Abrir mis ojos y encontrarme acompañado en la cama no me sorprendía, me ha pasado un centenar de veces; lo sorprendente es la persona que estaba a mi lado.
La china. La incomparable. El terrón de azúcar más puto dulce del mundo.
Sara-Lee Price Helton.
No recuerdo un culo y me duele la cabeza un cojón.
Ella estaba completamente dormida y yo no sabía si despertarla para preguntarle qué pasó o levantarme; ambas opciones me daban como resultado un desastre inminente así que preferí no arriesgarme. Subí un poco las sábanas que nos envolvían para asegurarme que estábamos completamente vestidos y, gracias a Dios, fue así.
La miré un momento mientras dormía y vi que su rostro era completamente terso, ni un rastro del acné que en algún momento llegó a hacer presencia en su rostro; su cabello estaba recogido en una cola alta en la cabeza haciendo que sus despeinados rizos negros colgaran en su rostro, negando el acceso a la vista; pasé mis manos por su rostro para alejar el cabello porque quería detallarlo mejor, pero, no fue una maravillosa idea ya que abrió sus ojos.
Me miró fijamente y yo alejé mi mano por impulso.
Ella sonrió.
-Buenos días, Sara-Lee. - Hablé nervioso, no sabía qué hacer, honestamente no recuerdo nada.
Ella amplió su sonrisa, pero no moduló ni una palabra.
-Eh... ¿Por qué estás en mi cama?
Su sonrisa se borró.
Me miró unos segundos eternos y luego se levantó de la cama y buscó sus pantuflas de Iron-Man bajo ella.
- ¿Pasa algo?
No dijo nada, ni siquiera me miró.
- ¿Porque no me hablas? - Pregunté confundido, le estaba pidiendo una explicación y ella no decía ni un puto buenos días.
Señaló su boca cerraba haciendo un ademán de cepillo de dientes así que supuse que no hablaría hasta que se lavara la boca.
-En esa puerta está mi ba...-No alcancé a decir nada más pues me interrumpió el abrupto ruido de la puerta de mi habitación cerrándose, quedándome solo.
Ahora me sentía confundido, ¿Dije algo mal?
Solo hice una pregunta sencilla.
¿Cómo tiene tan buenas notas si no es capaz de responder una simple pregunta cómo esa?
Entré al baño de mi recámara y me cepillé los dientes, bajé las escaleras y vi a la china de antes guardando sus cosas que aún estaban en el sofá.
- ¿Ya te vas? ¿No vas a esperar a Alanna para desayunar?
-No, tengo algunas cosas que hacer; buenos días, por cierto. - Dijo sin mirarme, aunque muy seria.
De igual forma, no pierde su dulzura.
- ¿Ya puedes responderme qué hacías en mi cama? - Estaba de pie junto a las escaleras, expectante de una respuesta que nunca llegó.
Terminó de recoger sus cosas y pasando junto a mí, subió las escaleras quedándose solo unos minutos, imagino que, despidiéndose de mi hermana, y luego bajó de nuevo e intentó volver a pasar de mí, pero esta vez no se lo permitiría.
La tomé del brazo y la atraje a mí de manera que quedara cara a cara conmigo.
- ¿Quieres responder alguna de las preguntas que te estoy haciendo?
-Quiero irme a casa. Ahora. - Intentó zafarse, pero no lo logró.
-Yo te llevaré si quieres, pero no te escaparás de mí y lo sabes. Sólo quiero saber qué hacías dormida, abrazándome, en mi cama. -Trataba de sonar tranquilo y comprensivo, pero ella solo seguía intentando zafarse.
-Quiero. Irme. A. Mi. Casa. - Se detuvo para respirar y soltarse al fin de mi agarre. - ¡Ahora! -Exclamó.
- ¿Quieres que te lleve?
-Puedo caminar.
-Luego de lo de ayer en tu casa, preferiría que, si no me vas a hablar, aunque sea me dejes llevarte.
-Tengo buenas piernas, puedo caminar. - Trató de volver a caminar a la puerta.
Me le adelanté y me interpuse.
Me miró a los ojos y parecía molesta, pero, como siempre, no se le notaba mucho.
- ¡Está bien! Sólo ya déjame en paz. - Ahora sí que sonaba cansada de mí, pero, no entendí por qué.
