo clases ¿Para qué me despierta tan temprano?

-Hermanito, necesito que me hagas un favor, pero de inmediato. - Dijo mi melliza alterada.

La escuché agitada y saqué la almohada de mi cabeza.

- ¿Qué sucede ahora?

-Es Sara-Lee. - Últimamente esa chica se está apareciendo mucho ¿No? digo, siempre ha estado aquí, pero como que estaba hecha un gran embrollo últimamente. -Courtney dice que pasó hace un momento frente a su casa porque le queda de ruta mientras trota y vio al acosador drogadicto lanzando piedras a su ventana y gritando.

- ¿Quieres que te lleve solamente o necesitamos bates? Porque tengo uno que me prestó Josh, podemos llevarlo si quieres.

-Solo quiero que ese loco la deje en paz; ella intenta tenerlo bajo control, pero ya se le salió de las manos. - Bajó su mirada al piso.

Han sido mejores amigas desde que Sara-Lee se mudó aquí y hasta ahora, han sido inseparables.

Cuando a Alanna le rompieron el corazón por primera vez, Sara-Lee le preparó una cena china que su padre le enseñó y que, según ella, sanaba toda ruptura.

Cuando mamá se fue, a mi hermana le daban pesadillas a diario y la china se quedó durante dos semanas durmiendo y cocinando para nosotros y papá. Nunca nos desamparó, ni a mi hermana, ni a papá, ni a mí, aunque ya no fuéramos tan cercanos. Ahora, esa muchacha tierna que me ayudaba a sumar y restar, necesita que la ayude a ahuyentar a un acosador loco de su puerta. ¡Ahora es mi turno, perras!

-Vamos. - Dije para salir de la cama con decisión y colocarme los primeros vaqueros que encontré y una camisa cualquiera. Subí al auto y conduje por 5 minutos hasta llegar a casa de la familia más popular del sector. El chico seguía allí.

Detallé la casa al bajar y cerrar la puerta del auto, la chica ligeramente morena estaba escondida tras la ventana de su habitación en el segundo piso, asomando solamente sus ojos para ver al animal que, sin control, lanzaba piedras y gritaba su nombre; sonaba muy borracho.

Mi ira se encendió.

- ¡Oye tú, imbécil! - Exclamó mi melliza apuntándolo; él no volteó. - ¡Estoy hablando contigo, lárgate ahora o te arrepentirás! - Él volteó, la miró de arriba a abajo y se carcajeó.

Me acerqué caminando hasta una distancia en la que no fuera necesario gritar.

-Más te vale no lanzar ni una piedra más, o te juro que te las voy a hacer tragar una por una. - Dije provocando que se volteara asustado.

-No me jodas Espectro, yo solo quiero hablar. - Dijo mirándome y se volteó a la ventana para comenzar a gritar. - ¿Cierto, mi flor de loto? ¡Solo hablaremos, ven, baja!

Mi mano abierta se estrelló contra su oído cuando se encontraba de espaldas, haciéndolo caer al suelo mientras gritaba una queja.

-Lárgate o te moleré a golpes. - Lo miré fríamente desde arriba.

Me miró asustado y molesto, corrió del lugar y mi vista subió; la cabeza de Sara-Lee se asomó algunos momentos después.

Nos miramos a los ojos, y pude notar el miedo en su expresión; su cabeza volvió a entrar. Al poco rato abrió la puerta despacio y nos observó a mi hermana y a mí desde la puerta. Estaba parada en medio de la entrada, con la puerta abierta, descalza, despeinada, con ojeras y ojos cristalizados, su expresión de susto era aún más visible de cerca y su respiración estaba intensamente ajustada.

Mi melliza corrió para abrazarla y se dijeron algunas cosas que yo no podía escuchar, me sentía aturdido y estaba ardiendo en llamas de la ira que sentía; caminé firme hacia ella y la separé de los brazos de Alanna para detallarle todo el rostro y el cuerpo, al ver que todo estaba normal, solté un poco de la tensión en mis músculos.

- ¿Por qué m****a no me llamaste? - Dije muy serio mirándola a los ojos.

No respondió, solo me miraba.

- ¡Responde! - Grité exasperado.

-Yo no veía porqué llamar a nadie, estoy bien y no se metió a mi casa ni nada de eso, e-est-toy bien. - Ella temblaba y no se veía nada tranquila.

Ese "pocos huevos" acababa de firmar su sentencia.

- ¿Por qué no llamaste a la policía? -Preguntó mi hermana un poco más tranquila.

