—¡Ni se te ocurra decirle que estoy contigo! —¡Claro que no!. Pero tal vez deberías hablar, preguntarle todo lo que deseas saber y eliminar todas esas inquietudes. —¿Preguntarle?, ¡Dudo que me diga la verdad!, por si no lo recuerdas, el tipo es un mentiroso de primera. Tal vez, por eso se la lleva también con mi padre. Además, si me encuentra, no dudaría en llevarme con mi padre. —Aun así, pienso que deberías escuchar lo que tiene que decirte. Y como garantía, yo podría acompañarte. Suspiro frustrada, dejando caer el cubierto sobre el plato. —¿Por qué?, ¿por qué tanto interés en que hablé con ese idiota? —Porque no quiero que esas “inquietudes”, afecten nuestra amistad. Deberías aclarar tus sentimientos. No tengo muy claro a qué se refiere, porque siento que de alguna manera habla entre líneas, pero quizás tenga razón. —¿Vendrías de verdad conmigo? —¿Eh?… si… —Responde casi de inmediato, y me sorprende, porque pensé que solo bromeaba. —¿Sí? —Me aseguraré d
—¿Perdón?, ¿qué dijiste? —Me pregunta muy sorprendida Valerie. —Infiel farsante, así habría quedado si hubieras descubierto que tenía una amante. —Digo intentando minorar la tensión ante mi comentario —¡Ah! —Por suerte, ¡todo quedó claro!, ¿no es verdad Christian? Christian: —Ava, yo… —Yo creo que lo mejor es que nos vayamos, Ava. —Lo interrumpe Austin. —Si… —Afirmo con dificultad, intentando aguantar las ganas de llorar de rabia e impotencia. Valerie: —No, no se vayan, tenían una reunión de negocios, ¿recuerdan?, además no conozco a ningún amigo de Christian, aparte de ustedes, ¿y si olvidamos la lamentable confusión, y cenamos como en una cita doble? Christian: —¿Cita doble? Valerie: —Si, tú conmigo y Austin con Ava. —Toma del brazo a Christian. Christian: —¿Austin y Ava están saliendo? Austin: ¿Qué pasa hombre?, ¿ahora eres amnésico?, ya te lo había contado, que estaba trabajando con mi novia, por eso Ava te contactó, y lastimo
—¿Qué carajos quieres Efraín? —¡Hablar contigo! —Dice tranquilamente, metiendo la cabeza a través de la ventanilla del conductor. Hace un barrido adentro del auto con la mirada, antes de que sus ojos se enfoquen específicamente en Austin. Austin, atraviesa su rostro de manera protectora, y Efraín saca la cabeza de la ventana. —¿Qué crees que haces chico? —Le pregunta Efraín a Austin, y hace un movimiento con las manos, como indicándole a alguien algo, efectivamente unos segundos después un par de hombres, forcejaban la puerta del auto, por la cual me sacaron contra mi voluntad. Austin, inmediatamente sale del auto, y se enfrenta a Efraín. —Diles que la suelten ahora mismo o no respondo de mí. —¡Suéltenme tarados! —Le digo a los hombres y me safo de ellos. Me acerco a Austin y lo tomo del brazo. —No pasa nada, Austin. Lo conozco. Trabaja para mi padre. Digamos que es algo así como “su perro de caza” —Efraín me mira de reojo, mientras tiene los brazos cruzados, se nota
—¡Sí, señor! —Digo a regañadientes, y él me mira de arriba a abajo, despectivamente, siendo evidente de que ya ha decidido de que yo no le gusto. —¿Me dijo Rose qué no tienes experiencia escribiendo? —Así es, pero tengo entendido que no es un requisito. —En mi área sí. —¿Disculpe? —Estás aquí, porque según Rose, eres muy aplicada y se te da bien, cualquier tarea. Pero como yo ahora soy tu jefe, yo seré quien decida eso. —Pensaba que los lectores, eran quienes juzgarían los artículos. —Pienso en voz alta y parece molesto, pero ya abrí la boca, así que no pienso detenerme. —O sea, pienso que en este tipo de empleo, somos tan buenos como nuestro último artículo, nuestros lectores pueden hacernos o deshacernos, ellos son quienes tienen la última palabra, son los que deciden si les gusta lo que escribimos o no. —Respira hondo ante mi argumento, y sabe que no puede refutarlo. —Nuestra sección ha tenido las audiencias más bajas en el último semestre, su permanencia depen