¡Eh! Yo no me metí en su cama ¡Ella se metió en la mía!
Subimos al auto y comenzamos a andar, completamente en silencio.
Ella sólo miraba a la ventana y se concentraba en el camino mientras yo pensaba en qué decirle.
Tomé un desvío, coloqué el seguro y me detuve a un lado del camino.
¡No sé si está en sus días o qué m****a, pero, a mí me debe muchas respuestas!
- ¿Hablarás conmigo o tengo que sacártelo a la fuerza? -Dije girándome hacia ella.
Me miró con su expresión de enojo un poco más calmada.
- ¿Me dejarás en paz si te digo porqué estábamos en esa situación? - Sonaba sarcástica, muy pocas veces la he escuchado así.
-Exactamente.
-Tú me lo pediste, Caleb. - Miró al frente.
- ¿Que yo qué?
-Tú me pediste que me quedará contigo esa noche porque querías asegurarte de que estaba bien. - Dijo ella como un profesor explica a sus alumnos de primaria.
- ¿Por qué haría eso? Ni que estuviera loco de remate. - Me burlé, confundido.
Creo que se me pasó la mano, porque me miró por un segundo y luego se puso a la defensiva. Su rostro regresó al estado anterior.
-Estabas borracho y no quise dejarte solo, olvídalo, no pasó nada si es lo que te preocupa. - Espetó y colocó música cualquiera en alguna emisora de radio que encontró por ahí.
-Lo siento. - Dije sin saber qué decir.
- ¿Ya me llevas a mi casa? - Ni siquiera me miró.
¿Y ahora porqué está molesta?
Las mujeres son difíciles, por esto nunca me las tomo en serio.
Conduje algunos minutos hasta que llegamos a su casa, sus padres se hallaban en el jardín tomando café en una de sus mesas de decoración bajo un árbol frondoso que ellos mismos plantaron cuando llegaron a este vecindario. Bajó sin antes soltar un seco y cansado "Gracias" y cerrar la puerta; sus padres me vieron y saludaron, gesto que respondí tocando la bocina de mi auto y saliendo con camino al gimnasio para comenzar mi entrenamiento.
Corrí y entrené mucho, se acerca un torneo estatal y debo esforzarme; tengo una dieta impuesta por mi entrenador que debería seguir, pero que no tomo en cuenta ya que me impone muchas prohibiciones a cosas que me encantan; a partir de ahora debo seguir la dieta si quiero terminar de ponerme en forma para el estatal.
Llegué a casa y la reina "Jenni Rivera" sonaba a todo el volumen posible con la canción "Mil heridas". Papá siempre nos inculca las costumbres de su tierra; nosotros somos nacidos aquí en L.A, pero él hasta hace poco tiempo fue indocumentado. Amamos los "tacos", los "nachos" y sobre todo las "rancheras", siempre que tenemos tiempo hacemos concursos de tomar caballitos de Tequilla. Quisiera pensar que mi padre está bien, pero, desde que mamá escapó, escuchaba día tras día esa canción y lloraba sin cesar, ahogado en alcohol y pagando prostitutas; así que, aunque no quisiera aceptarlo, luego de dos años, ha regresado esa crisis de desamor que lo deja peleando con pandilleros en burdeles de mala muerte.
Entré y Alanna estaba en la cocina preparando un té chino que Sara-Lee le enseñó, según la china, es para calmar los dolores de la tristeza y la soledad en el alma.
- ¿Dónde está? - Pregunté soltando mis cosas mirándola desde la puerta de entrada.
-En su habitación, con una de tequilla. - Dijo ella sin mirarme, concentrada en sus hierbas hirviendo.
Al subir y abrir la puerta me encontré con papá cantando a gritos en conjunto con Jenni Rivera y dando tragos largos y grandes a la botella.
Estaba ahogado en lágrimas.
-Pá ¿Qué pasó? - Grité sobre la música acercándome poco a poco.
-Nada mijo, aquí pasando un buen rato. - Arrastró sus palabras, tartamudeó, y se enredó con su lengua en el intento de decir esas pocas palabras.
- ¿Y si duermes un poco, Pá? - Pregunté levantándolo del suelo y acomodándolo en la cama.
"No te contaron mal" de Christian Nodal comenzó a sonar.