-Porque no me agredió. - Ya sonaba más decidida y tranquila. - ¿No ven que estoy bien? Cálmense, ni siquiera entiendo como lo supieron. - Dijo tratando de, nuevamente, restarle importancia. -Lo tengo todo en orden, chicos.

- ¿A eso le llamas todo en orden? - Alcé la voz, inquieto. - Tienes a un puto loco acechando la puerta de tu casa y ahora te tira piedras y te persigue cuando vas en la calle ¡Deja de hacerlo menos, maldición!

Ella me miró, cansada, pero no de mí, era como un cansancio de necesitar de mí, como si con su mirada me pidiera algo; endureció su mirar de pronto y bajó la vista.

- ¡Dime algo! - Grité, ya me sentía cansado de todo esto, comenzaba a involucrarme de más.

-Tranquilízate, Caleb, no le grites más ¿No crees que con los gritos de ese tipo ya tuvo suficiente? - Dijo mi hermana interviniendo antes de que volviera a abrir la boca para gritar.

En parte, Alanna tenía razón; la solución para que hable con la verdad y diga lo que pasa en realidad no era gritarle.

Le bajé tres rayas a mi tigre y me alejé dos pasos.

-Yo me voy, no la dejes sola ni un puto segundo. - Me di la vuelta y comencé a caminar al Jeep.

-Se cuidadoso, enciende las direccionales y no te saltes las luces rojas, Caleb, adiós. -  Dijo Sara-Lee en su tono de siempre cuando me iba. - Escríbele un mensaje a Alanna para que sepamos que llegaste bien a tu destino. -Subí al auto y cerré estruendosamente la puerta.

Aún después de lo que había sucedido, ella seguía cuidando todo a su alrededor. 

Conduje a casa de Josh, donde se hallaban todos los muchachos. Necesitaba una puta cerveza.

*****

- ¡No puede ser, hermano! ¿En serio? - Exclamó impactado Robbie mientras yo le daba otro sorbo a mi cerveza por acabar.

- ¡Ese imbécil sí que es un maldito loco! - Complementó Chris.

- ¿Y qué dice la chinita al respecto? - Preguntó Josh, con curiosidad.

- ¿No acabas de escucharlo? Sara-Lee no para de decir que todo está en orden. -Respondió sarcástico Alex.

- ¿Por qué es tan rara? -Preguntó Robbie. -Digo, ¿Por qué no simplemente nos pide ayuda? No la tratamos mal ¿O sí? - Ahora sonaba preocupado y confundido.

-No, solo ya sabes cómo es, le gusta creer que tiene todo bajo control en el mundo. - Dije volteando los ojos al aire.

- ¿Y si llamamos algunas chicas y luego terminamos de preparar el plan contra el acosador? -Propuso Chris, con toda razón.

Llamamos a algunas chicas que conocíamos y nos embriagamos un poco con ellas, tuvimos sexo y luego ellas se fueron.

Para cuando regresé a casa, las paredes me daban vueltas y no me sentía muy bien, aunque estaba lo suficientemente sobrio para conducir.

Ya teníamos en "Proyecto: Acosador exterminado", también llamado "PAE", preparado y no tenía nada más que hacer allá ya que la cerveza se había acabado.

Al entrar a casa por el living vi a mi hermana dormida profundamente en el sofá y a Sara-Lee despierta viendo una serie de esas antiguas que le encantan.

-Hola. -Dijo, mirándome con una sonrisa cansada.

-Adiós. - Solté seco para subir escaleras arriba, con dirección a mi habitación.

La molestia contra esa chica que defendía a su agresor cada vez se hacía más potente y yo no sabía si controlaría las ganas de gritarle por no dejarse ayudar.

Entré a mi habitación y me tiré a mi cama con cansancio notable, jugué con mi celular un rato.

Seguía tratando de comprender todo este asunto con Sara-Lee; nunca hemos entendido, ninguno de sus amigos, esas ganas locas que todo a su alrededor esté bien y perfectamente en su lugar, tanto, que hasta cuando le pasa algo malo trata de convencerse de que todo está bien.

Detestaba el hecho de que todo este asunto lo tenía muy metido en la cabeza, pero ella me defendió tantas veces cuando éramos pequeños, que siento que le debo unas cuantas.

Tengo muchos recuerdos con ella antes de que nos distanciáramos, y ahora mismo, me arrepiento de que haya pasado porque de no ser así, ya esto se habría solucionado por mis propias manos.

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