Observo desconcertada y en completo silencio a Austin ante lo que me acaba de decir, mientras que él por el contrario, parece esperanzado, como si algo se hubiera iluminado dentro de su cabeza. —¿Q-qué? —Finalmente pregunto. —Piénsalo, es una solución para ambos problemas. Tú y yo deberíamos casarnos. —¿Perdona? —Miralo como una solución, donde los dos salimos beneficiados. Yo necesito una esposa para complacer a mi abuela, y no perder la empresa, y tú podrás obtener la visa de cónyuge para quedarte en el país. —Austin, entiendo lo que dices, pero esta idea me parece absurda. Tú y yo a duras penas y nos conocemos, se que me has ayudado mucho últimamente, y te lo agradezco, pero además de tu nombre, no sé mas nada de ti. —Sabes que no soy un delincuente, ni un psicopata, y eso es lo que importa. Y casarte conmigo te darían ciertos beneficios… —¿Cómo cuáles? —Como que una vez que tú y yo estemos casados, vivirás conmigo, y me aseguraré de protegerte de tu padre
Austin entra a un lujoso aparcamiento de un espléndido edificio de apartamentos. —¿Dónde estamos? —Le pregunto —Estamos en la zona residencial de Westboro. En el edificio Bestpick, aquí vivo. Parquea el auto en una plaza privada, junto a otros autos de lujo. Se baja del auto, y me abre la puerta, me toma de la mano, y me lleva al interior de los ascensores. Presiona el último piso del edificio. Entro en el lujoso apartamento de Austin, y miro a mi alrededor, disfrutando del moderno diseño interior. —¡Bienvenida a mi casa! —¡Wao!, es aún más impresionante que tu otro apartamento, ni siquiera entiendo por qué lo conservas si vives en este. —Es un lugar muy especial para mí. Sigo observando el apartamento, y lo lujoso que es. «¿Cuánto dinero debe tener, para vivir en un lugar como este, y mantener el otro apartamento?, No mentía, cuando me dijo que podía darme la vida de lujos a la que estaba acostumbrada. ¿Quién es realmente Austin?, ¿a qué se de
—Sí, dado que este solo es un acuerdo comercial para los dos Sr. James, creo que deberíamos establecer algunas reglas. Austin parpadea al escucharme, parece asombrado por mi cambio de actitud. —¿Tienes un bolígrafo y una hoja de papel? —Sí, por supuesto. —Entonces nos vemos en media hora en la sala. Asiente, y sale de la habitación. Aprovecho para terminar de desayunar y prepararme. … Un rato después, Austin y yo estamos en la sala, sentados uno frente al otro. Me entrega el bolígrafo y el papel y comienzo a escribir. *Acuerdo prematrimonial —¿De verdad?, ¿tú y yo haremos un acuerdo? —Me pregunta seriamente. —Sí, hagamos un contrato oficial entre nosotros. Así es mejor. —¿No puedes estar hablando en serio? —¿Por qué no?, tú fuiste quien dijo que eras un hombre de negocios. Pero si no estás de acuerdo, no hay trato entre tú y yo. Austin parece no estar muy de acuerdo, y suspira frustrado… parece pensarlo por un momento, pero luego levanta las dos
Austin me presta algo de ropa, me queda un poco grande, pero me sirve mientras vamos hacia el otro apartamento, por mis cosas. Cuando llegamos, vemos que los hombres de Efraín están rondando el edificio. —¿No se dan por vencidos? —Digo frustrada, pero Austin, permanece calmado y en silencio, por un momento. —No te preocupes, ya mandaré a alguien más por tus cosas, por ahora lo mejor será comprarte algo que puedas usar. Asiento, porque es inútil que me oponga, cuando no tengo nada que ponerme. Austin me lleva a una tienda muy concurrida, en el centro de la ciudad. —¿En serio compraremos aquí? —Es una de las mejores Boutiques, de la ciudad, es muy popular. —Es exactamente lo que no me gusta, su popularidad. —¿Recuerdas qué te dije que le daríamos de qué hablar a la prensa? —¿Sí? —Pues bien, la idea es dejarnos ver en lugares concurridos, es necesario para que cuando demos la noticia de que estamos casados, haya evidencia de que estab