-Hijo ¿Has sabido de ella? - Sus ojos se llenaron de lágrimas y apenas podía tener sus ojos abiertos.
No puedo mentirle, nunca pude.
-Si, pá. - Dije arropándolo en una sábana esperando que no hablara más.
- ¿Se rehabilitó? Volverá ¿Cierto? - Estaba suplicando, rogando, deseando, anhelando una respuesta que yo no podía darle.
¡Qué m****a!
Hace todo por nosotros y yo ni siquiera puedo darle la respuesta que quiere.
-No, papá. - Me detuve, sus ojos sacaron todas esas lágrimas. - Ella... me llamó hace algunos días para pedirme dinero. - Estaba tan lleno de ira, me sentía furioso con mamá por hacerle esto.
-Entonces ella, no vol...
Mi hermana abrió la puerta interrumpiéndonos, con un pequeño vasillo con té de un olor delicioso; aunque el de la china huele y sabe mejor, mi hermana se esfuerza cuando ella no puede venir.
-Ten, Pá. - Le entregó el vasillo en la mano. - Quiero que lo tomes todo sin quejidos.
-Ay mija, sabes que no me gusta el té chino éste, si no lo prepara Sara-Lee. - Dijo papá tomando un trago del té. - Aunque ya estás aprendiendo, Princess. - Finalizó.
-Bueno, hice lo mejor que pude. -Habló mi hermana besándolo en la frente y acariciando su mejilla.
-Hijos míos, los amo por encima de todas las cosas. - Ya estaba muy borracho, sus palabras y su voz sonaban distintos. - Y aunque su madre no vuelva nunca, siempre tendrán un soporte en mí, sépanlo. -Su cabeza no soportó más y al tomar el último sorbo del té cayó directo a la almohada.
-Lo sabemos, Pá. - Dijo mi hermana. - Y tú en nosotros.
Lágrimas cayeron de los ojos de mi hermana y la abracé mientras yo hacía lo posible para no llorar también.
Luego de un rato, cuando ya estaba profundamente dormido salimos del lugar y vimos alguna película que encontramos.
-Hermano.
-Dime.
-Extraño a mamá. - Su voz se rompió.
-Yo igual, Alanna. -Suspiré profundamente. - Piensa en que ella lo quiso así.
-No digas eso, no debimos haberla dejado ir. - Ella siempre trata de defenderla.
-Descansemos mejor, Alanna.
-Hermano.
- ¿Qué?
-Te amo.
-Yo a ti, hermanita. - La abracé. - No dejes de ser la mujer de esta casa, nunca.
Así pasó la noche, mañana hay clases, pero no nos importó y desvelamos viendo películas de todo tipo y haciendo bromas.
- ¡Inflen esos globos, perras! - Exclamó mi hermana desde el living a sus dos amigas.Hoy en la escuela, mi hermana pasó agitada todo el día por esa mierda de la fiesta y me llamó como mil veces mientras entrenaba para asegurarse de que el plan seguía en pie y para mandarme a comprar un montón de cosas a la tienda al salir.No vi mucho a la china hoy, estuvo todo el día en la biblioteca y en reuniones con el consejo estudiantil del cual es presidenta.Estoy en mi recamara intentando escuchar música para no oír más sus gritos de psicópata hacia Courtney y Meghan; llevan toda la tarde peleando por los colores y las decoraciones.- ¡Caleb! - Gritó mi hermana desde abajo. - ¡Te quiero aquí en este instante!Cuando se pone así es idéntica a mamá.Bajé las escaleras y me lanzó su zapatilla directa al pecho
Cumpleaños 1/3.Son las 7:00 am y Josh me está acompañando a recoger mi auto al otro de la ciudad, donde se había quedado la noche anterior.- ¿Crees que se lo hayan robado? - Parecía un niño pequeño de todo lo que hablaba.Me duele todo el cuerpo y sobre todo la cabeza, esto de drogarse es horrible, no sé cómo mamá lo soporta.-Si lo hicieron, buscaré al responsable y lo moleré a golpes. - Dije respondiendo su pregunta estúpida.-Estuvo buena la fiesta, hermano. - Tenía toda la razón. - Te llevaste cinco chicas a la cama, eres mi ídolo.-Tú no te quedas atrás, hiciste un puto trío, hermano. - Es todo un campeón, se quedó con una rubia y una morena. - Dame tu autógrafo. -Dije acercándome a él de manera lasciva.No siempre sigo estos tipo
Cumpleaños 2/3. Todos se encontraban conversando con Sara-Lee para distraerla de mi conversación con Alanna. - ¿Viste cómo le habló a ese tipo? -Dijo ella, haciendo obvio su orgullo. Yo también estaba orgulloso. -Si, fue asombroso el modo en el que se comportó, nunca la había visto así. - Murmuré a mi melliza. Honestamente, esa chica nunca dejaba de sonreír a menos que esté muy molesta y esta era una prueba de ello. ¡Mierda! Me puso muy caliente eso. Me importa un culo que está mal que lo diga. -Yo la he visto solo una vez, es como ver al Diablo a los ojos. - Sonrió la morena. - Tenemos un plan, nos llevarás de compras y le diremos que iremos a una disco, tú nos pasas recogiendo al centro comercial, no llevas a la casa para que nos preparemos y... - ¿Piensas tenerme como tu chofer todo el día? -Hablé para interrumpirla, ella no me preguntó si yo podía hacerlo. Quería salir a buscar algu
Cumpleaños 3/3Detuve la Jeep en la esquina donde se supone que debía estar y me dispuse a enviarle un mensaje a Alanna.[Ya estoy en el lugar ¿Que hago ahora?] 19:13[Espera ahí, ya nosotros vamos.] 19:14[Ok.] 19:14[Hazte el asustado. ] 19:16-¿Por qué nos detenemos aquí?-La camioneta está fallando.-Respondí cortante.¿El asustado? ¿De qué mierda me habla esta mujer? ¿Qué planea?De pronto comenzaron a escucharse gritos de todas partes, y gente encapuchada y con armas salieron de los árboles y arbustos. Abrieron la puerta del copiloto y sacaron a Sara-Lee a empujones, mientras que me halaban a mí para sacarme.¿Es en este momento que tengo
Intenté dormir más de media hora, pero los golpes secos que provenían de la planta de abajo no me lo permitían.Varios pasos se escucharon subiendo las escaleras y yo en mi borrachera estaba más interesado en eso que en asistir a mi entrenamiento.-A la Chinita la rechazaron, a la chinita la rechazaron.- Comenzaron a canturrear las voces de mi hermana y otra fémina.¿Rechazaron a Sara-Lee?¡Por Dios! ¿Quién fue el demente?¿Ya le vio el trasero? ¿Será que es gay?No creo, hasta un gay se la cogería.-Chicas, ya cierren la boca ¿Sí?- Murmuró/Gritó la "Rechazada" desde un poco más de distancia.-Ya váyanse a dormir y no me hagan subir por ustedes.- Risas irrumpieron por toda la casa y la puerta de la habitación se cerró con fuerza.Mi papá me dijo una vez que una buena peda
-Caleb, si sigues mirándome así no podré dormir tranquila nunca más.- Susurró aún en mi pecho con los ojos cerrados.- Me sentiré acosada, me causarás trauma.-¡Oh, vamos! No seas tonta, estaba viendo lo fea que estás.- Mentí riendo.-Pues seré fea y todo.- Fruncí el ceño.- Pero al menos cocino bien.
-No in. ven. tes.-Es una mierda muy loca.- Llevé mis manos a mi rostro en señal de rendición.-¿Estás seguro de que escuchaste bien? Pudo haber sido un error.- Josh quedó igual que yo cuando lo escuché.-¡Que sí, negro! ¡Que no soy sordo, estoy muy seguro!- Le di un empujón y él se sentó sobre sus rodillas en mi cama, donde estábamos recostados.-Todo esto es muy loco, hermano.- Se
Mis legos estaban regados por toda la habitación, mientras yo seguía esforzándome por lograr imitar al Bumblebee que mostraba la caja. Alanna entró corriendo a la sala y lanzó su mochila de la escuela en el sofá, mientras volvía a salir corriendo.-¡Entra! Yo vivo aquí.- Gritó.¿A quién está invitando a entrar? ¿Qué no ve que estoy intentando hacer una súper obra maestra aquí?-Oye, ¿Podrías recoger todo ese desorden? Te